Señales

896 36 112
                                    

A Marcia esa noche le había quedado la cabeza un poco enredada. Después de tenerlo todo calculado ahora sus planes estaban patas arriba.
En medio de la conversación con su esposo agregó una última cosa.

—Iñaki, esta noche deseo dormir en la otra recamara. Espero que me comprendas...

—Bien. Claro que te comprendo.

Cuando entró allí se sintió muy extraña, jamás pensó acudir a esa recamara en aquellas circunstancias. La habitación era exclusivamente para cuando sus hijos decidieran quedarse a dormir en su departamento, Lucía era la que más lo usaba y Hugo sólo unas cuantas veces, aunque en realidad ninguno de los dos lo hacía a menudo.

La pelirroja se sentó en la cama y vio de frente una fotografía de su hija menor, sonrió pensando inmediatamente en ella y tomó el retrato.

—Sacaste mis ojos y mi tono de piel pero, te pareces mucho a él... —dijo sonriendo mientras acariciaba el retrato—.Tienes sus mismas facciones y te cargas un temperamento igual a él. Eres terca, arrebatada, impaciente... Tú y tu padre siempre hacen lo que quieren y lo que se les da la gana... Y pensar que me caía tan gordo al principio cuando que lo conocí...
—se echó a reír—. No me lo soportaba y menos cuando a veces se las daba de muy presumido, las chicas siempre andaban detrás de él y por eso se creía el más guapo del universo, aunque bueno, todo el tiempo sí ha sido actractivo el condenado... y para mi... —suspiró y se le iluminaron los ojos—.  Para mi fue y sigue siendo el más guapo del universo...

Flashback

Listo hija, ya terminé todo el papeleo, me caso con Iñaki en un mes.

Qué bueno má, él es un buen hombre y te adora...

Lucy, te escucho como cabizbaja... ¿Que te sucede, mi amor?

—Mamá, quizás no te va a gustar lo que te voy a decir pero... —hizo un puchero—. No sabes cuanto me hubiera encantado crecer viéndote a ti y a mi papi juntos, o por lo menos que ahora fuera él la persona con la que te vas a casar...

Lucy, mi vida, tú sabes que es imposible, entre Esteban y yo todo se rompió hace muchísimos años, por él sólo puedo sentir rencor y...

Odio, yo lo sé... —agregó Lucía—.

No te hace bien imaginarte esas cosas, lo importante es que tu padre y yo nunca te vamos a abandonar, vamos a estar cuidándote, mimándote, porque sí, eres un niña muy consentida... —Marcia la abrazó y le dio un beso en su frente—.Te amo hija. Y perdóname por no poder cumplir tus deseos.

—Yo más má, y no le prestes atención a mis tontos deseos. —rió—. Por otro lado estoy muy feliz de verte feliz. Te lo mereces. —besó a su madre—.

Má, sólo una última cosa... ¿Cómo te conociste con mi papá?

¡Ay, Dios! —sonrió—. Sabía que algún día me lo preguntarías...

¡Anda! ¡Dime! Sé que no te gusta hablar de tu ex pero, es que toda mi vida me ha matado la curiosidad por saber cómo fue que se conocieron y peor aún, cómo dos personas tan distintas lograron compaginar, casarse y tener dos hijos... ¡Muy loco! —rió Lucía—.

Está bien. —asintió la pelirroja—. Yo comencé a trabajar en Lom-Ent y ahí conocí a tu querido padre que por cierto, me caía como una patada en el estómago... ¡Ush! No me lo soportaba, así como tampoco me lo soporto ahora... —expresó Marcia rodando los ojos y haciendo una mala cara—.

¿Por qué te caía mal? ¿Te hacía algo?
—preguntó Lucía intrigada—.

A mi nada, simplemente que era demasiado presumido... No quería ni pisar el suelo... —Lucía comenzó a reírse—. Todo ese ego era porque las chicas estaban locas por él, e inclusose metían en su oficina a ofrecérseles, claro, era un chico regular... medio guapo, adinerado, con un buen puesto en una empresa familiar, en pocas palabras buen partido. Entonces él creía que todas estábamos rendidas a sus pies pero conmigo se equivocó... Era de lo peorcito que pudiese haber... ¡De verdad no sé dónde tuve la cabeza! ¡Estaba muy ciega yo!
mencionó la pelirroja con un tono de voz que parecía frustrada—.

Mi vicio y mi condenaWhere stories live. Discover now