Al salir del espejo

31 13 12
                                    

Mi plan no tenía margen de error, pase tiempo intentando buscar a través de los reflejos una pista que me ayudara a saber dónde terminaría si cruzase el portal, años buscando simplemente una mínima señal hasta que por fin lo encontré. Siendo el reflejo de una joven cuya vida admiraba, descubrí que existía un espejo llamado Luna en el mundo humano, este pertenecía al dueño de una feria ambulante, por tanto, cada dos semanas se trasladaba por ciudades distintas.

A lo que los humanos llaman día siguiente para nosotros es solo un abrir y cerrar de ojos, nuestro mundo no posee margen de tiempo, pero para mí fue eterno, pues ya no podía esperar más para ser libre.

Vague por el vacío infinito de mi mundo hasta visualizar el velo, vi que era pequeño y que estaba custodiado por una sola de las mayores, así que al ella dar la vuelta por un lado yo me infiltre por el otro.

Al atravesar el velo algo extraño sucedió, sentí como si me hubiesen quitado diez años de vida, me sentía débil y confusa, tarde unos segundos en ubicar lo que tenía frente a mí. Anul era un portal en toda regla, un marco plateado en forma elíptica flotaba frente a mi si cristal, era luz en su estado más puro. Estar frente a él me calmaba y me hacia olvidar todo lo que me infundía temor. Siento que se acercan, que el velo que me rodea desaparecerá en cualquier instante, un impulso que desconozco me hizo saltar dentro sin pensarlo, fue así como cruce el umbral hacia mi libertad.

Llegue al otro lado y todo me resultaba confuso, algo me impulsaba hacia abajo haciéndome perder la estabilidad en el aire, antes que alguien me viese, salí de la carpa para entrar en la siguiente, el almacén de las estatuas de cera.

Mis estudios desde el reflejo de la chica fueron correctos, justo al lado de la carpa de los espejos estaba la de los maniquíes que adornaban la feria, los cuales eran perfectos para poseer. Había escuchado rumores de ilusiones pasadas, junto con el espejo Anul, se dice que la primera ilusión cruzo al mundo humano poseyendo un cuerpo de cera y viviendo entre ellos por un tiempo hasta que fue descubierta.

Hice una selección rápida de todos los que estaban a mi alrededor y me llamo especialmente la atención uno de una chica, cabello castaño oscuro, ojos verdes, piel pálida y labios finos color cereza. Traía puesto un vestido sencillo blanco, con los hombros descubiertos y ajustado solo en la parte del busto, sus pies cubiertos con unas sandalias planas color café y su cabello completamente suelto le caía en cascada hasta la mitad de la espalda. Quede tan deslumbrada que no mire otro sitio y me introduje rápidamente en ese.

El maniquí sufrió algunos cambios, todo cobro vida desde el pelo, hasta sus articulaciones, su garganta se abrió dándole cuerdas vocales para hablar y a través de sus ojos pude ver todo con más claridad. Parecía algo imposible, pero me sentía distinta. Después de varios intentos por caminar con normalidad, cayéndome un par de veces, lo logré y con ello salí de la carpa para quedar congelada ante toda la información que me rodeaba. Primero me sentí abrumada luego tomé una gran bocanada de aire y comencé a caminar.

La feria estaba casi vacía, solo quedaban dos o tres personas que ignoraron mi existencia completamente. Camine y camine hasta que salí de aquel lugar, anduve por las calles viendo extraños aparatos con ruedas a los que los humanos llamaban autos, miles de casas de diferentes tamaños y colores, todo era ridículamente nuevo y no entendía casi nada de lo que veía a mi alrededor, la verdad me sentía bastante perdida, pero a la vez una ansiedad recorría mi cuerpo, algo que impedía borrar la sonrisa de mi nuevo rostro.

Al pasar por frente a unos arboles vi a una chica sentada con el rostro oculto entre sus manos, me resultaba familiar, me acerque con cuidado para no alarmarla y entonces hable por primera vez

—Hola —la saludé amablemente y sonreí.

Mi voz sonó dulce y melodiosa, como algo tranquilo y fresco a la vez, era muy raro escucharme a mí misma. La chica levanto la cabeza para observarme, fue entonces cuando la reconocí, era ella, la que admiraba, por la que descubrí todo para salir, su nombre es Mia y se ve mucho al espejo.

Al salir del espejo [EDICIÓN]Where stories live. Discover now