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Al llegar a casa, Kurapika se dió un largo baño para quitarse la sangre y su hediondo olor. Por su mente ni siquiera paso la idea de dormir, así que su primera acción fue trabajar.

Estuvo toda la madrugada pegado a la computadora, trabajando de la manera más eficaz posible en un intento no darle vuelta al asunto. Fue esa misma mañana, aún oscura debido a las épocas del frío invierno, que ocurrió un apagón de luz.

Suspiro frustrado, ahí se iba una hora de trabajo sin guardar. Está vez ni se iba a gastar en pelear con sus amigos por las payasadas que provocaban, porque está vez en su interior el sabía que era necesario que dejara aunque sea unos segundos el trabajo.

En plena mañana sin sol, Kurapika se puso un abrigo grande marrón, pantalones cómodos y una camisa de lo más normal, y partio así. Camino por las calles dormidas y sin iluminación, sin rumbo y sin calor.

Pensó en aquel encuentro con la mujer de negro. ¿Que hacía alguien tan estúpido en la industria? ¿Que clase de 'ninja'  prefería dejar a su presa ir por una vida así? ¿Era acaso ella tonta o el muy cruel? Se pregunto, abrumado por el peso de sus acciones.

Fue entonces cuando una pequeña luz se asomo desde la esquina del parque, una vela paseando por un local algo pequeño. Era una panadería llamada "Pan'emore", pintada de un color miel atrayente con dibujos de polluelos y con un cartel chillón que decía "ABIERTOS!!!"  de la manera más ridícula posible. Kurapika se pregunto cómo podría no haber notado aquel lugar.

Y luego recordo que no salía a pasear hace meses, cuando pasaba por aquella plaza cercana era puramente por tramo de trabajo. Eso era lo único que hacía, trabajaba, trabajaba, y trabajaba más, el descanso no era una opción para el. Otra vez, sus pensamientos fueron interrumpidos por la vela, que pasaba en frente de sus narices.

Fue ahí cuando la puerta se abrió. Una empleada con una vela en sus manos sonrió ampliamante e invitó a pasar al confundido Kurapika. Se había quedado tanto tiempo sumido en su propio análisis y luego su lamento, que no se dió cuenta de su propio movimiento hacia la panadería.

Por un segundo, pensó en irse, dar la media vuelta y no arriesgarse a entrar a un lugar tan infantil para que luego sus amigos lo molestaran por los siguientes meses. Sin embargo, la calidez lo embriagó como a aquellos alcohólicos del bar que tanto se dedicaba a juzgar por sus vicios. No solo era figurativo, el lugar solamente estaba alumbrado por la luz del fuego en la chimenea y algunas velas en el mostrador, era todo tan acogedor, fosforescente, cómodo, como si te invitará a entrar luego de un día cansado y frío de trabajo.

La empleada lo miro confundida, sorprendida de ver a aquel chico ahí — Vaya, pensé que nunca notarias la Pan'emore — hablo sin aviso, sobresaltado a Kurapika.

—¿Notar? — se mostró alerta, acostumbrado a los ataques por parte de enemigos — ¿Me conoces?

—¡Ay! No lo dije de esa manera, es que los clientes te veían cuando pasabas. — dijo nerviosa— Es raro que la gente no note la Pan'emore incluso si es para criticarla.

—Ah, ya veo... —  dijo Kurapika con una expresión tranquila, confiando en la sinceridad de la mujer.

—¡Ah, pasa! Mala mía, entrara todo el frío adentro si seguimos así — lo invito a pasar ella, corriendose a un lado para que cuando el chico entrara cerrara la puerta.

Dudoso, aún así Kurapika dió un paso adentro.

"Pan'emore" HxHWhere stories live. Discover now