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Después del centro comercial...

Sarah de algún modo de convenció a Ben de ir a su casa, quería ver si podíamos convencer a sus padres de que no tenia nada de malo ser gay, de poder cambiar su punto de vista y su decisión tan abrupta de mandarlo a la calle, le dijo que tal vez solo necesitaban el punto de vista de una madre que haya pasado por lo mismo.

Ben se negó al principio pero una estúpida gota de esperanza albergaba el deseo de no ser un paria para su familia, que tal vez solo fue el calor del momento y en realidad si lo amaban sin condiciones.

Sarah y Ben bajaron del auto, tocaron la puerta una vez ya en la entrada, no tardo mucho en abrir su madre, con aquella usual sonrisa falsa al momento de recibir a alguien que Ben conocía tan bien, sonrisa falsa que al verlo se convirtió en una mueca de genuino desprecio.

-¿Qué haces acá, creí que fuimos muy claros contigo?

-Señora, me entere de lo sucedido y no venimos a reclamarle nada pero solo queremos conversar con usted. 

-No hay nada de que hablar, y será mejor que se vayan antes de que llame a mi esposo.

-¿En serio me odias?- se animo a preguntar Ben

-No te odio Ben...-dijo su madre avivando aquella pequeña llama de esperanza en el corazón del menor- pero no soporto verte, todos decían que teníamos la familia perfecta y tuviste que arruinarlo.

-Mirtle, ¿Qué sucede? ¿Por qué tardas tanto?

-Nada, cariño. Solo unos vecinos buscando donaciones para la kermese.

-¿Por qué no lo dijiste antes? Señores, la caridad siempre es un don de Dios, no dudaremos en ayudar si así nos lo piden- dijo el papá de Ben, en ese tono condescendiente que Ben conocía tan bien, aquel que usaba cada que quería presumir su dinero y sus "valores".

Pero así como su madre, cuando lo vio, esa fachada cayo, y soltó un grito lleno de completo odio.

A Ben ya no le quedaban dudas de que su familia no tendría piedad con el, que su rechazo no fue totalmente intencionado, que no se arrepentían en lo más mínimo, que sus padres lo odiaban solo por ser gay, a pesar de todos sus logros, de los que se jactaban de estar tan orgullosos en las reuniones de padres, parece que solo le querían cada que podían presumirlo ante sus amistades.

-¿De verdad ya no me quieren? ¡Soy su hijo!- les recriminó Ben lleno de furia y frustración.

-Escúchame bien- gritó su padre, no voy a permitir que vengas a mi casa a gritarme a mi o a mi esposa. Además en lo que a mi respecta, solo tengo un hijo, el otro murió cuando decidió ser una abominación.

-¿No cree que está siendo muy duro? Entiendo sus creencias, pero que no deberíamos priorizar el entendimiento y el respeto mutuo, como dijo Jesús: "quién este libre de pecado, que lance la primera piedra".

-No te atrevas a tergiversar las palabras de las sagradas escrituras.

-Dios puede ser salvación, pero también es fuego castigador, ante quien se enfrente a su palabra. La única forma en que Ben pueda ser salvado y reincorporado a nosotros y nuestra santa Iglesia Anglicana, es si Ben se arrepiente del pecado abominable que alberga en su interior. 

-El padre Mike me hablo de un campamento en Cambridge, aprobado por el mismísimo Arzobispo de Cantelbury en donde se tratan estos casos de... desvío de la fe-dijo la señora Hope tratando de no usar una palabra más fuerte. Si tienes la suficiente fuerza y fe en nuestro Dios estoy segura que podrás rectificarte al buen camino.

-¿Qué dices, Ben?- animó su padre- Estoy seguro que esto te será de gran beneficio. Tenemos gran confianza de que lo lograrás, hijo.

Por alguna razón es ultima palabra que Ben estaba tan esperanzado de recibir nuevamente se sentía tan vacía, casi como si solo fuera una forma de chantajearlo y nada más.

Heartstopper (Baby Ben)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora