primera parte

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Como podría buscar a alguien a quien siquiera conocía, era absurdo y estúpido, enviarlo a la tierra con tan sólo una ligera explicación del objetivo que tenía que cumplir.

Un ángel corrupto descendió al mundo terrenal infiltrándose como un humano más del montón causando guerras y muertes por donde pisaba, cuando un ángel se atrevía a desobedecer al todo poderoso solo le quedaba arrepentirse o ser enviado al averno donde Belzebu se encargaría de castigar debidamente a ese pobre ángel corrompido hasta limpiar todos sus pecados y poder subirlo nuevamente al cielo.

Bajar a la tierra y hacerse pasar por otro humano más, fue sencillo comparado con su verdadero deber que era encontrar al a Serafín y mas aún sin saber siquiera que aspectos físicos tenía y por donde comenzar claro que siendo alguien corrupto tendría que comenzar por donde hubiera desastre lo que le parecía ilógico estando en una época en la que comenzaban a formarse nuevas monarquías destronando a fuerza a los anteriores gobernadores, por donde se marara tan sólo era caos, muertes, hambrunas por saber quien se quedaría con todo el poder.

--yo sabré quien es cuando lo vea-- se repetía así mismo caminando por las calles de piedra esquivando las carrozas con caballos que cruzaban a su lado, le era difícil adaptarse a tanto ruido, gritos y peleas, el mundo de los humanos y como vivían era tan curioso como desagradable mas aún cuando preguntó a un grupo de hombres con botellas en mano si habían visto a un ángel por la zona los cuales solo se burlaron en voz alta llamándolo loco.

Buscar a alguien sin saber quien es parecía una total pérdida de tiempo... cada día buscaba menos y se adaptaba más al mundo como un recién nacido que se llena de nuevo conocimiento mientras explora el mundo.

--¡Eijiro! ¡ya hay suficiente volvamos a casa!--

si, hasta un nombre tenía ahora, ya no era un simple ángel cualquiera a quien se le encomendó una tarea, era Eijiro Kirishima un campesino que se ganaba la vida sembrando y cosechando verduras en los campos de otros recibiendo una pequeña suma de monedas de plata lo cual era usado para medicamentos y comida.

--¡claro que no! ¡el tipo no nos a pagado! ¡si no juntamos suficiente no podré ir a la ciudad y comprar tu medicina!--

--ya no importa--

--¡claro que importa! Si no la tomas tu enfermedad empeorara--

Una pequeña niña quien antes vagaba sola por las calles se convirtió en su  compañera, optaron por el apodo de hermanos Eijiro la llevaba a cualquier lugar donde fuese a ganarse la vida y ambos volvían al atardecer a su pequeño hogar, una casa ubicada un tanto lejos de los otros pueblerinos, no era la gran cosa, necesitaba muchas reparaciones.

--parece que hoy solo alcanza para un poco de pan y leche-- habló Eijiro contando las monedas que logró juntar en todo el día --el tonto de esta tarde se negó a pagarnos y tendremos que reducir los alimentos y algunos gastos para poder juntar todo el dinero necesario, la próxima temporada debo viajar a la ciudad por tu medicina--

--déjalo ya, me siento bien además no me gusta cuando te vas a la ciudad tengo miedo de que ya no vuelvas-- chilló la pequeña a su lado --escuché por los otros trabajadores de sembrios que ahora gobierna un nuevo Rey que no escucha razones y mata a cualquiera que lo ponga molesto o lo desobedesca--

--eso es lo menos importante, solo compro tu medicina algunas cosas mas y estaré de regreso como siempre-- Eijiro sonrió guardando el dinero en un bolso de cuero amarrado a su cintura para cargar a la pequeña en sus hombros continuando con su camino.

Habia olvidado cuanto tiempo pasó completamente solo, los Ángeles no mueren, sus heridas sanan y no necesitan comer ni beber, su descanso eterno si así podía llamarlo comenzaría una vez cumplida su misión, lo intentó, llevar a cabo con su deber, el dicho "busca una aguja en un pajar" lo sentía tan vivido, tan imposible, solitario.

ALAS ROTASWhere stories live. Discover now