The heavens and the embers

- ̗̀❏ ::04. And as you move on, remember me, remember us

«La música resonaba de fondo a un tono moderado, brindándole a la noche un significado diferente.

El lugar estaba repleto de pétalos rosas y blancos, muchos esparcidos por el suelo rodeando la mesa donde habían cenado momentos atrás. Se encontraban en Puerto Vallarta disfrutando de la pausa de verano, aprovechando para formalizar un poco más su relación.

Jules acarició la mejilla de Checo con dulzura, sus ojos brillando por la felicidad que sentía. Sergio por su parte, creía estar flotando entre nubes de colores, rodeado de amor y pureza, tanto que su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, anunciando lo bien que se sentía no solo con la cita, también con Jules y lo que representaba en su vida.

—Escucha con atención —murmuró Checo rodeando con sus brazos el cuello de Jules cuando los músicos empezaron a tocar una de sus canciones románticas favoritas —, porque esta canción describe exactamente como me siento.

Jules entrecerró los ojos con curiosidad, pero de todos modos asintió sujetando con firmeza las caderas del mexicano.

«Quiero beber los besos de tu boca

Como si fueran gotas de rocío

Y ahí, en el aire, dibujar tu nombre

Junto con el mío

Y en un acordé dulce de guitarra

Vaciar locuras en tus sentimientos

En el sutil abrazo de la noche

Sepas lo que siento

Que estoy enamorado

Y tu amor me hace grande

Que estoy enamorado

Y qué bien, qué bien me hace amarte.»

Rozó sus labios con los del alfa sin llegar a besarlo, trazó pequeños círculos en su nuca y soltó una pequeña risa contagiosa ante la mueca de confusión de su pareja.

—¿Qué dice la canción?

—Que estoy enamorado de ti —reveló con calma, saboreando cada una de las palabras —, soy feliz amándote y quiero ser parte de ti en todo momento.

La sonrisa de Jules iluminó su rostro, delatando el sonrojo en sus mejillas. Checo se regodeó orgulloso al ser capaz de provocar esa reacción en el que puede jurar, es el amor de su vida.

—También estoy enamorado de ti, en realidad, caí ante ti desde el primer día.

—Qué cursi.

Ambos se rieron moviéndose al ritmo de la balada, perdidos en la mirada del otro, siendo ellos contra el mundo entero. Nada importaba mientras estaban juntos, eran felices y plenos.

Checo quería quedarse con ese sentimiento toda la vida.»

Se reincorporó en la cama con violencia cuando un dolor agudo se instaló en su pecho, recorriendo cada terminación nerviosa de su cuerpo, el mexicano jadeó con fuerza, apretando la marca en su cuello, descubriendo que estaba sangrando.

—No —se horrorizó cuando el ardor tomó fuerza, peleó contra las cobijas hasta que logró salir de la cama, ignorando por completo el cuerpo que descansaba junto a él —, no, no, no.

—¿Checo? —el tono de Oscar era adormilado, parecía bastante confundido, aunque seguramente estaba luchando contra el sueño.

—Lo siento, vuelve a dormir. —estaba sudando frío, con torpeza se encaminó hasta el baño, golpeándose con el marco de la puerta al entrar. Encendió la luz y casi gritó al ver su reflejo.