Capitulo 25: Desliz de Lengua.

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Acomodé todo mi cabello adelante, cubriendo la venda. Por suerte las mangas eran largas y cubrían mis vendas de las manos. La sirvienta me dejó en las escaleras y yo le agradecí.

Bajé intentando parecer alegré, pero el corazón todavía lo tenía agitado.

Caí en el mismo sitio de la muerte original.

—¡Sus Gracias! —exclame sorprendida.

Estaban todos los Duques, ¡Todos y sus hijos!

El Ducado Perlier territorio del Este, el Duque Lewis y su esposa que tenía aire de Princesa extranjera porque su cabello era tan ondulado de color caoba claro y unos lindos ojos amarillos; acompañados por su hijo, quien tenía los mismos rasgos de su papá pero sus ojos contenían heterocromía central con ambos colores de ojos.

El Ducado Striert territorio del Oeste, el Duque Lian con su esposa que era hermosa, parecía un hada también rubia y de ojos azul oscuro; su hijo, quien era la copia de su papá llevaba como diferencia sus ojos grises azulado.

El Ducado Krieln territorio del Sur, el Duque Drieck sonreía alegremente al verme y mantenía su aspecto,  su esposa parecía no creerlo al verme y también estaba igual, solo que tenía más expresiones y no de arrugas sino que se mostraba mas expresiva y Dudboa. Dudboa parecía una ninfa como mi mamá. Llevaba aquel cabello marrón rojizo en un lindo peinado y sus ojos tenían un brillo de alegría. También desarrollo un buen cuerpo.

Ella se me acercó, al principio dudosa. Yo abrí los brazos.

—¿Te olvidaste de mí? —me hice la dolida.

—¡Nivea! —Dudboa me abrazo fuerte y yo le correspondía.

Tanto años que no nos damos un abrazo, pero parecía que el tiempo no paso.

—¡Estás hermosa! —se soltó y me tomó las manos—. ¡De verdad tu aspecto es más...!

Intento buscar palabras, pero no las conseguía. Yo me reí un poco pero le di una vuelta. Dudboa se tropezó y la sujeté con una mano en la espalda y mantenía la mano con la que la gire.

—Tu también, ahora sin duda Tristan te va a querer...

—¡Ja! —dijo nerviosa—. No digas esas cosas —frunció el ceño—. Guárdame el secreto —me susurro.

—Si me cuentas ¿trato?

—¡Trato! —exclamo contenta.

La solté y ella me tomó del brazo y me llevo a ellos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al volver a verlos. Mí papá tenía los ojos rojos y a mi mamá le temblaban los labios.

—Los extrañé —dije intentando no llorar.

—¡Venid acá!

Tristán dio una zancada y me estrecho contra su pecho. Yo también lo abracé.

—¿Sabés que fuiste mala? ¡Ocho años sin tí! —me regaño—. ¡Te quiero mucho!

—Yo también te quiero —dije llorosa.

Tristan me separó y me tomo por los hombros y se sorprendió al verme llorar.

—Ya creciste —verlo ahora como todo un adulto fue un golpe de realidad—. Ya no eres mi pequeño hermano...

—Tu también creciste —dijo también llorando—. Ya eres una hermosa mujer...

—¡Aah! —ambos lloramos al unísono.

De repente, nos envolvieron otros cuerpos. Al levantar un poco la vista, me encontré a papá y mamá. Ambos también lloraban con fuerza.

Me Convertí En La Niñera Del Príncipe.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant