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Hinata observa las verduras en exposición frente a ella. Tenía muchas opciones pero no demasiado tiempo para escoger. Muy tarde se dió cuenta que en casa no tenía los ingredientes necesarios para preparar la cena de aquella noche, y aunque Naruto aún no regresaba a casa, y eso le daba mucho más tiempo para prepararlo todo, aún así debía volver cuánto antes.

Finalmente escoge el surtido de verduras, observando nerviosamente el reloj que se encontraba detrás de la espalda de la mujer que vendía.

Casi eran las siete de la tarde, era bastante extraño que Naruto aún no volviera a casa teniendo en cuenta que Kakashi sensei lo había citado a la torre del Hokage hace ya varias horas, pero aún así Hinata agradecía tener tiempo extra para poder hacer las compras.

—Muchas gracias —murmura con una pequeña sonrisa mientras recibe la bolsa con las verduras, inclinando la cabeza hacia la mujer que se las acababa de entregar.

Ella le devuelve la sonrisa.

—Gracias a usted, señora Uzumaki.

Sus mejillas se encienden sin poder evitarlo al oír el “Señora Uzumaki” salir de la boca de aquella mujer.

—¿Señora Uzumaki? —murmura, llevando su índice hasta sus labios.

Ella realmente era la señora Uzumaki, aún si todavía seguía estando en la etapa de los veinte y tantos años. Pero, de todas formas, era primera vez que oía aquello de una persona ajena. Hinata ni siquiera se había detenido a pensar que ahora también llevaba el apellido de su esposo, Naruto Uzumaki.

O tal vez, tampoco había pensando que, en realidad, los dos eran una pareja de recién casados. Es decir... llevaban mucho tiempo desde ese entonces, Hinata ya no temía de decir a los cuatro vientos cuánto le amaba, pues sabía bien que ahora sus sentimientos eran correspondidos. Pero, oír el apellido Uzumaki dirigido hacia ella de la boca de otra persona, era bastante sorprendente.

Era sorprendente y le hacía sentir tímida, pero ya no se sentía señalada con el dedo como tiempo atrás, cuando se negaba a salir de casa por el simple hecho de saber que tendría que enfrentarse a comentarios que posiblemente le harían sentir una mala mujer. Comentarios que serían hirientes, y sabía muy bien que no los podría soportar.

Gracias a Naruto también había aprendido a tener más valor, a llevar la cabeza en alto y no decaer ante las actitudes maliciosas que otras personas tenían contra ella. De todas formas, era algo que no estaba bajo su control. Y él, con paciencia y cariño le había hecho confiar más en sí misma. De todas formas, ninguno de los dos estaba haciendo algo malo. No estaban dañando a nadie, y si bien al comienzo le costó entenderlo, ahora podía decir que Naruto tenía razón.

Ahora Hinata podía salir sola de casa sin pensar en lo que las demás personas que la vieran pasar, pudieran decir. Ni siquiera se detenía a pensar en si estaba siendo o no el centro de atención, ahora ignoraba las miradas y devolvía las sonrisas y los saludos de algunas personas que sabían de su existencia como la hija de Hiashi Hyuga, y ahora como la esposa de Naruto.

Su esposa... Convertirse en ella, había significado para Hinata tener que dejar de ver a sus seres más queridos, su hermana Hanabi, y su primo hermano Neji. A los dos los extrañaba por igual, sobre todo por la forma tan cruel en la que tuvo que abandonar aquel hogar que por años fue tan de sus hermanos como suyo. Y también, aunque pudiera sonar un poco absurdo, Hinata también extrañaba a su padre, dentro de lo horrible que se había comportado con ella. No podía olvidarlo, no podía olvidar quién era él y quién era ella. No podía olvidar que aún así era su hija mayor, y que él siempre sería su padre. El hombre que le dió la vida, junto a su madre.

Su padre... Le parecía bastante cómico el extrañarlo, sabiendo que probablemente él no estaba sintiendo lo mismo respeto a ella. Hiashi siempre fue... un hombre muy duro con todos, siendo el líder del Clan, esa era la forma en que debía comportarse. Incluso así, Hinata muchas veces creyó que podría ser diferente, no sólo un líder para ella, sino lo que realmente era: su padre. Quería a su padre, quería sentir que tenía uno, pero mientras más lo deseaba, peor era la relación que tenía con él.

Aprendiendo a amar [NaruHina]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang