2. Fuego que empieza desde adentro

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Me despierto de golpe, esto se está volviendo costumbre. Espero que el dolor se haga presente pero no lo siento ¿Porqué que será? Las pastillas naranjas que mencionaron ¿tendrán algo que ver? Aunque aún no entiendo, este mundo es tan extraño que no lo comprendo del todo.

Es como si todo estuviera de cabeza, se que no tengo mis memorias así que no recuerdo nada de este planeta, es como si fuera una niña pequeña que no sabe nada del mundo que le rodea y eso me hace sentir inservible.

Me levanto de la cama, ni siquiera sabía que la habitación tenía cama... debo ser más observadora si quiero sobrevivir.

—¿En serio no recuerdas nada? ¿Ni siquiera el sabor de la comida?— su rostro se mantiene sereno y su cuerpo tenso, no confía en mí lo sé, entonces por me defendió ¿En serio solo fue por mi supuesta madre?

—Tal vez no comía esto... el cerebro no lo recuerda pero el cuerpo si, así funciona ¿no?

—No lo sé, yo no soy un doctor para saberlo.

Camino un poco hacia el, debo ser cautelosa si me quiero ganar su confianza... es lo único que puedo hacer. No tengo una meta o un propósito... o bueno no lo recuerdo.

—Gracias— antes de decir alguna otra cosa el me interrumpe

—Ya lo has dicho no es necesario que lo digas otra vez.

Y sin más se va de la habitación, eso me dejó confundida. —No hiciste nada malo, así es él— Baix me mira desde la entrada de la habitación, relajada y con los brazos cruzados, —Deberías descansar un poco las pastillas no son mágicas...

—¿Entonces no existe la magia?

—No...— sonríe como si lo que dije fuera algo que nadie le había dicho —Pero yo no definiría la magia como algo tan común como echar chispas de una varita, siento que magia sería algo más...

Deja de cruzar los brazos y se le nota un brillo en mirada... no se como la describiría tal vez algo como la esperanza... pero un instante desaparece. Estoy a punto de preguntarle que le pasó a ese brillo pero no puedo... no tengo derecho de decirle

—O tal vez lo que tú puedes llamar como magia solo sea la tecnología de IRGU, lo entendería ¿sabes? En algún punto todos lo creemos— me da una pequeña sonrisa y se aleja poco a poco de la habitación —descansa

No tuve tiempo de contestar ya que cierra la puerta y me deja sola en la habitación. La miro mejor y aunque se parece a la habitación donde desperté la primera vez, es distinta: los colores, el acomodo de las cosas, hasta el olor es diferente.

Camino hacia una repisa llena de libros, discos de vinilo, películas y marcos sin fotografías. Tomo un libro y dice Voces vacías.

Leo un poco la trama, es un tanto extraña así que la dejo en su lugar, tomo otro libro pero este es distinto, lo abro y dentro hay fotografías, hay tres niños con los ojos cerrados y abajo hay tres nombres: Mike Bennett, Dion Mcclure y Marcus Mccoy.

Toco las fotografías con la yema de mis dedos, cierro los ojos y puedo notar un par de letras que no se ven a plena vista, frunzo el ceño al reconocer las letras: AMBA.

Al mismo tiempo que abro los ojos me arrebatan el libro de fotografías. Al voltear a ver quién fue el responsable... ojos verdes.

Está enojado, su pecho se infla y sus ojos reflejan ira. —Que haces husmeando en cosas que no te interesan.

—No sabía que debía pedir permiso,— al mismo tiempo que digo eso me arrepiento, el fue quien me sacó de esa calle no debería decir esas cosas o bueno aún no —pido disculpas estaba aburrida— le respondo lo más firme que puedo pero me tiemblan las piernas.

Quemaduras en el corazónTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon