La Niebla

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En el cuarto de N.

Este como cinéfilo que era tenía un cajón lleno de CD de películas, entre ellas clásicas, de terror, de comedia, infantiles y películas basura. A sus amigas, el gusto de las películas de este les resultaba un poco raro y obstinado, pero en cierto sentido lindo. Además de ser el único que, al ver películas de terror, no se asustase. Esto era raro respecto a su personalidad tímida, temerosa y alegre.

Las chicas se estaban organizando para ir a la habitación del joven, Tessa llevaba un pijama blanco puro, solamente resaltaba un icono de rosas que irrigaban alrededor de su cintura, estas flores eran aún más pálidas que el propio vestido.

Las sirvientas compartían habitación, cada una tenía un ropero personal, ninguna de estas se atrevía a entrar en el de la otra,

V, se estaba preparando, estaba poniéndose un pijama (seductor) bonito de color turquesa claro con un estampado de orquídeas color hueso y rhododendron lilas que estaban siendo polinizados. Las gafas en su visor eran más cristalinas y relucientes de lo normal y en su rostro, una sonrisa sádica y cautivadora.

J, por su parte, se había quitado las coletas y se peinaba el pelo, dejándolo completamente largo. Se ponía un pijama que simulaba un pelaje de gato siamés, con estampados de lunas que simulaban sonrisas de Cheshire.

Cuando su cabello estaba listo y alisado, se colocó una diadema con orejas de gato con el mismo croma que el pijama.

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En la habitación de N, este estaba organizando todo. Lógicamente, le iba a dejar su cama a las chicas, sobre colchón, que tenía unas sábanas con imágenes de perritos, había cuatro peluches un Golden retriver, dos gatitos, un curl americano y un Maine coon, y por último un conejito blanco.

N se encargó de los consumibles: una bolsa de patatas fritas grandes, palomitas tricolor dulces, tres botellas de 3L de gaseosas y unas gominolas saborizadas.

N llevaba un pijama simple a cuadros, no llevaba su característica gorra, sus mechones estaban al aire y revueltos. Una sonrisa de oreja a oreja, llena de felicidad y alegría.

El monitor estaba preparándose para proyectar el largometraje La noche del demonio (Jacques Tourneur, 1957).

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Mientras el grupo de chicas se dirigía hacia el cuarto de N. Entre J y V había una extraña tensión y odio. Ambas se miraban de reojo, con malditismo en sus miradas.

Cuando Tessa hablaba, salían de aquel estupor y comenzaban a seguirle el hilo, pero después volvían a su conflicto de miradas.

...

...

A poco rato llegaron a la puerta de N, se detuvieron en seco y llamaron a la puerta.

Cuando el joven las recibió, se tomó su tiempo para abrazar a cada una. Tessa estaba muy contenta por esta acción, V se ilusiono demasiado intentando algo más en el proceso, pero sin éxito. J no correspondió este acto, pero por dentro estaba que se moría, en segundos, un deseo fugaz surco por su mente, aunque no lo obedeció, a cabo quedando congelada y caliente.

Pero ambas sirvientas solo sintieron celos por la otra una vez que acabo esta sesión y sobre todo ganas de algo más fuerte y... ¿candente?

Todos se empezaron a acomodarse, N se sentó en un puf cian, mientras que las damiselas se acostaban en la cama de este. Por parte de J y V, ambas empezaron a actuar... raro, aunque no fueron descubiertas por ninguno de los otros dos.

SoledadWhere stories live. Discover now