Capitulo 4.

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Secundaria.

Ambos ya tenían 12 años.

No mas colegios de primarias, ahora venia una etapa difícil en la que todos estamos vagando por el mundo es busca de nuestra propia esencia, es busca de esa chispa que nos defina, en donde buscamos con desesperación una identidad.

Al principio el adaptarse le costo bastante a Jeno, no actuaba como si fuera su casa; lo hacia como si fuera un invitado y nada mas, siempre pidiendo permiso para todo. Con el paso de las semanas esa pequeña costumbre suya se borro y finalmente se logro adaptar a su nueva vida, mientras que Jaemin pasaba mas tiempo con Jungwoo, Jeno lo pasaba con Doyoung.

Esto es importante porque gracias al tiempo juntos, el joven pelinegro descubrió cierto hobby hacia los instrumentos musicales y vaya sorpresa se había llevado Doyoung cuando escucho a Jeno cantar por primera vez cuando estaba distraído limpiando su cuarto.

El productor musical había quedado fascinado ante tal voz, por lo que luego después de consultarlo con su esposo, ambos le preguntaron a Jeno si quería estudiar música en algún instituto; con un ligero sonrojo y la timidez emanando de su cuerpo, el asintió con su cabeza mientras debajo de la mesa tomaba la mano la Jaemin con fuerza.

Desde que Jeno vivía con ellos, el joven pelicastaño se sentía en plenitud, feliz y contento. Tenia su mejor amigo con el, compartía sus mañanas con el, sus tardes, sus noches y sus madrugadas. Todo lo hacían juntos, cuando Jaemin no podia dormir iba a buscar refugio en los brazos de Jeno o viceversa.

Con el paso de los días había descubierto que le encantaba que Jeno acariciara su cabello mientras le cantaba suavemente hasta que se quedara dormido, pero el descubrió cuanto le gustaba que Jeno recostara su cabeza sobre sus piernas para que el pueda acariciarle las mejillas.

No sabe cuando sucedió, pero solía acunar al pelinegro en las noches de tormentas mientras le contaba sobre las mariposas que tanto amaba, sabiendo que el realmente lo escuchaba, mientras Jeno miraba las estrellas; Jaemin besaba su frente para brindarle calma y transmitirle paz.

Sabia lo atormentada que estaba su pequeña mente, siempre se esforzaba en evitar que el pelinegro piense en aquel día y en las cosas que paso a lo largo de los años desde que había llegado al mundo. 

Jaemin siempre quiso sanar cada herida de Jeno, sin importar que tan pequeña sea. No quería verlo roto ni triste, no toleraba ver ese rostro sin ninguna sonrisa resplandeciente en aquellos pequeños labios. 

Desde que tiene memoria, recuerda haber dicho que quería un amor como el de sus padres, quería a alguien que lo cuidara de la misma forma en que ellos lo hacían, quería alguien quien le dedique sus noches para hacerlo sonreír, anhelaba con fervor la fantasía de un amor perfecto.

Quería algún día casarse y formar su familia, quería su vida hecha al lado de la persona correcta, el pequeño vivía en una burbuja en donde el amor era la cosa mas buena del mundo, donde creía que el día que se enamoraría lo haría para siempre.

Siempre se había preguntado porque su cuerpo reaccionaba de ciertas maneras cuando se encontraba cerca de Jeno.

¿Por qué mi corazón late tan rápido?

¿Por qué estoy nervioso?

¿Por qué mis manos sudan?

¿Por qué mis mejillas se colorean mas de lo habitual?

¿Por qué me pone celoso ver a Jeno socializar con demás niños?

¿Por qué quiero que solo me mire a mi y a nadie mas?

Butterflies. ||Nomin||Where stories live. Discover now