Donde se encuentran las cosas perdidas

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Anotaciones de Nina Martínez, abril de 1962

Después de más intentos de los que preferiría admitir, creo haber dado con el hechizo correcto para recuperar todo lo que se me va perdiendo por el camino (incluidas aquellas cosas que cierto espíritu se empeña por reubicar en los lugares más ridículos que uno fuera a pensar). No es infalible, porque ¿cuándo la magia lo es? Pero funciona la mayoría de las veces con resultados excelentes.


Hechizo para hallar lo que hemos perdido y rito de encuentro

Ingredientes

Agua purificada a la luz de la luna llena

Una cucharada de sales de lavanda (sal molida junto a flores secas de lavanda, en proporción dos a uno, preparadas durante las mañanas de principio de mes)

Una vela blanca de cera de abeja

Procedimiento

En un vaso de vidrio transparente, colocar el agua y la cucharada de sales de lavanda. Mezclar con una cuchara de plata hasta que no queden restos sin disolver y dejar asentar durante una noche completa. Este líquido debe a fuerza ser utilizado a la mañana siguiente, antes de que den las doce del mediodía. Si hubiera algún tipo de decantación, volver a mezclar con la misma cuchara utilizada el día anterior.

Para el ritual, prender la vela (sí o sí hacerlo con un fósforo de madera y no un encendedor o herramienta similar) y recorrer la propiedad en su integridad sosteniendo el vaso en la mano izquierda y la vela en la derecha. En cada habitación, pronunciar las palabras "de esta casa no saldrás, a tu legítimo dueño volverás". Una vez completado este proceso, apagar la vela de un solo soplido y mantener el vaso y su contenido a la intemperie por hasta tres días, preferentemente en un lugar fresco y oscuro.

 Una vez completado este proceso, apagar la vela de un solo soplido y mantener el vaso y su contenido a la intemperie por hasta tres días, preferentemente en un lugar fresco y oscuro

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Anotaciones de Diana Martínez, abril de 1988

Fellini me vio usar el hechizo que creo mi madre y, si su cuerpo se lo hubiera permitido, estoy segura de que se hubiera reído a carcajadas. Según él, el tema de la sal de lavanda era una exageración que no proveía demasiada funcionalidad, y el dejar descansar la preparación era inútil en todos los sentidos. Bajo amenaza de cambiar su dieta por la comida más barata del mercado, conseguí que me dejara continuar en paz con el ritual.

Y, sí, encontré mis medias reductoras, muchas gracias.

Guía para la bruja moderna en apuros [Hexes #1.5]Where stories live. Discover now