𝙰𝚍𝚒𝚘́𝚜 𝚂𝚎𝚛𝚐𝚒𝚘. (𝙲𝚑𝚎𝚜𝚝𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗)

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Tenía tempo que no me sentía bien, las victorias ya no las sentía igual y eso me mataba, no quería demostrar que no me encontraba bien, tampoco hablarlo, prefería hablar a demostrar algo de debilidad de mi parte, lo más que podía hacer por mí. era llorar en las noches y rezarle a días que me llevase con él.

 ¿Por qué me tenía aquí sí no era feliz? Nunca fui creyente, pero le rece a ese Dios del que Sergio siempre me hablo, ¿En quién más podía confiar? me sentía solo, aunque siempre este rodeado de gente. Se que tuviste tus sospechas respecto a cómo me encontraba y te mentí cada vez que me preguntabas el cómo estaba.

No quería preocuparte más de lo que ya estabas, me sentí una carga para ti, un estorbo que no necesitabas, mis lagrimas jamás las vistes porque solo eran en la oscuridad de mi habitación, todos esos gritos y súplicas por irme de este mundo siempre fueron en la oscuridad. Ya no salía porque siempre me sentí tan lejano a todos. No los sentí mis amigos. 

La soledad me había envuelto en un punto de mi depresión del que no saldría. Porque si. Tal vez mis risas fingidas, mis abrazos vacíos y mis besos secos jamás llamaron tu atención. El interés en vivir lo fui perdiendo poco a poco, no tenía motivo alguno para seguir. Aquella noche donde fue mi primer intento, entre lágrimas tuyas y mías te prometí no volver a hacerlo, hablar contigo y encontrar una solución para el vacío que tenía. Oh, cariño si supieras cuantas veces rompí esa promesa.

Noche, bella noche, quien consuela al que tiene alguna pena, la luna que da consejos, unos sabios y que escucha a aquellos que callan sus problemas, como todas las noches le rogaba que me dejará ir. Estaba cansado. Cansado de seguir viviendo, de seguir fingiendo que estoy bien, que estoy avanzando con la terapia. Cansado de ocultar mis heridas del estómago.

Lloraba frente al espejo sin poder reconocerme, mis manos llenas de sangre que brotaba de una herida hacían que mis piernas, cayendo de rodillas al frío azulejo del baño, me sentía tan vulnerable y débil en ese momento. 

No era ese chico fuerte que fue hace unos años, ese que no batallaba en sonreír o si quisiera en hablar con sus amigos, tratado muchas veces de acabar con su sufrimiento. Las lágrimas caían por sus mejillas terminando en la sangre que estaba en sus manos, tal vez hoy era ese día especial, ese día que tanto había rogado porque llegase.

- Max, ábreme, por favor. - se escuchaba del otro lado de la puerta.

Ignorando el llamado de su compañero, siguió con la cabeza perdida entre toda la sangre que salía de su cuerpo.

- Vamos Max, esto es lo que querías, siempre rogabas por tu muerte. - dijo el pecoso, quien se encontraba sentado sobre la tapa del baño, observando como el menor estaba inmerso en sus pensamientos.

El neerlandés solo podía escucharlo, como si este estuviese lejos de donde estaba, los gritos fuera del baño no cesaban, solo pedían que el menor abriese la puerta, pero este solo los ignoraba.

- Que pasa Maxie, eres demasiado cobarde como para enfrentarte a las personas que esta del otro lado o eres un cobarde como siempre. - decía el mexicano en tono de burla.

El menor solo callaba y se sentía cada vez peor, tenía miedo, miedo de que Sergio lo viera vulnerable, miedo de que viera que rompió su promesa y que estaba cayendo de nuevo. Frio era lo que podía sentir en esos momentos, sabía que pronto moriría por desangrarse y eso lo ponía feliz, su sufrimiento por fin terminaría y sería libre. 

Los golpes y gritos se volvieron más fuertes con cada segundo que pasaba, no necesitaba ver que la sonrisa de la persona que se encontraba dentro se hacía cada vez más grande, no resistió más y cayó al suelo.

Sus ojos se estaban cerrando poco a poco, las voces que antes escuchaba con claridad se estaban volviendo lejanas cada vez más, el " Sergio " que estaba con él no paraba de reírse, reír de su sufrimiento, pero claro, él lo había motivado a hacerse esto. 

Lagrimas seguían brotando de sus ojos, tal vez debía despedirse mejor de Sergio, pero ese Te amo fue lo más sincero que le pudo haber dicho en esos meses.

Lo último que vio fue como el mayor se acercó hasta él y le susurro unas palabras, y así este se despidió del mundo, sin darse cuenta de que, en ese momento, dos personas por fin abrieron la puerta, encontrándose el cuerpo del menor sobre un charco de sangre que brotaba de su abdomen. Pálido, pareciera que estaba muerto, el menor ya no supo nada más, solo sentía como esta en paz.

Mientras que las dos personas que estaban afuera, gracias a los golpes por fin pudieron abrir la puerta, encontrando el cuerpo semi frío del neerlandés tirado, la desesperación invadió al mexicano, quien rápidamente se acercó al cuerpo de su novio y trato de parar el sangrado del menor, pero ya era tarde, el cuerpo ya no tenía vida, las lágrimas aumentaron en él.

Tantas promesas rotas, tantos planos sin poder realizado, sabía que en esa última vez que se había visto Max estaba algo extraño, no debía bajar la guardia cundo creyó que todo estaba bien, debía existir. Le dolía, le lastimaba el haber pedido al sol de su vida, a su rayito de sol.

One Shot F1Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang