Decisión

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Draco se desplomó, envuelto en un desconcierto abrumador, incapaz de vislumbrar perspectivas optimistas, inmerso en un océano de posibilidades desgarradoras. La conjetura inquietante de que Harry no compartiera sus sentimientos, como él había concebido en sus quimeras emocionales, se erigía como una sombra omnipresente en su mente.

La conciliación del sueño le fue esquiva, ya que un millar de ideas asaltaron su mente, eclipsando cualquier posibilidad de descanso, mientras experimentaba la sensación inminente de desvanecimiento.

De no ser por la irrupción de los rayos solares, Draco no habría percatado el amanecer; su cabellera se hallaba en desorden, y sus ojos, marcados por ojeras, delataban las secuelas de una noche insomne. Decaído, así se veía.

¿Era factible que tal situación provocara tal reacción en él?

Retornó a su sala común, encontrándose con cuatro jóvenes erguidos en una disposición circular, sus semblantes reflejaban inquietud. En el instante en que detectaron a Malfoy, uno de ellos se precipitó hacia el rubio.

"¿Dónde estabas? ¿Estás bien? ¿Qué estuviste haciendo? ¿Por qué tu semblante ostenta esa condición?" cuestionó Blaise, observando con desesperación a Draco.

"Por Merlín, ¿qué te pasó en la cara?" Pansy se acercó tomando el rostro de Malfoy entre sus manos y examinándolo.

Crabbe y Goyle también se aproximaron, pero prefirieron no formular ninguna pregunta.

"No sucedió nada, supongo" fue lo único que respondió el pálido.

"Sabes que puedes confiar en nosotros" argumentó Pansy, intentando que Malfoy pudiera desahogar lo que llevaba dentro.

"Es que ni yo mismo puedo discernir qué aconteció. Permanecí aguardando a Potter en el sitio habitual, y ustedes son conscientes de mis nobles intenciones hacia él", pronunció con tono apagado. A diferencia de Harry, Draco sí había compartido con sus amigos su situación sentimental actual con Potter. "Quizás él no comparte estos mismos sentimientos. Quién sabe, simplemente optó por ignorarme, me dejó plantado y, sin razón aparente, procedió a bloquearme."

Pansy, observando la desazón en los ojos de Draco, le brindó un pequeño consejo. "Draco, las relaciones son complejas, y a veces las señales pueden malinterpretarse. Quizás Harry está atravesando algo personal que no comprendemos del todo. Mi sugerencia sería que le des un poco de espacio, pero al mismo tiempo, comunica tus sentimientos de manera honesta. La comunicación es clave en estas situaciones. No te desanimes demasiado pronto; la verdad se revela con el tiempo y la paciencia."

Ante la revelación de Pansy, los demás chicos la miraron con sorpresa evidente en sus rostros. Draco, en cambio, no pudo evitar esbozar una sonrisa leve y comprensiva, como si reconociera en las palabras de su amiga una perspicacia emocional que pocos esperaban.

"¿Qué? ¿Acaso les sorprende que pueda decir algo sentimental de vez en cuando?" Pansy respondió con un tono desafiante mientras mantenía la mirada en sus compañeros.

Draco por su parte asintió suavemente, agradecido por la perspicacia de Pansy.

Draco, imbuido de determinación, concibió una resolución inquebrantable: se pondría más lindo de lo normal para entablar una conversación con Harry. No estaba dispuesto a permitir que las circunstancias concluyeran de manera tan abrupta; su espíritu no albergaría la resignación, ya que no se consideraba un conformista.


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Después de haberse preparado meticulosamente, Draco emprendió su camino con un "buena suerte" por parte de sus amigos. No le resultó arduo localizar a Potter, ya que había solicitado la ayuda de Hermione, a quien confiaba de alguna manera, y ella ya no albergaba sospechas infundadas sobre él.

El plan de Hermione consistía en citar a Harry en la sala de menesteres. Era una estratagema infalible.

Harry llegó unos minutos más tarde, como previó Hermione.

"Perdón por llegar tarde, Mione", se disculpó Harry al ingresar y no encontrar a nadie, algo que no esperaba, ya que Hermione no solía retrasarse.

Draco emergió de un rincón con determinación y se acercó a Harry, abrazándolo antes de que pudiera reaccionar.

"No me toques", forcejeó el más bajo, aunque luchaba contra sus propios deseos internos de continuar así.

Draco ignoró la protesta, sabiendo que no era lo que Harry deseaba. Sin embargo, una joven que había escuchado el grito de Harry se asomó a la puerta, observó la escena perpleja y se retiró, sin tener un juicio favorable de lo que acababa de presenciar.

"No te soltaré hasta que me digas las razones por las cuales te estás comportando así conmigo. Hasta donde yo sé, no he cometido ningún error", afirmó Draco con total sinceridad, recibiendo un bufido de Harry.

"¿Ah, sí? ¿Y qué me puedes decir sobre tu relación con Greengrass?", preguntó Harry, separándose bruscamente.

"¿Es por ella que estás así? No pasa nada entre ella y yo. ¿Me has visto hacer algo comprometedor con Astoria? Y, por último, ¿quién te está inculcando ideas tontas en la cabeza?" Draco miró a Harry con seriedad, sus palabras llevaban consigo una firme convicción.

"Todo el mundo está rumoreando eso", refutó Potter.

"Deberías haber hablado primero conmigo antes de tomar alguna decisión, Harry. Te aseguro que estoy siendo honesto. No jugaría con algo así. Te expresé mis sentimientos aquella noche de la manera más sincera y explícita posible, porque quiero hacer las cosas bien". Una punzada de tormento se apoderaba del pecho de Draco; no podía creer que Harry dudara de la veracidad de sus palabras.

Harry dejó caer los hombros y la mirada se desvaneció en un devenir de sombras. "Atemorizado estoy, ¿acaso lo comprendes? Temeroso de que en algún instante te percatarás de que en realidad no albergo en mí nada significativo para ti. No deseo convertirme en la monotonía que te aburra."

Las palabras se deslizaron desde sus labios, llevando consigo una carga emocional que resonaba con la fragilidad de quien se sumerge en la incertidumbre del propio corazón. El temor a la indiferencia y al desencanto se dibujaba en la expresión de Harry, formando sombras que proyectaban dudas sobre la autenticidad de su propio valor en la vida de Draco.

"No deseo ser un capítulo breve en tu historia, una efímera presencia que se desvanece en la nebulosa de lo insignificante", susurró Harry, sus palabras resonando como un eco de inseguridad.

"Me enfrento a la paradoja de querer abrir mi alma a ti y al mismo tiempo temer que la esencia de lo que soy no sea suficiente para sostener tu interés y ronde alguien más que sí sea capaz." concluyó Harry.

"Harry, tus temores son como sombras que intentan opacar la luz de lo que compartimos. Pero no puedes dejar que la oscuridad ahogue la realidad de lo que hay entre nosotros", comenzó Draco.

"Cada palabra que te di aquella noche era sincera, no es solo un juego de palabras. No quisiera que pienses que te estoy prometiendo algo que no puedo cumplir. No sé qué depara el futuro, pero estoy dispuesto a enfrentarlo contigo. No eres un capricho momentáneo ni una elección por aburrimiento", continuó, su mirada fija en Harry, como si tratara de transmitir la autenticidad de sus sentimientos.

"Me duele pensar que puedas creer que esto es efímero, cuando para mí es tan real como el latido de mi corazón. Y menos que imagines que puede haber alguien más en mi vida. No estoy aquí solo por el placer de estar contigo, sino porque contigo he encontrado algo que va más allá de la simple cotidianidad. Y si alguna vez sientes que esto no es suficiente, no dudes en decírmelo. Prefiero la honestidad, aunque duela, a vivir en la incertidumbre", agregó Draco llenándose sus ojos de lágrimas que amenazaban con desprenderse por sus pálidas mejillas.

Harry nunca había visto a Draco así, su corazón se sintió culpable y le gritaba enfurecidamente que lo abrace. Cosa que no hizo.

Un ballet de dilemas amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora