Capítulo 3

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Alexander...

No soportaba un minuto más con la chica que se estaba frente a mí, con cabellos oscuros, y ojos verdes tal cual esmeraldas.

Giulia Mancini, hija del Capo italiano que tenía bajo su poder la mitad del legado de mi padre. Por asuntos de la vida mi madre y su mejor amiga se habían aliado para poner fin a una rivalidad, dividiendo los bienes de ambos capos y haciéndolos socios sin que supieran.

Estaba tan harto de fingir ante la joven que tenía frente a mí pero estaba esperando la oportunidad de que la puerta que necesitaba se abriera, necesitaba que ella cayera a mis pies para luego humillarla y desvelar al mundo la clase de mujer que es.

A pesar de ser una princesa de la mafia siempre se había mantenido al margen de los negocios de su padre y hermano,pero al darme cuenta que ella sería la heredera de las acciones de la compañía que mi familia logró crear y expandir a nivel mundial idee el plan perfecto para salirme con la mía.

Hablar de las trivialidades más estúpidas con una chiquilla que apenas veía el mundo que pasaba frente a sus narices hizo que la velada se hiciera más rápida, entre más rápido ella se ganara mi confianza más rápido mi plan llegaría a su fin.

Al dejarla frente a su piso en la zona más exclusiva de Londres me dirigí a uno de los clubes que eran parte de nuestro territorio, necesitaba la compañía de una verdadera mujer que bajara todas las molestias y estrés que tenía a causa de la Italiana que simplemente estaba estorbando y arruinando mis planes.

No puedo decir que las chica no es bonita o agradable a la vista sin duda es uno de los ejemplares femeninos más bellos que he visto, pero esa belleza en mí no causa ninguna sensación o más bien la única sensación que me llega a causar es de la repulsión.

Llego al club y me voy directo al VIP donde los escoltas me están esperando y varias chicas están dispuestas a pasarse un buen rato conmigo. Sé que soy un Playboy en toda su forma, pero qué puedo esperar, son cosas que heredé de mi padre, es muy fácil encontrar en Internet todos esos portales con revistas amarillistas y de cotilleo donde encontré muchos artículos relacionados con el gran Henry Cavalli.

Pido una botella del mejor Whisky escocés que hay, y me siento con dos chicas una a cada lado de mi.

-¡Señoritas les prometo esta noche la mejor noche de sus vidas! -Les digo mientras me empino mi trago hasta fondo sintiendo el ardor en mi garganta.

Fingir ser una persona que no soy es agotador, pero gracias al trabajo arduo de las dos señoritas que estaban a mi lado, y que ahora están en mi cama, me relajo lo bastante para dar el siguiente paso de mi plan.

Dejaré de escribirle por unos días, buscando que sea ella quien demuestre su interés en mí.  No hay nada que las mujeres más odien que las ghostees. Y a sabiendas de que Giulia ha tenido una fijación por mi desde hace más de un año, lo voy aprovechar.

El mensaje llega cuando me invita de nuevo a la fiesta de su estúpido hermano. Que puedo decir Luciano Mancini es el hombre más egolatra que haya conocido. Lo detesto. Detesto la forma en que camina por mis calles, sabiendo que es un invitado.

No le respondo y le dejo en visto. Lo hago por que necesito crear necesidad en ella. La quiero comiendo de mi mano. Para así poder llevar a cabo mi plan.

Las dos semanas siguientes me he pasado revisando el instagram de la princesita. Se prácticamente cual es su rutina. Y aparecer de forma casual en una de sus cafeterías favoritas donde venden toda esa mierda de postres fue más que sencillo.

Esta sentada junto a la rubia que parece llavero de su bolso. Siempre está con ella. Siempre.

Ocupo deshacerme de ella o bien,  darle un empujón para que caiga en la red de Luciano Mancini.

DULCE TRAICIÓN Where stories live. Discover now