Peter
Seis días, noventa hombres muertos, cuatro habitaciones destrozadas y Lissa no aparece por ningún lado. Los he matado a todos dónde sé que están las cámaras porque sé que me está viendo y aun así viendo que estoy matando hombres no aparece.
Sé que esos hombres que asesiné no son suyos, nadie es tan estúpido para atreverse a enfrentarme, pero que los mandé para entretenerme me excita y me molesta porque me tiene como si fuese un puto animal al que le dan un juguete para divertirse.
Llevo dos días sentado en esta silla frente a la única cámara que no he destrozado, siento su mirada aunque no lo vea y eso me molesta aún más. No he comido en todos estos días, solo he sobrevivido a punta de botellas con agua, no porque no haya que comer si no porque quiero que ella se atreva a venir.
Una puerta se abre a mi costado y no hago movimiento alguno porque sé que no es ella.
-Veo que no pasaste aburrido - dice Vladimir.
Volteo a verlo y a él no le importa a pesar de que sabe que en este momento puedo asesinarlo.
-¡¿Me quieres decir en dónde mierdas estabas?! - grito levantándome de la silla.
-Trabajando - se limita a decir.
-¿Trabajando? - pregunto irónicamente - estoy encerrado como un maldito animal y tú trabajas sin preguntarte dónde putas está tu jefe - grito.
-Mi jefe estaba a salvó y se suponía que debía de descansar - dice señalando el desastre que hay - y tenía que recuperar tu mercancía y hacer los nuevos envíos ¿Que querías que dejara perder todo?
-No, magnífico - digo acercándome para golpearlo - tenías que dejarme aquí encerrado en casa de esta loca.
Antes de dar el golpe alguien me tira agua encima, me giro y veo que Lissa tiene un recipiente vacío y me da una descarga eléctrica con el taser que tiene en la mano. La intensidad de la corriente eléctrica me pone de rodillas y sus ojos están lleno de gracia
Se acerca a mí y me ve a los ojos.
-Te di mi casa para que pudieras curarte sin que alguien intentará matarte, te envié basura para que acabarás con ella y como me lo agradeces. Destrozaste mi casa, la pantalla que rompiste me gustaba, mi casa huele a sangre y a putrefacción gracias a ti.
La agarro de la cara y ella no se mueve, sus hermosos ojos me hacen flaquear y me acelera el corazón.
-Vas a pagar esto - digo con los dientes apretados.
-Pero que mierda - dicen del otro lado de la puerta - Jesús que apesta - dice Gaby tapándose la nariz con las manos.
La suelto y ella se aleja para hablar con Gaby que se está quejando del desastre. Cuando ellas entran a la cocina me levanto con todo el dolor del mundo y voy donde Vladimir. Él me señala para que salga de la planta en dónde estaba encerrado y me dirige por un pasillo que me lleva al otro extremo de la casa.
-Espero y me hayas traído ropa y comida - digo siguiéndolo.
-¿No te dieron comida? - pregunta con burla, lo ignoro totalmente y luego dice - te traje una mudada completa y Lissa cocinó antes de ir contigo así que te cambias para cenar habrá una reunión, ella me dijo que te dejo comida todos los días pero la tirabas a la pared, debo de decir que hiciste un desastre Peter.
Me detengo y él se voltea a verme
-¿Lissa era quien me dejaba la comida?
-¿Cómo? - pregunta extrañado - ¿No sabes que ella vive aquí? ¿Dónde crees que dormía, en un hotel?
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SIETE SEGUNDOS
RandomEl rey de la Bratva rusa buscando al asesino que ha estado matando a sus hombres, hasta que aparece una sirena de ojos hipnóticos a desordenar su vida ¿siete segundos bastaron para descubrir la verdad? o ¿siete segundos a un paso del abismo?