Moment's Silence

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Horny Warning (Con estos dos, pasa muy a menudo)

Coito con vinculo afectivo.

(Brody y Tea 23 Años.)

Brody estaba acostado en una almohada muy cómoda.

Su respiración se relajaba mientras sentía como su cabello era mecido por Tea. Escuchaba el pulso de la mujer a través de los enormes muslos que lo acunaban.

La mujer repasaba sus mechones como si tratara de leerlo con sus yemas, como si memorizara todos y cada uno de sus cabellos. De la misma forma que sostenía un libro con su mano libre y leía su contenido.

Brody siempre habia disfrutado formar parte de su pequeño ritual íntimo, al cenizo le encantaba su sonrisa tranquila cuando lo llevaba a cabo, le gustaba hacerla sonreír. Adoraba verla desde abajo y que ella le dedicara miradas resplandecientes, a veces llamándolo con apodos suaves para que se levantara y la acunara mientras se besaban.

Era un trato que antecedía, muchas veces a otra cosa y en esos momentos la sonrisa de ambos se grababa con sudor en sus rostros.

Aunque no en aquel instantes, ambos estaban cansados, ambos se encontraban muy llenos por la comida de aquel día, Brody se encargaría de lavar los platos sucios luego, después, quizá en otra vida, quería seguir recostado en el regazo de Tea el resto de su vida. Era un remedio apacible contra el frio del invierno en la ciudad, en medio del gélido vacío que muchas veces recorría al cenizo.

Tea habia encontrado el hogar de su hombre como un sitio acogedor, muy pequeño en comparación al palacio donde vivía, pero allí no habia el frio estéril y sin vida de las columnas de mármol y pinturas de gente muerta que te veía cada instante al pasar. Brody siempre la hizo sentirse acogida en su casa y le agradecía infinitamente por eso, le permitía ser ella misma y poder vivir sus fantasías... que para el resto de la humanidad era su mera mundanidad.

Una comida en casa comprada de una cadena rápida insalubre solo por conseguir un juguete de plástico barato, jugar juegos de mesa tan viejos como ellos e inventarse las reglas porque ninguno sabia que estaban haciendo, permanecer en silencio mientras uno dormía en su regazo y el otro lo mecía con anhelo, incluso las labores de limpieza y aseo le parecían mágicos, ella nunca había tenido que hacerlo siempre se pagaba a alguien por hacerlo por ellos.

Y un día Tea se encontró quitando con una sonrisa en los labios telarañas en las esquinas del dormitorio, y sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad al notar que estaba haciendo todo eso por amor, que tenía la capacidad de elegir sus acciones en ese sitio.

Y Tea elegia en ayudar al hermoso ser humano que la aceptaba, que la habia aceptado siempre.

Amaba las noches de películas en el cuarto de Brody, ellos abrazados en la oscuridad, permitiéndose el sentirse pequeña y cálida. Donde a veces en medio del filme las voces de los actores sonaban de fondo sin ser escuchadas en medio de las personas que se perdían entre sus ropas y pieles. Regresaban a verla rato después, regresándola con el control en medio de besos y risas que creaban su lenguaje común.

Tea bajo por fin su libro y doblo la página en donde habia terminado, antes le habría parecido un crimen hacer eso, y ahora veía el camino que ya habia recorrido en esa lectura marcando con ímpetu las frases que le habían gustado con colores chillones y dibujos temblorosos al lado de ciertos sitios. Brody, entre risas burlonas, le habia dicho que ningún libro en la enorme biblioteca de su mansión parecía haber sido leído, todo estaba demasiado perfecto, poco vivido. Y Tea sintió que era cierto, de pronto se sintió rodeada de cadáveres hermosos estéticamente de los cuales no les tenía valor real.

El motivo que empezara con ese pequeño paso, le mostro los libros que habia leído de su repisa, no eran muchos en comparación a la biblioteca, pero todos tenían subrayados y rayones como los que ella empezaba a replicar, y se sentía bien hacerlo.

Se sentía bien ser libre, la necesidad de poder expresarse.

La mujer miro al hombre que dormía sobre su regazo y los ojos le brillaron, nunca sabría el impacto que habia tenido en su vida, aunque tratase de decírselo con palabras, aunque le escribiera cartas y poemas siempre que lo extrañara en el papel solitario de soberana que debía cumplir.

El corazón se le quebraba cuando Brody estaba ahí a su lado, con su propia mascara como un trabajador más de su organización, tan cerca y aun así no podía tomarlo de la mano, no podía permitir que lo vieran con la mirada empequeñecida cuando el chico con ojos de tormenta la hacía reír hasta que le doliera el estómago, no podían verla ser humana.

—¿Estas cómodo? —Le pregunto la mujer con una voz suave, meció a su chico con ambas manos, bajo a su nuca y parte de su ancha espalda, sintió como los pequeños escalofríos que le provocaban sus uñas lo cimbraban.

Brody musito algo en respuesta, sintió el cosquilleo entre sus muslos cuando el chico expulso aire al hablar, luego se quedó quieto y hundió su rostro aun más entre sus piernas, abrazo con más fuerza su cintura y sus manos acariciaban la zona de la lumbar. La mujer empezó a reír.

—Se que te gusta estar entre mis piernas, cariño, pero no puedo entender lo que dices. —Le respondió en tono burlón, pero la calidez en su tono no habia disminuido.

Brody se levantó y giro la cara hacia ella, su rostro estaba enrojecido y con un leve sudor, una sonrisa enorme en el rostro.

—Sé que también a ti te gusta que este en ese sitio, tesoro. —Sus iris relampagueaban e iluminaban ese bello rostro por completo. — Pero no es lo que quería decirte.

Tea tironeo de los mechos del cenizo en respuesta, no con violencia, solo para que sintiera la misma sensación que a ella le encantaba, sintió como los dedos de Brody bajaron por su espada, ansiosos y cargados de energía hasta su redonda carne.

La sonrisa de la mujer se ensancho.

— ¿Qué es lo querías decirme entonces? — Pregunto la mujer con cariño.

—¿Te gustaría que nos fuéramos de vacaciones? —Le respondió el chico con una sonrisa.
Eso sorprendió a la mujer, sus ojos grises se abrieron por la sorpresa.

— Pensé que no te gustaba salir...—Una breve risa cruzo sus labios. — Quiero decir. Aparte de saltar por ahí y pegarte con gente.

—Solo lo hago cuando me pagan. —Recrimino Brody. Y mostro una sonrisa mordaz que revelo sus filosos dientes—Deberías saberlo mejor que nadie, eres mi jefa.

—Tonto. —Le dijo la mujer, dejándole una breve marca con su uña en el hombro de su hombre.
Los labios de la mujer se mordieron fugazmente cuando como los parpados del cenizo con fuerza y una breve expresión de placer moldeo el rostro de Brody.

Tea volvió a mecerlo de inmediato, sin perder un momento su sonrisa.

—¿Por qué me lo planteas tan repentinamente? ¿A dónde quieres ir? —Le pregunto la mujer con voz suave, sus ojos inquisitivos de pronto, su ceño fruncido. —¿En que de las cosas que te gustan apareció ese lugar?

Brody soltó una carcajada enorme y la miro con amor, lo conocía muy bien.

—Una canción que encontré recientemente y que me encanto tiene el nombre de esa ciudad. —El chico continuo con su sonrisa divertida. —Pensé que debería cumplir el destino manifiesto y conocer las vibras que me transmitió la letra.

Tea adoraba a ese chico y la forma tan peculiar en la que funcionaba su mente.

— Entonces el resumen es que. —Dijo Tea, con una sonrisa divertida y escéptica. —
Quieres ir a una ciudad de la cual no sabes nada a pasar vacaciones ¿Por una canción?

—Tu resumen es correcto. —Afirmo el cenizo, frotándose con cariño entre sus muslos. —Te falto la parte donde la visitamos juntos.

La sonrisa de la mujer se ensancho de golpe, su mirada genuina y brillante, casi infantil. El corazón se le habia calentado solo con esa pequeña frase.

—Me encantaría ir. —Le dijo Tea con emoción en la voz.

—¿De verdad? —Le pregunto Brody, mirándola desde abajo con cariño. — ¿No tendrás problemas con tu... agenda?

—Me ocupare de eso. Desaparecer por un tiempo siempre suena a un buen plan...—Le dijo Tea con decisión. Luego su mirada se tornó un poco confundida. —Iremos... ya sabes ¿Cómo personas normales?

—¿Viajando en clase turista y llevando nuestro propio equipaje en manos? —Replico Brody a carcajadas. — Lo más probable es que sí.

La mujer lo miro con mueca de burla antes de depositarle un suave beso en la frente de su chico, lo aparto con delicadeza y se levantó suavemente, Brody empezó a gimotear con su rostro sobre el colchón cuando ya no pudo seguir recostado en su regazo. Tea lo miro con amor y diversión, y de pronto las inquietudes empezaron a acosarla ¿Qué debería llevar en el viaje? Empezó a dar vueltas sobre si misma, mientras pensaba en mil cosas distintas a la vez.

Brody finalmente se apartó de la cama y la encontró así, girando en remolinos con los ojos perdidos.

—¿Qué haces? —Pregunto el cenizo entre risas.

—Una lista mental de los autos disponibles de la organización, estoy tratando de recordar cual es el más limpio. Si sabes a lo que me refiero.

—Complicado. —Exclamo Brody asintiendo con los ojos cerrados.

—También estoy haciendo una lista mental del presupuesto.

—Podrías comprar mi bloque de departamentos diez veces. —Exclamo el cenizo confundido. —¿Por qué te preocupas por eso?

—No es tan ridículo como suena. —Exclamo Tea, con un poco de vergüenza. —No todo acaba en mis bolsillos, mucho se reinyecta en el proyecto. Aun aprecio... las ganancias que consigo sola.

Volteo a mirarlo y le sonrió con amor en cada brillo de su mirada.

—Quiero usar ese dinero en nuestro pequeño viaje... Gastarlo en algo lindo para nosotros. —La mujer hizo un énfasis dulce en esa última palabra, algo privado y hermoso. —No me molesta la idea de usarlo para mimarte un poco.

—Eres tan cursi. —Le dijo Brody, con una sonrisa enorme. —Eres tan adorable...

A Tea no le dio tiempo de insultarlo por haberla sonrojado con aquello, el hombre se levantó de un salto y la envolvió por completo en sus brazos, la besaba repetidamente y con ternura en cada parte de la coronilla de su cabello.

—No me agradas. —Musito Tea con la voz amortiguada en el pecho de Brody.

No tenía ganas de separarse de allí, al contrario, se acurrucó más contra él para inhalar la fragancia natural de su hombre. Le encantaba, la volvía loca, quería sentir como su aroma se impregnaba en ella siempre.

—Te amo. —Le dijo Brody y la mujer oyó su corazón acelerado mientras lo decía.

—Yo también te amo...—Respondió Tea, cada vez que lo decía sonaba como una victoria, se separó un poco del abrazo, lo suficiente para poder mirar al rostro del chico desde allí abajo. — ¿Cuándo nos iríamos? ¿Cuántos días estaríamos allí?

Brody abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por Tea.

—¿Cómo está el clima allá? ¿Es más o menos frio que aquí? —En sus ojos habia desesperación y dudas. —¿Qué ropa tengo que empacar?

—Ni siquiera te he dicho el nombre del lugar. —Exclamo Brody, con una hermosa y molesta sonrisa de diversión.

"Ah." pensó la mujer de pronto. "Es cierto."

—¿Y piensas hacerlo? —Le reclamo la mujer, con una risa breve.

— San Sachary. —Respondió el cenizo.

A la mujer le sonaba vagamente ese lugar... Luego la mente se le ilumino de golpe.

— Eso está a como a diez horas en carretera. —Exclamo Tea.

Brody asintió, con lentitud, su mirada era neutral.

— Ni siquiera sabías la distancia. —Le dijo la mujer, viéndolo fijamente con el ceño fruncido. —¿Verdad?

—La verdad es que no. —Acepto Brody, con una risa.

— ¿Podríamos ir en Avión?

—No me digas que también tienes un avión de trabajo. —Le dijo Brody con diversión.

—En realidad son tres. —Respondió Tea, con la mirada hinchada de orgullo.

El cenizo le beso la frente con amor, los ojos de la mujer eran inmensos cuando volvió a mirarla.

—Vayamos en avión entonces. —Le dijo Brody con una sonrisa.

—Gracias, Tesoro. —Le dijo Tea con cariño. —Me duele la espalda si paso sentada tanto tiempo, se me cansan los músculos de las piernas.

—El dolor post viaje es horrible. —Asintió el cenizo, su mirada se ilumino en un brillo... que la mujer solo veía cuando Brody estaba encima de ella, mientras movía su cuerpo con ímpetu contra el suyo. — ¿De verdad te duelen las piernas mi princesa?

—Si, lo hacen. —Musito la mujer, de pronto con la voz mucho más baja de lo usual.

—¿Te duelen ahora mismo? —Le pregunto el cenizo, susurrándole en el oído, la piel de la mujer sufrió de escalofríos.

—Quizá un poco...—respondió mientras sentía las manos de su hombre bajar de sus hombros, trazar un dulce camino hasta su vientre y terminar con un firme apretón en su trasero.

Las manos de Brody eran enormes y, aun así, no alcanzaban para sostener completamente tanto carne, el cenizo volvió a sujetar con fuerza y la mujer se revolvió nerviosa, los rayos recorriendo su estómago y la zona sensible bajo esta.

Su diferencia de estatura nunca era tan notoria como en esos instantes, donde la mujer tenía que lanzar toda su cabeza hacia atrás para ver su hombre cubriéndola por completo, le encantaba cuando Brody tenía esa actitud, cuando sus ojos brillaban con esa fuerza reprimida, le gustaba tanto como cuando era ella quien lo manejaba a su merced, con ese mismo brillo en su mirada.

—A veces me intimidas, cariño. —Susurro Tea con las mejillas encendidas.

—En el fondo sabes que te gusta. —Le dijo Brody.

Ella no respondió, abrió los labios brevemente para poder respirar, su corazón se habia agitado con fuerza. El cenizo la beso con fuerza, una de sus manos aferrada a su garganta mientras que con la otra le daba nalgadas, Tea soltó gemidos, su rostro completamente rojo, araño con cariño el antebrazo de Brody.

El chico la tomo con ambas manos de la cintura y la cargo un momento antes de lanzarla a la cama, Tea lanzo un chillido, su respiración agitada atrajo con desesperación a Brody y lo encerró con sus piernas, el chico le mordió el pómulo, el cuello y su clavícula, sintió el largo colmillo de su chico clavarse con más fuerza en esa zona y se revolvió con fuerza, atrayendo al chico con fuerza.

El le paso las manos por el rostro y le sonrió con ternura, le beso la frente y se separó de ella.

—Me encanta tu sonrisa. —Le dijo el cenizo con amor. — Deberíamos hacer las maletas

La mujer se quedó anonadada, con la respiración todavía agitada.

—¿Qué? —Pregunto ella, consternada.

—Si no nos apuramos, no estaremos listos para mañana, faltan los equipajes de ambos.

—Si... Pero. —Se mordió levemente los labios.

—¿Pero? —Pregunto Brody con una sonrisa, plenamente consciente de lo que estaba haciendo.

—Brody...—Gimoteo Tea. Apenada.

El se acercó a ella y la abrazo con cariño, le deposito un beso breve en los labios.

—Tu fuiste la que empezó con... estos tiempos muertos. —Le respondió en un susurro. —Tienes que hacerte responsable.

"Para ti es fácil decirlo, tu ropa interior no está húmeda." pensó Tea, furiosa, encantada, enamorada, con el estómago repleto de mariposas...como lo odiaba ... como amaba con todo su ser a ese hombre.

—¿Tú vas a hacerte responsable? —Le pregunto la mujer.

—Lo hare. —Musito el con una sonrisa, le tendió ambas manos para ayudarle a levantarse, una sonrisa enorme en su rostro. — Después de los pendientes.

— ¿Me amas? —Le pregunto la mujer.

—Te amo. —Respondió el cenizo sonriendo.

Eso bastaba para la mujer, pero tenían que darse prisa, se arrepentía de haber instalado esos calentamientos. Era divertido cuando se los aplicaba a Brody, no disfrutaba tanto cuando ella era la que tenía que esperar.

—Esta bien. —cedió Tea, carraspeando. — ¿Meterás en tu maleta lo primero que encuentres?

—Creo que si... Hasta donde yo sé el clima allá es cálido, dudo que haga más frio que aquí. —Exclamo Brody con una mueca en sus labios, meditativo.

—Yo no tengo frio. —Exclamo Tea, con la voz imperativa y ansiosa.

—Lo se. —Le dijo el cenizo mientras sonreía con sus ojos cerrados. — Deberías pensar en que vestuarios vas a llevar tú, tesoro. Te servirá para distraerte.

—Voy a golpearte. —Le dijo Tea, con unos ojos que trataban de lucir furiosos, pero conseguían el efecto opuesto.

—¿Quieres que te ayude? —Le pregunto el cenizo con una risa maliciosa.

Tea no pudo responder, el hombre la tomo por la espalda y la llevo cargando frente su armario, allí la mujer tenía algo de ropa doblada junto a la suya.

—Veamos...—Le dijo Brody con voz suave, justo al lado de su oreja. —Esa blusa de manga larga te queda muy bien, deberías llevarla.

—Me queda muy bonita esa prenda. —Asintió la mujer, tragando saliva con fuerza, se presionó con más intensidad al cuerpo del chico.

—Esa camisa corta también, puedes combinarlas una encima de la otra, para el frio.

Tea sentía presión en el cuerpo de su hombre, movió con lentitud sus caderas en torno a él.

—Podrías llevar algún vestido, me gusta mucho como los combinas con tus medias largas. —Le dijo Brody, cambiando un poco su tono de voz, el también empezaba a sentirse bien por los movimientos de la mujer.

—Tendría que llevar una gabardina también. —Tea se detuvo y lo miro con una mezcla de deseo y diversión, tengo que ocultar esto.

Y le mostro el chupetón que se formaba en su clavícula, en donde su hombre le habia dejado una marca visible. Brody sonrió con malicia.

—¿Dónde? No veo nada. — Musito el cenizo con los ojos brillándole.

Sus manos tomaron el vientre de la mujer y levantaron su camisa poco a poco, las yemas de sus dedos empezaron a recorrer la piel de su torso, de sus costillas, de la base de sus clavículas.

—Esta ahí. —Exclamo Tea, revolviéndose mientras Brody la sujetaba con fuerza.

—¿Aquí? —respondió el cenizo con una voz distinta, un susurro enérgico.

La mujer se mordió el labio cuando sintió una cálida mano rozarle la base de sus senos, luego levanto la fina tela de su sujetador y mecía con delicadeza la piel entre los pechos.

Brody...—Gimió la mujer, desesperada.

Quería darse la vuelta y empujarlo hacia la cama, quería subirse encima de el y hacerlo pagar, quería desahogarse, pero sus pensamientos no la apoyaban, su mente estaba aletargada, la carga de sentir su olor le provocaba que las piernas le temblaran.

Le encantaba que estuviera jugando así con ella. Él podía hacer lo que quisiera con ella.

—¿Sí? —Le musito el al oído. —Dime que quieres que haga y lo hare.

Tea empezó a revolverse, el cenizo empezó a mover sus caderas sobre ella, se notaba igual de emocionado que ella.

—Déjame marcas. —Le suplico la mujer. —Si voy a usar manga larga has que valga la pena, Márcame.

Brody la giro sin esfuerzo, aferro su mano en torno al rostro de la mujer, con su pulgar masajeaba sus labios y la mujer lo mordió, el cenizo sintió la cálida sensación de su lengua y dientes recorriendo su piel.

—Eres realmente hermosa. —Le dijo con una sonrisa, de adoración absoluta. —Te tratare bien.

Dicho lo cual la cargo y la azoto en la cama, ambos bebieron de los labios del otro con desesperación, Brody le arranco a tirones su blusa y sujetador, empezó a besar su piel y jugueteaba con los pechos de su amada, tironeaba y giraba la punta sensible de su anatomía, la mujer se contorsionaba, jadeaba en intervalos cortos, se sujetaba de él, sentía la presión desesperada en su piel.

Volvió a morderla, con fuerza, la mujer gimió con fuerza y otra, cuando volvió a marcarla en otro punto, veía un hilo de saliva que unió su piel y los enormes labios de su hombre, lo atrajo hacia ella. Le arranco la piel con ímpetu, como lo habia hecho mil veces antes.

Sintió el aroma del cenizo en la ropa que fue lanzada con violencia hacia un rincón de la habitación, luego sintió el sudor que la piel de su amado empezaba a generar, igual que el suyo.
Brody volvió a morder en sus muslos, con fuerza, se arrodillo en el suelo y la arrastro con una mano al borde de la cama. Estaba hincado frente a ella, como lo habia hecho antes en la sala, su cuarto, en la ducha, en la habitación de Tea, en su oficina...

Y grito de placer cuando bajo solo lo suficiente su ropa interior para que sus labios pudieran beber de ella con desespero, Tea sintió la cálida lengua de su hombre por su sexo hirviendo.

Se aferro a la sabanas, al cabello de su hombre, a las almohadas y a su propia piel, moviéndose espasmódicamente, con el deseo de terminar y al mismo tiempo queriendo alargar eso lo más posible. La sensación paro y la mujer entreabrió los ojos, con la respiración desbocada, viendo borrosa.

Una fuerza enorme la tomo con sus dos fuertes manos y la levanto sin esfuerzo mientras la besaba con estrepito, la arrodillo frente a él, la mirada de Brody era de deseo, sus ojos de tormenta crispaban y reventaban en brillos hermosos. Tea no lo dudo, bajo su bermuda y su ropa interior, la mujer admiro sus cicatrices antes de escuchar el satisfactorio gemido de Brody cuando uso sus labios en él.

Le devolvía el favor con aplomo, con ánimo, movía su cabeza de delante hacia atrás con fuerza, el cenizo la tomo por el cabello negro y la levanto, la mujer jadeaba, un hilo de saliva la conectaba a su hombre. El la tomo con ambas manos sobre su quijada y empezó a maniobrarla a su gusto, Tea relajo sus manos, las coloco a su espalda y su mente se volvió blanca al sentir las embestidas de Brody, le gustaba sentir como la ahogaba, como el oxígeno no pasaba y justo cuando pensaba que se ahogaba el cenizo le daba un descanso, la mujer jadeaba buscando oxigeno solo para repetir el proceso, su cuerpo moviéndose como una marioneta por la fuerza de Brody y eso le encantaba, era suya y lo seria siempre.

Lo amaba, adoraba hacerlo sentir bien.

—Tea...—gimió Brody, alzando su rostro una vez más.

La mujer tenía el rostro hirviendo, frotaba su mejilla con el miembro de su hombre, queriendo volver a sentirlo en el interior de su boca, necesitaba volver a sentirlo y recorrerlo con su lengua.

—Tea. —Volvió a gemir el hombre. Su rostro sonrojado y sudado, su cabello color ceniza suelto y libre, la tomo del rostro y la acerco a él, le limpio los restos de líquido de sus labios y la beso.

La mujer se dejó perder en él, no opuso resistencia cuando volvió a ponerla en la cama boca abajo, la mujer sintió una almohada fría en sus caderas, ella se dejó inclinar más y lo sintió con profundidad cuando se hizo uno con ella. El rostro de Brody apareció a su izquierda, igual de frenético y sonrojado que la mujer.

Ella lo beso con su lengua mientras sentía la carne de sus piernas, cadera y trasero ondular por las embestidas. Una tras otra, cada una más fuerte que la anterior.

La piel de ambos chapoteaba con cada encuentro, sus gemidos se mezclaban al unisonó cuando el aire en sus pulmones no les permitía seguir besándose.

Estaban hirviendo, estaba muriéndose y se sentía demasiado bien. La mano de Brody sobre su cuello le hizo perder el poco rastro de conciencia que le quedaba.

—Te amo. —Le gritaba la mujer. Su propia voz le sonó ajena, inconsciente de que estaba gimiendo, habia dejado su rostro completamente recargado en las sabana mientras las mordía, no tenía la energía ni quería levantarse para morder a su amado. —Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo.

—¿Quién es mi princesa? —Le pregunto Brody, al oído, jadeando, Su voz rota por la lujuria.

La presionaba con fuerza y el interior de la mujer se revolvía. Quería responder, pero no podía, su mente estaba en blanco, sus piernas se había vuelto gelatina, no conseguía retener el oxígeno suficiente para responder. El agarre de su hombre se intensifico en sus caderas, tiraba de ella con fuerza salvaje.

—¿Quién? —Repitió el cenizo mientras la nalgueaba con deseo.

—Yo. —Chillo Tea, ajena a todo sentido de la vergüenza en ese momento. —Yo, soy yo. Yo soy tu princesa.

—Estoy por...—Brody gimió en su oído, sintió su aliento cálido en su lóbulo. —Ya no...

—Yo también...—Grito Tea.

El cenizo continuo a un ritmo frenético, Tea lo tomo de la mano y el se aferro con fuerza, sus dedos se entrelazaron en el momento que ambos temblaron y sus cuerpos se fundieron en una eternidad, sus líquidos se mezclaron y sus voces sonaron como una.

Ambos estaban exhaustos, Brody encima de ella, tratando de recuperar el aliento, le beso el lóbulo antes de tratar de levantarse con delicadeza, ella lo atrajo de vuelta, estaba bien que se quedara allí... Ella también trataba de recuperar el aliento, completamente roja, contrastaba en belleza absoluta con la palidez de su cuerpo.

Se volteo poco a poco y finalmente se separaron, Tea sintió como su vientre se quedaba vacío, y como empezaba a chorrear... Brody le dio un beso fugaz en los labios y se levantó de un salto por toallitas húmedas, una sonrisa se extendió en el rostro de la mujer mientras su hombre le limpiaba con delicadeza las piernas, luego le trajo un vaso de agua grande. Ella bebió con anhelo. Luego se perdió en sus brazos, el la cargo un momento antes de acostarse juntos, la envolvió por completo y la acariciaba con amor, la besaba con cariño, Tea se lo regresaba de igual forma, aletargada, exhausta, feliz, amada.

Lo abrazaba con fuerza, como si tuviera miedo de que se alejara o no lo encontrara a su lado a la mañana siguiente, quizá ese miedo estaba justificado, en sus años después del instituto busco a gente para que trataran de llenar ese vacío en su alma y huía o ellos huían después de que aquello terminaba, sin interés mutuo en saber de los sentimientos y cuando estos aparecían, la mujer cortaba todo lazo.

Así habia vivido durante años, la primera vez que al terminar al lado de su amado y este la atrajera hacia si para cobijarla con su cuerpo Tea soltó en lágrimas, nunca se habia sentido tan conectada con alguien, nunca podría volver a aquellos viejos tiempos, no quería volver a aquellos tiempos.

Quería vivir en ese oasis de piel cálida, en aquellos músculos fuertes y el rostro afable con ojos de tormenta que la miraba lleno de amor.

—Te amo. —Le repitió la mujer. Con conciencia de lo que decía esta vez, expresándose de forma genuina. —Gracias por estar en mi vida.

—Te amo más. —Le respondió el hombre, cubriéndola de besitos por toda su mejilla.

—No hicimos la maleta. —Musito la mujer, con una hermosa risita.

—Me distrajiste. —Respondió el cenizo, con una risa nerviosa.

—¿Ahora es mi culpa? — Exclamo Tea, con diversión, sus ojos seguían brillando, su cabello se pegaba a su rostro por el sudor.

—Lo es. —Le confirmo Brody antes de besarla.

—Te adoro...—Le dijo cuando se separaron. —Mañana por la mañana hare los encargos para pedir el avión. ¿De acuerdo?

—Como tú ordenes, cariño. —Le respondió Brody con una sonrisa. — No sé si te lo he dicho antes, pero no he viajado en avión en mi vida.

— ¿No? —Pregunto Tea con una voz baja cargada de diversión, sus ojos llenos de estrellas, se veía radiante. — No vayas a decirme que te dan miedo las alturas.

—Por supuesto que no. Llevo tirándome de rascacielos toda mi vida—Dijo el chico con una risa. — Es solo que... eso seria diferente. Viajas en una enorme ave de metal imbuida de electricidad y dependes de ella. Ya me gustaría ver como detienes una caída desde estratosfera con un par de monedas.

—Suena catastrófico mirándolo así. —Asintió Tea con una risa. —Pero estoy segura de que no vuelan tan alto, te prometo que no te pasara nada.

—Confió en ti. —Le dijo Brody con una sonrisa, atrayéndola más hacia él, aunque ya no hubiera un solo átomo entre la piel de ambos. —Deberíamos dormir ya... Yo te prometo que no tendrás pesadillas.

Y Tea le creyó, porque nunca le ocurría cuando dormía a su lado. Lo beso con amor antes de acurrucarse en él y cerrar los ojos, durmieron acunados en la piel del otro, mientras afuera, caía la nieve del invierno.

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