Capítulo 3: El Sueño de Adelaide

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La noche en Valeria envolvía el pueblo con una quietud inusual, mientras las sombras de Ébano susurraban historias milenarias. Adelaide Crowe, la arqueóloga intrépida, despertó de un sueño inquietante que parecía haber sido tejido por la magia del bosque oscuro.

En la posada, Adelaide se encontró frente al espejo, examinando las marcas en su piel que se volvían más pronunciadas con cada encuentro con Ébano. El eco de sus sueños resonaba en su mente, invitándola a adentrarse aún más en el enigma que envolvía el artefacto perdido.

Decidida a entender el significado detrás de los sueños, Adelaide buscó a Elijah Blackwood, el joven místico que compartía una conexión especial con Ébano.

—Elijah, tu sabiduría mística puede arrojar luz sobre los sueños que me atormentan. ¿Hay algo en Ébano que esté tratando de comunicarse conmigo? —preguntó Adelaide, sus ojos reflejando una mezcla de inquietud y determinación.

Elijah, con su mirada penetrante, respondió: —Los sueños son a menudo la forma en que el bosque se comunica. Hay una conexión entre tus visiones y el artefacto perdido. Permíteme compartir contigo mi comprensión.

Juntos, ingresaron en un rincón tranquilo del bosque, donde la luz de la luna filtraba a través de las ramas. Elijah cerró los ojos y comenzó a entonar cánticos antiguos, invocando la magia de Ébano para revelar los secretos de los sueños de Adelaide.

Las sombras cobraron vida a su alrededor, proyectando imágenes en el aire. Adelaide vio antiguos rituales, figuras misteriosas y un destello del artefacto resplandeciendo con un poder ancestral. Cada visión era como un rompecabezas, revelando fragmentos de la historia entrelazada entre Valeria, Ébano y el artefacto perdido.

—El bosque te guía, Adelaide. Estos sueños son su manera de compartir su historia contigo. Hay un antiguo poder que busca despertar, y tú tienes un papel fundamental en este despertar —explicó Elijah, su voz resonando con reverencia.

Adelaide asintió, sintiendo que el vínculo entre ella y Ébano se fortalecía con cada revelación. Mientras caminaban de regreso a Valeria, las sombras del bosque parecían susurrar palabras de agradecimiento.

—Pero ten en cuenta, Adelaide, que los dones del bosque también traen consigo responsabilidades. La magia de Ébano no debe ser subestimada —advirtió Elijah mientras se alejaban del claro iluminado por la luna.

De vuelta en la posada, Adelaide reflexionó sobre las visiones. La historia de Ébano se desplegaba frente a ella, y la arqueóloga se preparaba para seguir la llamada del bosque hacia un destino que estaba entrelazado con el artefacto perdido.

Esa noche, mientras Valeria se sumía en un sueño profundo, Elijah se acercó a Adelaide con una antorcha en la mano.

—Los sueños pueden revelar verdades ocultas, pero también ocultan peligros desconocidos. Sigamos el rastro de las sombras y desentrañemos juntos los misterios de Ébano —propuso Elijah, su mirada reflejando una mezcla de determinación y cautela.

Juntos, salieron al oscuro bosque, donde las sombras parecían danzar al ritmo de su propósito compartido. En la quietud de la noche, los secretos de Ébano aguardaban, y la conexión entre los dos exploradores y el antiguo artefacto se volvía más profunda con cada paso que daban en la penumbra del bosque.

Hasta aqui el capitulo, nos vemos en e siguiente capitulo.🔮 

Sombras de ÉbanoWhere stories live. Discover now