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—¿Te parecería sentarte cerca de la chimenea? — preguntó mientras cerraba la puerta— Lamento no tener calefacción... Ni luz.

—Ah, si. — contesto secamente Kurapika, sin saber cómo reaccionar ante aquella actitud tan charlativa.

Se sentó en una de las sillas de mármol con cojines amarillos extrañamente cómodos. En la mesa justo al costado de la chimenea, el fuego alumbraba contra la mesa y agregaba sombra al resto del lugar concentrando la luz y calidez allí.

En frente suyo cayó el menú delicadamente, y al mirar de dónde vino se encontró con otra sonrisa de parte de la empleada pelirroja. Apartó la mirada rápidamente hacia abajo, sin intención de enfrentar a la chica. Comenzó a leer el menú, chillón y lleno de polluelos de decoración como todo el local, cosa esperable viniendo de este.

—Avisame cuando estés listo — le dijo la mujer de ojos celestes mientras se sentaba en la mesa del otro costado de la chimenea, en frente de el— Normalmente voy yo misma a buscar cuando veo los menús al costado, pero es difícil ver algo por aquí.

Kurapika asintió y siguió analizando el menú, indeciso acerca de la gran variedad de opciones tanto dulces como saladas. Ahora que lo pensaba, ¿Que le gustaba? No recordaba.

Levanto la mirada con la voluntad de pedirle una recomendación a la empleada, y entonces la vio. No se había dado cuenta, pero en frente suyo había una hermosa mujer cocinando a lo loco.

Su pelo rojo ondulado atado en una coleta y sus ojos celestes en un frenesí de emoción, una sonrisa innigualable en la cara. Sus manos se movían como si fuera arte, mientras batía mantenía el bowl quieto con su codo y usaba su mano derecha para romper dos huevos y tirarlos en otro recipiente. No tenía encima ninguna receta, parecía seguir su instinto ciegamente mientras se paraba cada cierto tiempo a oler los resultados como si fuera un perro policía. Un baile entre los ingredientes y su cocinero, su hábil cocinero.

—¿Disculpe? — la chica que parecía estar tan sumida en su trabajo se sobresalto de inmediato y paro la acción, como si la hubieran atrapado cometiendo un delito.

—¿S-Si? — balbuceó ella temblorosa, soltando el batidor de sus manos.

—Ah, no pares — dijo Kurapika, cosa que dejó anonadada a aquella empleada, que lo miro como si hubiera dicho lo más asombroso y vergonzoso del mundo— Quiero decir, continúa. Era solo una pregunta.

—¡U-Usted diga! — exclamó expectante, como si las palabras de el la hubieran hecho feliz.

—Ehm, el menú... — trato de hablar el rubio, pero no encontró las palabras. Se sentía raro, el siempre sabía que decir, se suponía estaba preparado para todo. — ¿Recomendación?

—¡Oh, una recomendación? — la chica se alejo de su mesa y se acercó a Kurapika. — Bueno, depende mucho de sus preferencias propias. Pero si no le gusta nada en específico le recomiendo el helado casero de tres sabores sorpresa.

—¿Helado? — Kurapika la vio desencajado, mostrandose seco ante la idea — ¿En pleno invierno y nevada?

—Se que puede parecer raro, pero le juro que es uno de los placeres de la vida— contesto la empleada con una sonrisa juguetona— Usted no vivió si aún no ha comido helado en invierno.

Kurapika lo dudo, mucho. ¿Sorpresa, a el? Esas no eran sus cosas, el siempre estaba preparado para todo.

Y luego, la miro a ella. Con sus labios rosas sonrientes y sus hoyuelos a los costados, invitándolo a seguirle la corriente en cualquier elocuencia que saliera de su cabeza.

—Bien — acepto con una nueva serenidad. La empleada asintió feliz y se dió media vuelta para tomar una vela y ir hacia la parte trasera del local.

—Señorita — llamo Kurapika antes de que pasara por la puerta, viendo cómo aquellos ojos celestes se volteaban a verlo— ¿Puedo saber su nombre?

—¡Claro! Soy Yanara, pero puedes decirme Yana, Yani, Nara, Nari, Ana, Ara, Yara — continuo la pelirroja con los apodos mientras los contaba con los dedos, captando luego de unos segundos vacilando la mirada del Kurta— Ay, perdón.

—No veo porque pedir perdón— dijo el con una pequeña sonrisa tranquila, que inmediatamente tiñó de rojo la cara de la chica.

—A-Ah, ¿Y t-tu nombre? — trato de decir entre balbuceos ella.

—Mi nombre es Kurapika.

"Pan'emore" HxHWo Geschichten leben. Entdecke jetzt