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está demasiado largo pidoperdón 

+ ustedes sabrán cuándo reproducir la canción jiji

🚬

El día que Jeongguk llegó a la casa Seokjin casi quiso abofetear a Taehyung para que borrara la sonrisa de estúpido que llevaba incrustada en el rostro desde la mañana.

Era casi una semana después de aquella primera visita, y su hermano no cerraba la boca de que su Jeonggukie esto, su Jeonggukie lo otro.

Lo tenía harto.

Por lo menos ya el chico había llegado, así dejaría de escucharle la voz a su hermano por un rato.

Todo el asunto del matrimonio no había sido tocado nuevamente, al menos no delante de Seokjin, lo que le daba a entender a Seokjin que muy probablemente su hermano les había dicho a sus padres que no dijeran nada en su presencia. Pero estaba bien, era mejor que Taehyung no supiera que Seokjin estaba anuente del hecho. Estaba un paso por delante.

Aún no estaba muy seguro de la postura de sus padres ante la estadía de Jeongguk en la mansión. Como esa noche regresó a su oficina antes de escuchar la respuesta de sus padres ante la noticia, desconocía el cómo se habían tomado la absurda idea de la propuesta matrimonial. Sabía que su madre era fácil de llevar, a pesar de que su belleza fría aparentara lo contrario; su padre, sin embargo, podía ser un dolor de cabeza la mayoría del tiempo.

Una familia tradicional, aunque sus padres a veces se hicieran los modernos en aras de las apariencias. Los Kim-Ahn eran el retrato de la familia perfecta. El nombre que cualquiera respondería si les pidiesen que definieran un núcleo familiar ideal. El patriarca trabajador; la madre representando a una mujer independiente que no se quedaba en casa solo para limpiar y cuidar a sus hijos; el primogénito guapo e inteligente, soltero y codiciado; el del medio igual de encantador que su hermano; y la menor, irradiando juventud e influencia para todas las jovencitas que querían ser como ella.

De las familias más conocidas de Corea, sin ninguna preocupación y con cifras consistiendo de interminables ceros en sus cuentas bancarias, los Kim eran todo lo que aquellos que no habían tenido el privilegio de nacer en una cuna de oro deseaban ser.

Su padre estaba consciente de esto, y por este motivo no esperaba menos que perfección de parte de todos sus hijos. Que Taehyung quisiera pedirle matrimonio a su novio de unos meses que acababa de presentar a sus padres se salía de la línea de lo que su padre consideraba aceptable. Seokjin pensaba que posiblemente su padre no mencionaba el tema porque prefería mantenerse callado para no mostrarse grosero frente a Jeongguk—su reputación y todo eso. Sin embargo, estaba casi seguro de que no estaba 100% de acuerdo como aparentaba.

Apenas estaba en casa, de hecho. El señor Kim salía temprano de la mansión hacia la empresa luego de desayunar algo ligero, al igual que la señora Kim. Normalmente solo Seokjin estaba despierto a esas horas, por lo que sus padres realmente no veían mucho a Jeongguk, exceptuando la cena, y eso era ocasional. Así que Seokjin no había tenido oportunidad de medir el grado de simpatía que tenían sus padres por el muchacho.

Ni siquiera él había tenido mucha oportunidad de estar cerca de él. Taehyung parecía acecharlo, apareciendo mágicamente cada vez que Seokjin intentaba iniciar una conversación con Jeongguk. Lo estaba vigilando como un halcón, asegurándose de que Seokjin no respirara a menos de dos metros de su novio.

Era hilarante, si era honesto, y tierno, que Taehyung pensara que podría evitar que Seokjin se follara a su novio.

No podía evitar pensarlo. Jeongguk era tan bonito. Con cada día que pasaba, más se acumulaban en su cuerpo esas ganas de arruinarlo. Cada vez que lo saludaba con una sonrisa y Taehyung se entrometía en medio de ambos, Seokjin no pensaba en más que decirle que sus patéticos intentos de mantenerlo a raya eran infructíferos. Ni siquiera era si sucedería, sino de cuándo sucedería. Seokjin iba a seducir a Jeongguk. Era cuestión de tiempo.

cherry smoke : jinkookحيث تعيش القصص. اكتشف الآن