The FlagMast (RusMex)

Capítulo 15

Tenía que encargarse del nuevo pendiente que ONU les proporciono en la junta del mes, está vez se trataba de la llegada de nuevos productos a su territorio. Rusia aún no acababa de hacer voluntariado en la biblioteca, por lo que seguía a solas con Alemania.
Con el tiempo entablaron conversaciones agradables y no se preocupaban de un silencio incomodo.
Los dos estaban escribiendo con tal concentración que cuando tocaron la puerta se asustaron.

— (Buen día chicos, vengo a entregar un correo) —

UNESCO vestía una camisa agraciada de colores brillantes. Entro con dificultad ya que era una pila gigante de papeles y libros. Al colocarlos en la mesa, respiro agitado.

— (Dios, esas son muchas cosas, para quien son?) —

Alemania pregunto al colocar sus lentes en la mesa y tallarse los ojos.

— (Desde México, para México) —

El mencionado se quedó estupefacto.

— Quién los mando? —

— (Tu presidente acaba de llamarnos diciendo que mandaron esto para que lo soluciones, apenas llegaron hoy) —

México cerro los ojos con rabia, ese viejo verde no sabe hacer nada sin necesitarlo un día completo.

— Gracias UNESCO —

— (Si necesitas algo estaré en la biblioteca) —

Se despidió de los dos y salió cerrando la puerta.

— (Creo que ahora tienes trabajo extra) —

El alemán miro la gran pila con una expresión preocupada pero a la vez con gracia.

— Será mejor que los lleve a mi habitación, aquí serán un estorbo —

Se levantó y lo tomo con cuidado de que no cayera nada.

— (Déjame ayudarte) —

Alemania se levantó para intentar agarrar la mitad de las hojas, pero lo detuvo.

— No por favor, tu tienes cosas que hacer y no quiero molestarte —

— (Se te pueden caer, solo déjame-) —

— Insisto, no te preocupes, los llevaré por mi cuenta —

No hizo ningún otro comentario y solo vio como salía dirección a las habitaciones.

Con cautela pisaba para no tropezar ya que si era algo pesado, pero no algo que no pudiera. Subió las escaleras, fue un reto pero no paso nada, recorrió el pasillo hasta llegar al final del corredor pero en ese instante un libro empezó a resbalar. Sus reflejos le permitieron tomar las hojas que acabarían en el suelo y con su pie derecho detuvo el libro. Ahora estaba en una posición graciosa.

— Hoy no por favor —

— (Necesitas ayuda por lo que veo) —

Atrás de el vio a Rusia con los brazos cruzados.

— Yo puedo —