Una linda Navidad - 3

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Reto relato navideño 2023 Albert y Candy

By : Rossardlay

Al llegar al zoológico, Albert como todo un caballero le abrió la puerta a Candy, al bajar la rubia tropezó, pero el rubio aprovechó para abrazarla y atraerla más hacia el, la rubia al disculparse por su torpeza se encontró con esos ojos más claros, que la hacían desfallecer haciéndola poner más nerviosa, que el rubio al verle sus hermosas esmeraldas su rostro se acercó más hacia el de ella , que sin poder evitarlo  él le dijo en un susurro Candy preciosa, que me has hecho que desde el dia que te volví a mirar no he dejado de pensar en ti .

La rubia al escuchar las palabras, su corazón latió tan fuerte que no podía creer lo que escuchaba, acaso se le estaba declarando, así que no pudo contenerse que lo abrazó y le dijo yo tampoco he dejado de pensar en ti también.

Albert al escucharla la cargo y le empezó a dar vueltas y le decía me haces el hombre más feliz saber que tu tambien piensas en mi. Ella sonreía de felicidad, al bajarla Albert le preguntó Candy ¿aceptarías ser mi novia?

— Sii... gritó de emoción, si acepto.

— Princesa dijo el rubio, agarrando el rostro de ella con sus grandes manos, para atrapar sus labios, el beso fue tierno y el más dulce que había probado, ni siquiera les importó que la gente los viera, al separarse el rubio le dijo entonces señorita vamos a disfrutar de nuestro primer dia de novios y de nuestro primer paseo juntos, anda princesa ayudame con las cosas que traje; hay que buscar el mejor lugar para disfrutar de nuestro picnic .

Se habían acomodado bajo la sombra de un enorme árbol, el rubio había llevado todo en una cesta, frutos secos, quesos fruta y algunos emparedados y por supuesto un buen vino , los rubios se daban la fruta y quesos en su bocas y no paraban de demostrarse sus sentimientos; se sentían tan dichosos, el saber que sus sentimientos eran mutuos, al terminar decidieron recorrer el zoológico, pero Albert en todo momento abrazaba y besaba a la rubia, ella sentía que estaba soñando.

cuando el rubio la cargo dándole vueltas y besos en su rostro cuando de pronto escucharon una voz

— ¿qué significa esto Candy?.

Al escuchar esas palabras el rubio paró, para quedar frente cuatro personas, pero de inmediato reconoció a las chicas, aunque los chicos se le hicieron familiares, pero no estaba totalmente seguro si se trataba de sus sobrinos Cornwell.

Candy de inmediato se incorporó y les contestó con una enorme sonrisa en sus labios, sin soltar la mano del rubio, chicos por favor vengan les presento mi novio Albert.

Dejando a todos con la boca abierta y con los ojos bien abiertos, pues les cayó como un balde de agua fría.

— Pues a quien deberías de presentarlo, es a la tía abuela, y que ella te diga si es aceptado. lo dijo un Archie con celo y autoridad.

— Me parece que estás actuando exageradamente Archie, dijo  Stear molesto acercándose a Albert y presentándose con el rubio.

— Albert se dio cuenta que no lo reconocieron; así que decidió primero hablar con Candy antes que todo, pero eso lo haría más tarde, no obstante el rubio se presentó con todos y le pidió el permiso a los paladines de la rubia, pues a pesar del comportamiento de Archie, le dio gusto que la protegieran, ahora sabía que ella no estaba sola, sino todo lo contrario, pasaron una muy linda tarde, conviviendo todos amenamente los chicos se despidieron, pues tenían cosas que hacer así que se fueron con las chicas, dejando a los rubios en el zoológico.

Ellos siguieron admirando el atardecer, cuando de pronto se les vino la lluvia, se fueron corriendo hacia el coche, pero el rubio le dijo a Candy que pararía al departamento de el, ya que se encontraba mucho más cerca; pues la lluvia se había hecho ya tormenta, lo cual ella accedió, pues en verdad ya ni podia ver bien por tanta agua  estaba de miedo, entraron sumamente empapados así que el rubio prendió la chimenea y le dijo a la rubia que se secara y le dio una camisa de él, para que pusiera su ropa a secar, ya que estaba sumamente mojada. Decidió quitarse su camisa quedando solo con el pantalón, cuando cuando Candy salió ya con la camisa puesta del rubio, Candy al verlo sin camisa se dio cuenta que tenía un cuerpo perfecto poniéndola nerviosa, él al voltear y mirar a la rubia con su camisa y deleitarse de esas hermosas piernas bien torneadas, al rubio casi le da un infarto, pues su rubia desprendía sensualidad se acercó a ella para abrazarla y decirle princesa estás temblando ven vamos acercarnos a la chimenea, se sentaron y el rubio la atrajo hacia él y le dijo; preciosa tengo que confesarte algo y espero que esto no cambie nada entre nosotros, pero quiero que lo sepas por mi.

— Albert, mi amor me estas asustando ¿por qué me dices eso?

— No te asustes, no es nada malo, pero tienes que saberlo sabes, yo soy sobrino de tía Elroy ella es la hermana de mi padre, nunca te lo dije por que no tuve ni tiempo ni oportunidad de hacerlo, pero por eso quería que lo supieras por mi. 

— Albert mi amor y si la tía no está de acuerdo que haya algo entre nosotros, creo que no podré soportarlo yo no quiero separarme de ti, le dijo suplicante.

— Mi vida eso no pasará, la tia te quiere mucho y también a mi así que cambia esa carita de preocupación, y dame un beso anda.

— Candy al escucharlo solo lo abrazo y atrapo los labios del rubio, pues de solo pensar que podría perderlo, sentía que se le iba su vida, el beso cada vez se tornaba más apasionado su lenguas se reconocían el rubio ya tenía a Candy debajo de él su cabeza ya no pensaba más que en hacerla de él, hasta despertar de su ensoñación dándose cuenta, de lo que estaba apunto de hacer, cuando paró y dijo perdóname princesa estuve apunto de hacer una torpeza, esto no es correcto tengo que respetarte me deje llevar pues eres tan hermosa y apasionada que no estaba pensando.

— La rubia avergonzada de lo que estaba apunto de hacer, lo agarró de su rostro al rubio y le dijo mi amor yo también me deje llevar es mi culpa también y sé que debemos esperar perdoname mi amor abrazandolo.

— No mi vida, no tengo que perdonarte nada anda ya calmate parece que la lluvia no parará toda la noche, anda vamos a acostarnos en la mañana temprano te llevare al colegio te parece.

— la rubia solo acento, así se acostaron abrazados, el rubio no pudo dormir esa noche, pues tener a su amada tan cerca piel con piel fue una verdadera tortura para el, pero a la vez hermoso tenerla ahi junto a el, era la primera vez que pasaba la noche al lado de una mujer, claro que habia ya tenido ya experiencia con mujeres, pero nunca de pasar la noche con alguien.

A la mañana siguiente, Albert fue a dejar a Candy al colegio mi amor, vendré por ti el próximo sábado.¿ Quieres? preguntó.

— Por supuesto que sí, se me hará eterno verte hasta el próximo  sábado.

—  A mí también mi amor, dándole un tierno beso a los labios y despidiéndose.

— La rubia se fue de inmediato para estar lista para sus clases, encontrándose con Annie.

— Annie, en cuanto la vio, le dijo Candy no viniste a dormir. Fui a buscarte a tu recámara y nunca contestaste ¿que acabas de llegar verdad? .

— Si,es que nos agarró la la lluvia, pero no pasó nada de lo que te imaginas Albert es un hombre respetuoso, así que no digas nada porque si se entera, Patty es capaz de ya sabes.

—  Está bien, pero no lo hagas de nuevo Candy, hoy me di cuenta, pero si alguien más se llegara a enterar para que quieres que empiecen las habladurías.

— Annie, no lo hice adrede, nos agarró la lluvia, estaba muy fuerte y era muy peligroso venir hasta acá.

La semana paso volando y las siguientes también los rubios ya estaban más que enamorados, ya se acercaban las vacaciones navideñas, la tía Elroy había ido por sus sobrinos, pues los llevaría con los padres de ellos, se encontraban en el medio oriente, pero al llegar al instituto, pidió ver a su protegida.

Candy no sabía de que la tía llegaría, pero una mañana antes de sus clases, alguien toco su recámara y ver de quien se trataba la rubia se dejó ir a los brazos de la tía, y diciéndole tía qué alegría tenía muchas ganas de verla, muero por platicarle  en persona sobre lo que le comente en mis cartas.

— Hija de mi alma, yo también te extrañe tanto como me haces falta tu eres la alegría de la casa, pero a ver platícame ¿Quien es ese hombre que te ha robado el corazón?  Espero sea un hombre digno de ti.

— Tía, dijo la rubia titubeando, se trata de alguien que usted conoce muy bien.

— Dios mío, exclamó la tía tapándose la boca, anda hija dime me tienes con el alma en un hilo ¿Quien es?

Tia, es su sobrino ... William Albert Ardlay.

¡¡QUEEEEE!! ... dijo la tía abuela .

Continuará . . .

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