━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐕. ❜

219 21 30
                                    

Pero, por supuesto, Samantha no tenía por qué saber todo eso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Pero, por supuesto, Samantha no tenía por qué saber todo eso.

— Te trajeron un ramo de aster rojo, qué atentos. — Abril habló, colocando los brazos de la joven de manera que ahora sostenía el ramo con ambas manos.

— No me mires con esa cara, vamos ya. Mi presencia misma ya es tu regalo. ¿Qué más puedes pedir? — Bromeó ligeramente, con una media sonrisa en su rostro mientras estiraba la mano para acariciar el cabello de la chica. — Nuvia también tiene algo para ti. —

Ante la mención de su nombre, la enfermera se acercó al otro lado de la cama. Aclarándose ligeramente la garganta, sacó algo de detrás de su espalda y lo colocó sobre la cabeza de Samantha. — No es mucho, pero espero que les guste. —

Era una corona de flores, la cual tenía colgando hojas de arce en diferentes tonos de castaño rojizo. — Abril y yo fuimos a buscar las hojas del árbol que te gustaba. — Agregó, en tono algo bajo y tímido.

Vestida de blanco, acostada en un mar de corazones de origami, con un ramo de ásteres rojos y una corona de arce en la cabeza, Samantha parecía una princesa del bosque. Era hermosa de una manera que llenó el corazón de Abril con mariposas tan rápido como se desvanecieron en brasas ardientes.

Si se iba a ir, esto sería lo mejor que podrían permitirse para hacerle justicia a su belleza.

— Cumples dieciocho hoy, Samy. — En silencio, Abril habló. La vela en la parte superior del pastel se había derretido a la mitad, y los separó a los cuatro que la cumpleañera ni siquiera pudo pedir el deseo de soplarla. — ¿Terminaste de pedir tu deseo? Voy a soplarlo por ti. — Dijo, más para sí misma que para Samantha, antes de apagar la llama parpadeante. El pastel se veía deslumbrante, la joven se aseguró de pedirlo en la mejor panadería de la ciudad, pero ni siquiera uno de los cuatro parecía tener apetito. Por lo tanto, Spreen alargó la mano para guardar el pastel encima de un gabinete cercano.

Luego, por el rabillo del ojo, Abril vio a varios enfermeros asomándose por las persianas de la ventana de su habitación. Vio que Millaray inmediatamente se volvió hacia ellos, indicándoles que se quedaran afuera.

Abril sintió como si la hubieran despertado bruscamente de un sueño, con el cuerpo congelado. ¿Han venido a quitarle todos estos tubos a Samantha? ¿Ya era hora?

La chica más alta se giró y la miró a los ojos; y el pecho de Abril se contrajo con una mirada de dolor y devastación en ellos. Sin embargo, ambas permanecieron en silencio. Ni Spreen ni Juan hablaron tampoco, conscientes del silencio.

¿Qué más había que decir? ¿Seguiría valiendo la pena fingir que todo estaba bien, diciendo que mejoraría pronto; o contarle sobre su futuro fuera del hospital, el cual todos sabían que no tendría? ¿Seguiría valiendo la pena fingir?

En ese momento, la rubia decidió. Como un interruptor, la máscara de alegría se deslizó de su rostro, revelando debajo la mirada triste de una niña que estaba a punto de perderlo todo frente a sus ojos.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒. ❜Where stories live. Discover now