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Superior y subordinado. 

Una relación que comenzaría de nuevo y que llevaría a la muerte de todas esas cosas que sentía por él.

"Sergei, mi querido y perfecto Sergei".

Cuando Ruslan regresó a casa esa noche, pasó más tiempo de lo habitual con su hijo.

"Papá, te amo. ¡Te amo mucho!"

Era una presencia encantadora. Una sonrisa chispeante. Como padre de este niño, vivir una vida honesta, pacífica y tranquila, libre de pecados, parecía ser parte de su realidad ahora.

El problema fue que cuando se volvieron a encontrar lo sintió de nuevo. El peligro de no poder olvidar el placer que le dio y el horror de desear que abusara de él nuevamente. Una relación que era posible en ese momento, en ese ambiente tan pesado. Y sabía que si profundizaba en su corazón y extendía la mano en su dirección mientras decía que "lo recordaba perfectamente" entonces vendría el riesgo de que toda la verdad sobre la tortura sexual finalmente vería la luz del día. Y la verdad era que ya estaba muy cansado de luchar y preferiría mil veces adoptar un enfoque más constructivo y tranquilo para comenzar a valorar la vida cotidiana que se había ganado, en lugar de meterse por su cuenta a un infierno del que ya no iba a poder salir. Y como superior, seguramente ese hombre ya no iba a querer cargar con más responsabilidades de las que tenía ahora. 

Era lo mejor para ambos.

Después de eso, se dedicó a los asuntos comerciales como si nada hubiera pasado y, justo cuando pensaba que probablemente ese hombre también había deseado vivir una vida pacífica como esta desde la primera vez, resultó que decidió que debía acompañarlo a un viaje de negocios a la segunda ciudad de la "Venecia del Norte". 

Antes de la era del antiguo sistema, cuando este país todavía estaba bajo la monarquía, esta segunda ciudad floreció como una capital imperial increíblemente poderosa. Tenía miles de canales, palacios, museos imperiales, elegantes teatros y edificios donde alguna vez vivieron los aristócratas más adinerados de la nación. Y a diferencia de la capital, que fue el centro político durante el antiguo régimen, la segunda ciudad parecía más elegante que París y tan lujosa como lo era Viena. Pero ya que estaba llena del agua del mar, decidieron que el nombre de "Venecia" le quedaba como anillo al dedo.

"Vivió aquí por un tiempo, ¿No es verdad, señor?"

"Así es. Nací y crecí aquí".

Mientras conducía por la ciudad, charlaron sobre cosas bastante triviales. 

"He oído que el sistema de metro de esta ciudad es más profundo que el de la capital debido a los canales que lo atraviesan...''

"Es verdad. Está a cientos de metros bajo tierra así que lo mismo ocurre con los refugios nucleares. Aquí son increíbles, incomparables a los de otras áreas."

"¿De verdad es tan profundo?"

"No podrías saber cuanto".

Una conversación tranquila entre los dos, casi bastante casual para su gusto. Ruslan suspiró aliviado al poder tener una charla informal después de tanto tiempo e incluso pensó que ya era como si todo lo que habían vivido hubiese quedado bastante enterrado.

Durante el viaje, él se quedó en su antigua casa y Ruslan se alojó en un hotel que cruzaba la calle. Y el último día de trabajo para organizar los materiales en la sucursal, el Mayor Sidlev lo invitó a cenar en un restaurante de primera categoría, en una sucursal que quedaba en el último piso de un elegante hotel con vista a un palacio imperial, un enorme canal y un puente levadizo que parecía completamente de piedra. La ciudad del norte, cubierta de nieve, brillaba con magníficas iluminaciones desde todos los ángulos existentes y le hacía parecer como si fuera parte de un cuento de hadas bastante bonito. Sonrió, sintiéndose feliz de que su trabajo hubiera llegado al final sin ningún contratiempo importante. 

Retorno a la esclavitud (Traducción finalizada)Where stories live. Discover now