PRÓLOGO

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Sombras…
Oscuridad…
Desesperación…
Todo estaba muy oscuro en aquel maldito bosque, los árboles impedían el paso de las pequeñas luces que centelleaban en el cielo, no lograba ver más que árboles enormes y retorcidos, la sangre escurría de sus manos formando un charco a sus pies de un color rojo oscuro como su cabello, sabía que no era de ella pero no podía encontrar la fuente.
Gritaba a todo pulmón por alguien que la escuché pero los sonidos eran tragados por la tormenta. Estaba asustada, a sus cortos seis años sabía que la tormenta era peligrosa, que no debía salir cuando la tormenta arribase, solo sabía que debía encontrar a su familia.
Un rugido se escuchó detrás de ella pero ella no se movió, su cuerpo temblaba, estaba realmente asustada, pero ni así se atrevió a moverse de su pequeño escondite entre unos troncos caídos, una ráfaga de vapor sobre su cabeza le hizo saltar y callarse esperando que su final fuera rápido, pidiendo perdón a Zinat el dios del averno por desobedecer a sus padres giró lentamente su cabecita para poder ver con cuál de los caminantes de la tormenta se había topado.
Tres pares de ojos rojos como la sangre que escurría de sus manos la recibieron, era una Trifecta un terror en forma de serpiente negra de tres cabezas con largos colmillos, pero aún en una etapa jóven pudo deducir debido a su tamaño similar al de ella, en sus ojos vio la promesa de su final.
Lo siento papá…
Lo siento mamá…
Mis queridos hermanos…
La Trifecta se preparo para atacar y ella solo pudo cerrar sus ojos, no tenía sentido pelear, estaba débil y no sabía que hacer contra esta bestia, así que se resignó a no poder volver a ver a sus seres queridos, ella lloraba esperando el dolor del ataque pero lo único que sintió fue una enorme llamarada de calor.
Abrió los ojos para solo encontrar fuego y cenizas en el lugar donde hacía segundos había estado que la Trifecta, sin lograr moverse o escapar, estaba sorprendida ninguna de las bestias que merodeaban Krada sobre las que ella había leído escupían fuego, pero ella no logro ver qué la había salvado, solo escuchó los aleteos del animal alejándose y alguien gritando su nombre antes de caer en la inconsciencia.
- ¡Raina!

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Trifecta. Serpiente de tres cabezas recién nacidas o jóvenes, de un tamaño desde 50 centímetros a 1,50 metros, a pesar de ser jóvenes son letales y decididas, tienen un excelente olfato, pero su vista es limitada al igual que su audición a esta edad, lo que más las atrae es la sangre y una vez fijan su vista en la presa no la sueltan hasta haberla digerido, su veneno es mortal si no se trata a tiempo, al crecer se conocen como Visperias.
Zinat. Dios del averno y amo de la muerte en una religión antigua y casi extinta en Krada.



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