Capítulo 4: Anafilaxia

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De repente otros chicos tomaron mis pies, alzándome mientras intentaba luchar contra ellos. No entendía qué sucedía, quienes eran, ni que querían de mí. Los atacantes comenzaron a caminar y yo solo sabía patalear en un intento desesperado por que mis agresores me soltaran, estaba muy asustada.

Se detuvieron de sopetón y el que estaba a mi espalda susurró:

—Un pajarito me contó que las abejas y tú no se llevan muy bien, así que decidí ayudarlas a que se arreglen —Esa voz maliciosa me era muy conocida, no cabía duda de que esta era otra de las pesadas bromas de Jake.

Ante sus palabras me sentí alarmada e intenté retorcerme con mayor intensidad, intentando liberarme.

De repente sentí un pinchazo agudo cerca del hombro y seguidamente me dejaron en el suelo y me di cuenta que estaba en medio del viejo terreno de baloncesto. Mi mirada se dirigió hacia mis atacantes mientras me levantaba del suelo, Jake junto a varios jugadores de futbol, se encontraban a unos metros de distancia, caminando en la dirección contraria en la que me hallaba. Corrí hacia ellos para darles una lección, pero me detuve a causa de una gran falta de aire que comencé a sentir.

—Allison —exclamó Alina llegando hasta mí— ¿Qué te sucede?

                      *******
Narrador omnisciente
Alina había revisado su mochila cuando estaba a punto de entrar nuevamente a la escuela y había encontrado su monedero en el fondo de esta, por lo que había vuelto al estacionamiento justo para ser testigo de cómo Jake y sus amigos se llevaban a Allison, así que, los había seguido y esperado que se marcharan para poder ayudar a su amiga.

—Sácame de aquí —pidió Allison como pudo, sentía como su garganta se cerraba y todo comenzaba a oscurecerse.

Alina ayudó a su amiga a salir del campo y la sentó en la calle que rodeaba aquel lugar. Allison no paraba de intentar respirar con bastante dificultad, pues su garganta estaba cerrada.

—La… medicina… en… mi mochila —pidió Allison casi sin fuerzas y su amiga buscó por todos lados la mochila, hasta que la encontró en medio del terreno.

Dejó a su amiga en el suelo, corrió hacia la mochila, y registró todos los bolsillos hasta encontrar una caja con bulbos de epinefrina. Acto seguido volvió con Allison, quien le indico casi sin fuerzas como suministrarle aquel medicamento con ayuda de un autoinyectador, que también había en la mochila. Posteriormente, Alina llamó a emergencias, quienes enviaron una ambulancia, que llegó rápidamente, aunque para ese momento, Allison se había desmayado.

Alina subió a la ambulancia con su compañera, mientras sentía un gran temor por ella, no sabía lo que le sucedía y se sentía culpable por no haber enfrentado a Jake cuando la habían capturado. Los paramédicos le hicieron algunas preguntas rápidas, a las cuales ella contestó con la información que le era conocidas, estos se miraron dando la misma conclusión, Allison estaba sufriendo una anafilaxia, lo cual informaron de manera casi inmediata al hospital. El cuerpo de Allison estaba enrojecido, su presión arterial era baja y su respiración muy leve.

Al llegar al hospital fue llevada inmediatamente a emergencia, por el gran riesgo que corría su vida en aquel instante. Alina se quedó fuera, pero no logró tomar asiento, sino que se paseó de un lado a otro con manos temblorosas mientras se reprochaba a sí misma lo cobarde que era y se culpaba una y otra vez. Un rato después, el teléfono de Alina emitió el sonido de su característico tono de llamada, y en pantalla apareció el número de la madre de Allison. Ella comenzó a llorar sin saber cómo le explicaría aquella situación a la señora Smith, pero armándose de un poco de valor, contestó.

—Buenas tardes, Alina. Mi niña, te llamo porque Allison no me contesta, ¿está contigo? —dijo Elisabet con tono preocupado. Su hija era una persona despistada, pero siempre había sido responsable con las llamadas.

Alina ahogó un sollozo, buscó fuerza en su interior y contestó:

—Señora Elisabet, estamos en el hospital.

—¿Qué? —inquirió la señora Smith sintiendo que su corazón se congelaba por la angustia.

—Los paramédicos dijeron que a Allison tuvo una anafilia o algo parecido, no sé bien lo que le sucedió, ahora está en emergencias —explicó Alina con voz ahogada.

—Por favor manda la dirección, voy para allá inmediatamente —pidió la madre de Allison en tono desesperado.

Más tarde salió un médico, quien explicó que Allison había tenido una reacción alérgica aguda debido a una picadura de una abeja y avisó que la habían estabilizado y esta ya había despertado, pero aún corría riesgo de muerte.

—¿Puedo pasar a verla? —inquirió Alina sintiendo que su corazón se había aflojado un poco de aquella soga que estaba aprosionando con más fuerza de la debida.

—Sí, señorita —respondió él con un pequeño asentimiento—. La llevaré hasta la cama de la paciente.

Posteriormente entraron en la sala de emergencias para dirigirse hasta la cama de Allison, quien tenía los ojos cerrados y tenía colocado un suero. El doctor dejó a Alina frente a la cama de su amiga y le pidió que no la cansara mucho, ya que aún estaba débil.

Luz en Oscuridad Where stories live. Discover now