El ultimo lazo

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Tea muere, Brody asciende al Eider y deja un cagadero en Amarus, esta turbo triste e intenta matarse varias veces pero es imposible. Recupera los animos al encontrarse a Emily, una niña abandonada en una ciudad olvidada en el lugar de los sueños y la adopta como su propia Hija, sera un breve nexo a su antigua vida. 

(15 años despues de la asencion de Brody y la creacion de la torre del sol)

(Kira  45.Años Aprox.)

Kira despertó con el canto de las aves. Envuelta en los brazos de su amada.
La mujer aspiro el aroma con una impaciencia letárgica, quería durar allí para siempre, quería seguir sintiendo todo aquello por siempre.
Se apretujo entre la suave piel y se fundió entre las sábanas. Unos suspiros llegaron del otro lado.
—Buenos días—Exclamo Kira con cariño.
Su pareja se limitó a aspirar más fuerte y atraerla hacia si con ahínco.
—Buenos días, solecito—respondió Era somnolienta.
Se dieron mimos. Y se permitieron el lujo de no hacer nada durante un buen rato... más que sentir su corazón latiendo al unísono.
—¿Planeas hacer algo hoy, amor? —Pregunto Kira mientras mecía la piel de Erda.
—Un día entero en el salón de belleza... —Musito Erda. —Lleno de flores y perfumes.
—Suena agradable. ¿Hay alguna ocasión especial?
Erda la miro desde arriba con una mueca de burla.
—Hoy es nuestra boda. Dulzura.
—Finalmente—respondió Kira con una enorme sonrisa.
Ambas mujeres rieron y decidieron tomar un baño juntas. No volverían a verse hasta la noche, habían acordado juntas seguir los protocolos de la celebración... meramente por su entretenimiento personal.
En medio del agua y el jabón en la tina Erda estaba preocupada por la próxima planeación administrativa de la escuela. Habría cortes de energía periódicamente... y necesitaba varios aparatos para poder dar clases a sus niños.
Kira la oía y le proponía alternativas. Ella las sospesaba y sus ojos oscuros brillaban cuando podían encontrar una solución eficaz. Erda mencionaba que debería dejar de ser tan ansiosa y la mujer pelirroja, que ya no lo era tanto por la edad le respondía que llevaba casi quince años oyéndola decir lo mismo. Solo para verse reflejadas en los ojos de la otra y sonreírse.
Kira salió sonriendo mientras conducía su carro por la tranquila calle. El sol brillaba alto en el cielo y como un guardián Yellow la seguía desde arriba. Había paz. Ella había encontrado paz.
El mundo parecía radiante, al menos allí. Al menos muy lejos de cualquier ciudad.
La mujer fue a su café favorito, como todo lo que quiso, hablo amenamente con los locatarios y meseros que ya la conocían desde hace años. Todos la felicitaban y le deseaban sus mejores deseos para el día. Ella se los agradece de corazón antes de dejarles una propina generosa.
Era un sentimiento extraño no ir a la clínica ese día. No recordaba la última vez que se había permitido un par de días libres. Veía el tiempo y la rutina alterada de forma curiosa, como ver una nueva capa que generalmente se le escapaba.
Aprecio los parques con algunos niños jugando, los adultos mayores igual que ella comiendo con sus amistades o paseando a sus mascotas. Era un día feliz, era un día en paz.
Kira se aproximó a la costurera encargada de diseñar su vestido. Y lloro cuando lo vio, era precioso. Se quedo allí el resto de la tarde, siendo mimada y tratada como una reina. Maquillada, peinada, mascaras para el rostro, un masaje que la rejuveneció en todo el cuerpo.
Las mismas dependientas se ofrecieron personalmente a llevarla al hermoso salón donde se ofrecería la ceremonia. No la permitieron siquiera ayudarlas en llevar algo. Fue un hermoso momento en donde todo era caótico, donde la emoción era palpable en cada centímetro y en como todos se esforzaban con toda su alma en que todo saliera bien. Kira sentía su corazón cálido. El tiempo no parecía ser tan cruel después de todo.
El salón estaba decorado pulcramente, lleno de las flores favoritas de ambas. Llena de fuente y los olores de la comida horneándose se filtraba por todas partes. Todo era colorido, iluminado y pulcro como siempre había soñado.
Kira decidió esperar en la habitación privada un largo rato, sin hacer nada en particular.
Mecía sus piernas y palpaba la suavidad de la tela de su precioso vestido. Miraba al cielo y rememoraba su vida. Habían pasado tantos años... Se sentían como tantas vidas...
Recordó los rostros que no podrían estar allí, algunos porque su sueño final llego antes de lo debido, otros que simplemente estaban demasiado lejos, separados por vidas...
Había tantos rostros en esa lista. Kira recordó su época de doctora en la guerra y una serie de imágenes fugaces y violentas rodaron tras sus ojos. Su corazón ya no se estremecía por ello. Ya no renegaba de quien era, de quien fue.
No había podido evitarlo desde entonces, la melancolía afloraba siempre que el silencio reinaba... quizá era cosa de la edad. De que el tiempo cada vez pasaba más lento.
Todo había culminado en ese día. Y pese a todo. La mujer lucia una sonrisa radiante. El horizonte nunca se había visto tan brillante, ni Yellow había nunca iluminado el cielo tanto como en ese instante.
—¡Hola!
La voz fue tan espontanea que hizo saltar a Kira. La mujer miro a su costado, con el corazón acelerado a causa de la impresión. Allí, sentada en uno de los escalones había una niña pequeña. Lucia tranquila, o al menos lo intentaba, una sonrisa en su pequeña carita adornaba sus facciones, movía sus pies en el aire con actitud desenfadada, jovial.
—Hola—Repitió amablemente—Me llamo Emily.
Kira observó a la pequeña. Lucia una coleta suelta en un cabello purpura. Sus ojos rosados parecían cristales sobre su piel pálida. Sus pecas parecían adornarlos también.
La miraba con emoción. Esperando una respuesta.
—Hola Emily. Yo soy Kira—Respondió la mujer cortésmente, aunque muy confundida. —¿Cómo llegaste aquí, corazón? ¿Eres alumna de Erda?
—No, no. —La niña movió su cabeza en gestos de negación. Su coleta bamboleaba con ímpetu. —¡No he ido a la escuela nunca! No hay de esas en donde vivo.
Emily se rasco la cabeza confundida.
—Le pedí permiso a mi...—La niña hizo una mueca peculiar con los labios. Algo en su gesto... le trajo recuerdos a Kira. —Aún no sé cómo llamarlo. Pero me pidió que me portara bien contigo.
¡Es un viejo amigo tuyo!
—¿Ah sí? ¿Quién es? —Pregunto Kira curiosa.
—¡Brody! —Respondió con un chillido emocionado—. Yo le digo Bo. ¿Aun lo recuerdas? —
En los ojos de Emily se veía una inocencia genuina ante la pregunta. A Kira la garganta se le hizo un puño, su respiración se cortó en un segundo, tantas dudas asaltaron su mente. Tantas intrigas y tantas implicaciones... Un brillo emergió del centro de su pecho. Yellow también pareció fulgurar.
Brody... estaba Vivo. Una sonrisa cruzo sus labios. Un peso que había olvidado de tanto traerlo consigo pareció desaparecer. Hacía mucho que no pensaba en el...
—Claro que lo recuerdo—Exclamo Kira en voz baja... Aun en un estado de incredulidad— ¿El... está aquí?
Su tono fue complicado. Un dejo de emoción, un tono de preocupación. Emily no pareció notarlo o no quiso hacerlo. El movimiento alegre de sus pies no se detuvo.
—No... bueno. Si. Bueno. No... —Respondió Emily indecisa —Esta ocupado usando la máquina que me trajo aquí. Me pidió que te saludara de su parte.
—¿A qué te refieres con eso, Tesoro? —Pregunto Kira confundida.
Emily no respondió la pregunta. En su lugar solo alzo la vista al cielo.
—Es muy bonito—Exclamo con alegría.
—¿Te gusta el cielo?
—¡Si! ¿Siempre se ve así? Es tan... limpio. —Chillo con emoción. —De dónde vengo el cielo me marea a veces. Muchos colores, muchos...—Emily olvido la palabra y empezó a mover su dedo en círculos pequeños y luego grandes.
—¿Espirales?
—Si, eso, aspírales—Asintió satisfecha Emily. Luego su vista se posó en algo y le señalo con un dedo—¿Qué es eso?
Kira sintió un escalofrió cuando siguió la dirección, estaba señalando a Yellow. Pero la sensación amaino igual de rápido que cuando llego. Le respondió con la verdad.
—Es Yellow... Un viejo amigo mío. —Respondió sonriendo la mujer.
—Se ve asombroso... —Sus labios se extendieron en una expresión de admiración. —Se parecen a varios que veo entre las estrellas purpuras. Bo no me dijo que aquí había también.
Kira estaba aún más confundida con cada cosa que escuchaba.
—¿Cuántos años tienes, Emily? —Decidió preguntar con tranquilidad.
—¡Ocho! —Alzo sus dedos, sin querer alzo todos a la vez y debió esforzarse en bajar dos de ellos. —Ocho. Es la mejor edad que encontramos Bo y Yo.
—¿Encontraron? —Exclamo Kira temerosa.
—Si... es complicado calcular en las espirales. Bo me explico un poco de eso cuando me encontró.
La mujer no sabía por dónde empezar a preguntar cosas, o como hacerlo ¿A qué se refería con encontrar? ¿Cielo lleno de torbellinos? ¿Acaso eso es posible? ¿No se referirá a...?
Había olvidado que antes de que el nombre de Brody fuera castigado, antes era un sinónimo de situaciones bizarras.
La niña no le dio tiempo de poder formular algo. Sus pequeños ojos brillantes se posaron en los suyos.
—Me enteré de que hoy es un día feliz para ti. —Le dijo con una sonrisita. — ¿Para eso es el vestido?
Kira se había olvidado de todo momentáneamente. Pero una sonrisa volvió al contemplar su precioso vestido de novia. Los holanes ondeaban en el viento y las flores bordadas la hacían mimetizarse en ese patio, ese lugar tranquilo lleno de vida.
El velo aún estaba levantado y la falda estaba cuidadosamente extendida para evitar ensuciarse. La mujer suspiro con una alegría pacífica. La misma que había podido labrarse en aquello años.
—Si. Lo es. —Respondió Kira sonriendo—Hoy me caso con mi pareja. Una mujer encantadora llamada Erda. Es profesora, les da clases a niños de tu edad.
—Asombroso...—Exclamo la niña con los ojos brillando como el cielo nocturno—¿y Cómo se casa la gente?
—Es una ceremonia agradable. Los enamorados caminan hasta la fogata ritual y rotan siete vueltas en torno al fuego. Se visten con vestidos bonitos y luego dan sus votos tomados de la mano.
Emily no pareció entender eso ultimo. Y su cabeza se ladeo hacia un lado curiosa.
—Los votos son promesas. Deseos y sueños que piensas cumplir con tu futuro amor. Una forma de seguir cuidándose mutuamente.
—Oh—Sus pequeños labios se tornaron en una mueca de sorpresa—¡Suena divertido! ¿Habrá mucha gente?
—No, pequeña. —respondió Kira— Somos pocos. Solo aquellos especiales.
Emily pareció entender aquello muy bien.
—¿Tu hiciste tu vestido? —Pregunto Emily con curiosidad.
Kira río.
—No, corazón. Lo compré. ¿Te gusta? —La mujer alzo las mangas y los holanes y los movió junto al viento.
—Qué bonito es...—Exclamo con asombro. Viendo la tela fluir en la brisa. —Me gustan las florecitas que tiene por todas partes. ¿Puedo tener uno también?
—Quizá algún día. —Le respondió con cariño Kira. Emily era tan... inocente. Era alegre. Era todo lo que un niño pequeño debía ser...
—¿Te siguen gustando mucho las flores? Bo me contó de eso cuando me contaba de ti.
—¿Que te ha contado Bro... Bo, De mí? —Pregunto Kira con... curiosidad.
—Me contó que se conocieron cuando eran jóvenes... Que hubo muchas aventuras ¡Y peligros! Monstruos— Emily hizo una mueca y alzo ambas manos simulando garras y un pequeño rugido, luego volvió a la normalidad— Bueno, quizá no hizo eso. Pero a veces eso me parecía.
Sus ojos se entornaron mientras pensaba que si los entrecerraba los suficiente el cielo podría darle respuestas. Luego se alzó de hombros.
Había visto ese mismo gesto antes con esa persona... y relacionar aquello le lleno el corazón de una sensación cálida.
"Se parece tanto a ti" Pensó Kira.
—Solo me dijo que les gustaba hacer cosas juntos... Pasear, ir a algo llamado cine. Tomar foto ¡Me mostro muchas! En ellas aparecías rodeada de muchas flores llenas de colores. —Se tomo de las manitas con pena. —Pensé que eras un ser del bosque. Me han dicho que son muy bonitas... y les gustan las flores. Bo me dijo que te preguntara si en verdad eras una...
Kira sintió genuino amor por aquella pequeña. Puso su mano sobre su mejilla y fue una sensación extraña... como si fuera niebla espesa. Pero la meció, aun así. Con cariño.
—Gracias por pensar eso. Tesoro—Le dijo Kira sonriendo. —pero no, no lo soy. Soy una persona normal y corriente. Gracias por decirme que era linda en aquellas fotos. Era muy bonita cuando era joven.
—¡Sigues siendo linda! —Exclamo Emily con emoción.
Era algo lindo oír eso aún. Su pareja se lo decía, claro... pero con los años esos pequeños cumplidos van perdiéndose. Kira ya estaba cerca de cumplir cincuenta. Las arrugas y marcas eran visibles ya en su piel. Esa niña era dulce. La quería.
Kira le beso el cabello. Una vez más... el tacto fue extraño. Pero no le impidió ser gentil con aquella pequeña. Tenía la sensación de querer cuidarla.
—¿Bo te conto algo más?
— Después de eso, no mucho— Emily hizo un mohín. — Dice que luego las cosas son complicadas. Que aun soy muy joven.
Kira la observaba con genuino amor.
—Ya soy lo suficientemente grande y fuerte. — Emily adquirió una mirada inquisitiva, retadora. Luego sus ojos volvieron a la normalidad. —¿Tienes hijos?
La pregunta la tomo desprevenida y empezó a reírse por ello.
—No, querida, nunca los tuve.
—¿Y eso? —Pregunto Emily curiosa. — Son graciosos a veces, como yo.
—No lo sé—Kira pareció pensativa— Le he preguntado lo mismo a mi pareja. Ambas estuvimos muy ocupadas en nuestros trabajos para pensar en aquello. Lo más lejos que llegamos fue tener un perro.
—¿En que trabajan?
—Mi esposa es maestra, yo soy doctora.
—Eso es asombroso—Sus ojos destellaron. — ¿Y es bonito?
Kira sonrió. Y no dejo traspasar todos los horrores. Respondió lo mismo que cuando los alumnos de Erda le hacían aquella misma pregunta.
—La mayor parte del tiempo lo es.
Emily asintió. Pensativa, Kira sonrió con un poco de... comprensión. Si era hija de Brody, nunca encontraría satisfacción en esa respuesta. La niña se repuso rápidamente de eso.
—Bo también me conto de la ciudad donde Vivian, me conto de sus amigos y que les gustaba hacer cosas divertidas... aunque nunca me conto bien que era. Me conto de Leia... y Señor monstruo, de Connor... de Te......—Sus ojos se crisparon y se hicieron grandes. Atrapada en algo que no debería revelar, sus mejillas se pusieron rojas—Te.... ¿Te siguen gustando las flores entonces?
No tenía por qué sentirse así. Fue un gesto lindo, volvió a mecerle el cabello y prefirió preguntarle algo más.
—¿Bo te cuida bien?
—Mucho. —Asintió energéticamente—Es muy amable. Me cocina y me lee cuentos antes de dormir. A veces marea ver los torbellinos en los cielos, pero me siento bien con él. Es lindo.
La parte racional de Kira corroboro que no parecía ser su hija biológica, aunque era evidente que la cuidaba como tal. Le gustaría... le gustaría hablar con Bo otra vez.
—¿Él está bien? —Le pregunto Kira a la niña.
Ella pareció pensarlo.
—Si... ha estado mejor. A veces murmura cuando sueña y se levanta con los ojos tristes. —Emily movía su cabello. —Le gusta que lo abracen cuando duerme. A mí también. Le gusta la compañía.
—¿Te sonríe?
—¡Si! —respondió con alegría—Cada mañana. Me gusta su colmillo. Es lindo.
A Kira le alegro enormemente saber eso. Él también había crecido mucho. Encontró un nuevo propósito por el que seguir. La mirada de Emily se incendió, como si hubiera recordado algo.
—¿Sus ojos siempre han sido así? Me dijo que le salían rayos por saber mucho.
Kira río en voz alta, se tapó la boca con su mano.
—Podría decirse que sí. —Respondió con genuina alegría.
Emily también se rio con ella, aunque no haya entendido el chiste. Durante un momento desde la lejanía parecieron una pequeña familia. Kira se limpió las lágrimas de los ojos con un pañuelo y le ofreció uno a Emily, ella se sonó la nariz tan fuerte que hizo que volvieran a estallar en carcajadas. El estómago de ambas dolía.
Emily iba a decir algo, pero... parpadeo. No hay mejor forma de decirlo. Se hizo translucida unos instantes. La risa se le ahogo a Kira, pero la niña le sonrió con un poco de tristeza.
—Debo irme pronto. La energía se está acabando.
—¿Iras a casa, corazón? — Le pregunto la mujer con delicadeza.
—Si—Y le regreso una sonrisa preciosa. Sus pecas brillaron. Sus pequeños ojos se le encendieron —¡Es cierto!
Rebusco entre su bolsillo y saco una hoja perfectamente pulcra, mucho más de lo que sería humanamente posible.
—Es un regalo. De parte de ambos. Ábrelo cuando me haya ido ¿Sí? — Sus mejillas se sonrojaron— Me... daría vergüenza si lo vieras antes.
Cruzo sus manitas entre si con nerviosismo. Los ojos de Kira se hicieron agua, dejo el papel a su lado con reverencia y luego levanto ambos brazos en dirección a la niña. Sus ojos brillaron cuando se levantó de un salto para abrazarla. Emily se recostó en su pecho y se fundió con ella. Kira la acuno durante un largo rato, como si la conociera de hace tantos años, como si la hubiera visto crecer, como si fuera una parte suya.
Algo en ella simplemente se sintió bien. Algo pareció recomponerse después de tantos años.
—Me alegra mucho haberte conocido. Emily—Le dijo con cariño.
—A mí también. — Ella alzo su rostro sonriendo.
—Dile a Bo que te cuide mucho.
Emily asintió.
—Cuídalo mucho también a él.
—Cuando lo veas...Dale un abrazo igual a este. Dile que va de mi parte.
Sintió cálido su pecho, una pequeña lagrima brillaba allí.
—Eso lo hará muy feliz. —Le dijo Emily con amor.
Los ojos de Kira se quebraron en millones de cristales, las lágrimas brotaron y se esforzó para que la niña que acunaba no la viera llorar. Se quedaron así, hasta que el peso y el cansancio se elevaba en ella. Se esforzó por permanecer despierta, por permanecer allí. Pero Emily le sonreía y le hacía saber que todo estaba bien. Su silueta parecía ser el aire mismo.
Kira se durmió añorando poder abrazar a esa pequeña niña unos minutos más...
La mujer despertó cuando el atardecer estaba en su cúspide, el momento más brillante antes de dar paso a la calma oscuridad. Una lagrima perdida resbalo por su mejilla cuando se reincorporo.
Su corazón pesaba, igual que las despedidas alegres, un lindo sentimiento de partida. Algo que nunca se alejara de nosotros porque nosotros mismos decidimos mantenerlo como un tesoro.
Kira se enjuago otra vez los ojos con un pañuelo y luego tomo el papel con determinación. Abrió un sello, parecía de metal líquido. En el centro había un bonito arcoíris. Kira vio a ambos allí.
Rebusco en el interior y extrajo dos mensajes cortos y una fotografía. De dentro del sobre una brizna otoñal le llego como una fragancia. El olor de la lluvia y de las hojas mojadas. Y de como el sol empezaba a evaporar ante el inicio del verano.
Abrió primero el que tenía el nombre de Emily. El contenido estaba escrito con una letra temblorosa e infantil.

"Brody me está enseñando a escribir. Y lo estoy aprovechando para decirte que, cuando ocurra lo inevitable. ¡Puedes unirte a nosotros si así lo deseas! Me gustaría hablar más contigo.
¡Hay tanto de lo que hablar!
Estoy muy feliz de haberte conocido. Diviértete mucho en tu celebración :)"

El resto de la hoja eran dibujos de espirales, seres extraños y de muchas flores. Una figura burda de ella yacía en el centro de un descampado que parecía cristal, a su lado estaba ella y Brody, todos sonreían alegres alrededor de una fogata que también sonreía.
La primera lágrima de Kira se soltó, acompañado de una risa alegre. Adoraba a esa niña. Y no hablo con ella más de media hora.
Kira tomo el segundo mensaje, no tenía nombre, no era necesario ponerlo.
Con un leve temblor en la mano que no supo dilucidar si era por el nerviosismo, curiosidad o felicidad abrió la siguiente nota. La mujer esperaba un enorme texto, esperando encontrar explicaciones a las decenas de preguntas que tenía rondando en su cabeza.
Por eso fue una sorpresa, que cuando abrió la hoja solo encontró un efímero mensaje en el centro exacto del papel, escrito a mano con una letra elegante.


"Lo encontré"


Kira lagrimeo con más fuerza. Esa era toda la respuesta que necesitaba, una respuesta positiva al último deseo que Kira le deseo a aquel Hombre. Era algo tan simple...
"Tantos años y aun posees la capacidad para responder todo con algo tan afable... No has cambiado tanto... y al mismo tiempo eres tan distinto ¿Verdad, Bo?" Pensó Kira con cariño.

Abrió el ultimo regalo. Era una imagen, Kira la observo y una sonrisa enorme le cruzo el rostro. En ella, Emily sonreía mientras hablaba emocionada en el suelo. Sus ojos parecían estrellas ardiendo. Transmitía una felicidad pura. Y entonces un suspiro se le escapo cuando miro a la otra figura. Brody estaba sentado frente a ella. Le respondía con una sonrisa igual de radiante, su figura ya no transmitía odio ni miedo, en su lugar solo se percibía bondad y fortaleza. Su cabello estaba recogido con trenzas y un par de flores.
Kira noto que se veía joven. A finales de sus veintes cuando debería haber sido mayor que Kira en ese momento. sonrió, pensando que tenía muchos trucos bajo la manga aún.
Detrás de ellos. El cielo más hermoso que pudo haber visto. Parecía moverse en enormes e infinitos remolinos de pintura en torno a estrellas púrpuras.
Lo más sorprendente es que esa imagen se movía levemente, las espirales crecían y se difuminaban, el cabello de ambos parecía moverse y sus ojos en momentos adquirían un brillo mayor al del que poseían. Como si en cualquier momento fueran a voltearse hacia ella y saludarla.
Todo en esa imagen le transmitía amor y paz. Volteo la imagen, allí había otro mensaje, escrito con la misma letra temblorosa de Emily.

"Me gustaría que estuvieras con nosotros. La invitación siempre estará disponible para ti. Es un lugar cálido"

"Espero que seas feliz lo que te reste de vida, Kira. Gracias por enseñarme las cosas que ahora Emily esta aprendiendo de mí. Fue un gusto haber coincidió en esta vida."

No entendió nada de eso ultimo. Nunca había visto esos símbolos, Pero capto con viveza las emociones. Un viejo sentimiento amarillo vivido regreso a ella. El mismo que no sentía desde su juventud. Desde sus épocas cuando Brody y ella eran uno.
Kira se soltó a llorar a lágrima viva con una sonrisa en los labios. Se colocó esos invaluables pedazos de papel entre su pecho mientras se permitía llorar de felicidad por alguien más en ese día.
Volteo al cielo. Era un hermoso día de verano. La noche caía totalmente en ese punto. Las estrellas brillaban con fuerza. Resplandecientes igual que las esperanzas del mañana.
Kira limpio cuidadosamente sus lágrimas con su velo. Y se perdió en una infinidad pequeña.
—Me gustaría mucho poder verlos otra vez—exclamo al cielo—cuídense hasta que ese momento llegue.
No supo cuánto tiempo se quedó mirando al cielo, hasta que una suave mano la devolvió a la realidad.
—¿Cariño? —Era su futura esposa, ataviada con su precioso vestido de novia—¿Estás bien?
—Si—Respondió Kira con los ojos brillándole—El infinito nos aguarda un lugar. ¿No te parece maravilloso?


Kira lucia una sonrisa radiante. Cargaba su ramo de flores y su esposa frente a ella.
Se tomaban de la mano mientras un caldero lleno de incrustaciones y detalles en metal refulgía con el fuego purpura. Era la única luz que había en el recinto, los invitados veían sonriendo en respetuoso silencio.
Kira veía a su esposa y todo había valido la pena. No oía del todo las palabras del oficiante. La sensación de gratitud y plenitud no había desaparecido desde que leyó aquellas cartas. El peso en su bolsa parecía reconfortante.
Erda le susurro un Te amo. Y Kira le respondió de la misma manera.
Unas sombras le llamaron la atención. Pero pronto se dio cuenta de que no lo eran, era viento.
Y en un breve parpadeo volvió a ver a Emily. Moviendo los brazos frenéticamente en una señal de saludo. Lucia una sonrisa y un precioso vestido. Estaba alta, muy alta y entonces vio que era Brody quien la cargaba en sus hombros.
Los ojos de ambos volvieron a reencontrarse después de tanto tiempo. Kira observo como la tormenta en ellos no había disminuido. Vio en ellos luz, vio un propósito y una felicidad latente. Ella supo que vio lo mismo en los suyos. Una sonrisa mutua se extendió y en ella el universo se vio reflejado. La misma briza otoñal se sintió una vez más, con intensidad. Como un viejo hogar al que visitas una última vez.
Kira parpadeo y sus siluetas desaparecieron. Los sonidos volvieron a ella.
—¿Prometes cuidar a los que amas, en esta vida y en las que le siguen? —Pregunto el párroco.
Kira pensó en aquel par de rostros. Y luego miro a su esposa, sonriendo con amor. Sus ojos vueltos agua y su sonrisa apenas sostenida.
—Lo prometo. —Dijo Kira entre lágrimas.
Y un viaje, se cerró en medio de aplausos y vítores que apenas fueron escuchados por quienes fundían sus seres entre sus labios.

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2023 ⏰

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