part 29

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Lucy abrió los ojos, cerrándolos casi al instante por la cantidad de luz que entraba en la habitación. El sol estaba justo frente a ella, deslumbrándola. Se levantó de la cama y corrió las cortinas para descansar la vista, hasta que al girarse se dio cuenta de que dormía sola.

Recordaba haberse ido a dormir junto a Tom, abrazados en la misma cama. Lanzó un suspiro y volvió a dejarse envolver por las sábanas, pensativa. No le extrañaba, ya que si su madre abría la puerta y les veía dormir juntos, posiblemente podría desatarse la tercera guerra mundial y no debía pasar. Aún así, le gustaría poder dormir y despertar con él a su lado algún día.

¿Podría llegar ese día pronto?

Soñaba con el día en el que su amor dejase de ser un secreto. Soñaba con el día en el que dejase de ser su padrastro para ser alguien más.

Quería a Tom, estaba segura. Como también lo estaba de que él también sentía lo mismo.

Fue entonces cuando oyó el llanto de su madre en su habitación. Rápidamente salió de su habitación con el ceño fruncido. El llanto era más fuerte ahora que estaba más cerca. Abrió la puerta y la imagen de Gwen llorando ante ella le cortó la respiración. Jamás había visto así a su madre, ya que esta solía mostrarse siempre feliz y con otra imagen. Estaba destrozada, podía sentirlo y sabía perfectamente la razón.

Tom.

— Mamá.., ¿qué pasa? —preguntó la rubia, sentándose junto a ella y pasando su mano por la espalda de la mujer, dando leves caricias.

— Tom —responde, entre sollozos— Se ha ido.

Su cuerpo se congeló. ¿Se había ido? ¿Cómo, cuándo? Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Su mirada estaba clavada en su madre pero su alma volaba lejos de su cuerpo, pensando y tratando de buscar una razón. Algo.

— ¿Cómo que.., cómo que se ha ido, mamá? —preguntó Lucy en un hilo de voz.

Su madre le tendió su teléfono, desbloqueado y con un mensaje frente a ella. Era de Tom.

Tom:
"Gwen, sé que esto no es lo que ninguno esperaba pero necesito irme. Así no te haré más daño y podrás rehacer tu vida con alguien que sí pueda darte lo que yo no pude. Recuerda que siempre serás especial. Lo siento mucho"

Era una puta carta de despedida. Una putísima despedida en un mensaje de texto enviado hace cinco horas, de madrugada.

Cuando debió haberse ido de la habitación de Lucy, mientras esta dormía.

Se levantó y sin más corrió a su habitación, en busca de su teléfono. Lágrimas comenzaban a aflorar de sus ojos y era difícil retenerlas, se había ido y ni siquiera se había dignado a dar una explicación. Se había ido cuando todo empezaba a ir como ellos habían planeado.

Cogió su teléfono y lo desbloqueó, encontrándose con un destino igual de fatal que el de Gwen. Un mensaje de Tom.

Tom:
"Lucy, mi princesa. Me odiarás y lo sé, tanto como yo me odio ahora mismo. Sé que no es lo que queríamos pero todo esto solo nos habría hecho más daño. Hubieras tenido que distanciarte de tu madre por estar conmigo, ¿en qué universo eso es justo? Tenías razón en un principio, esto no sabía pasar. Te quiero, jamás lo olvides porque es lo más cierto que he dicho nunca, pero no puedo permitir que arruines tu relación con tu familia por alguien como yo. Lo siento todo y espero que algún día puedas perdonarme. Dejarte atrás es lo más duro que he hecho pero no olvidaré jamás lo que fue conocerte. Enamorado de ti, siempre"

Su pulso era un desastre, acelerado y violento. Respiraba irregularmente, dejando salir todas las lágrimas que se habían creado hace segundos. Su mundo había caído a sus pies, sin posibilidad de evitarlo. Rabia recorría su cuerpo, a la vez que lo hacía una profunda tristeza. Rabia por no haber podido hacer nada, hablar con él o convencerlo. Tristeza por todo lo que pudo y jamás podrá ser.

STEPFATHER  (TOM KAULITZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora