Happy Together

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Una semana después.

Sí creía que ser golpeada por Oliver hasta casi la muerte podía ser doloroso, era porque aún no había experimentado el dolor de entrenar luego de tantos años.

— Vamos, arriba, tú puedes hacer más — La regañó Rafael.

—¿No ves que estoy sufriendo? Tenme paciencia — Hizo un movimiento con las manos antes de levantarse del suelo.

— Entonces... —Él de cruzó de brazos y reposó su cuerpo sobre una columna de madera — El día de la fiesta de bienvenida, Joel te pidió intentarlo de nuevo con él, ¿Qué hay sobre Martin?

— Agh, estamos tan distanciados, ni siquiera hemos hablado esta última semana — Carolina bebió agua de su termo.— Se la pasa en el taller y haciendo guardias.

— O cazando con Emily.

— Sí — Apretó la mandíbula — No sé qué hacer.

— Creo que debes hablar.

— No quiero perderlo.

— Ya has mentido mucho tiempo a una persona, ¿No has aprendido de eso aún?

Carolina lo miró de soslayo, queriendo ocultar su malestar ante el comentario. Porque tenía razón, parecía que a pesar de todo no entendía las consecuencias de sus actos. 

— Supongo que tienes razón.

— Siempre estoy de tu lado, por eso soy sincero contigo.

—  Te veré más tarde — Se despidió y  luego salió del gimnasio improvisado.

Pocas horas después se encontraba en el comedor, María y Emily habían preparado una rica tarta de verduras que acompañaban con jugo de frutas natural. La menor escribía en un cuaderno mientras Carolina hamacaba a la bebé para que se durmiera. Joel entró al salón seguido de Rafael, no estaban juntos pero parecían haberse cruzado en la entrada. el último se sentó junto a las mujeres y Joel en la barra. De vez en cuando giraba la cabeza para mirar discretamente a Carolina. O él creía que era discreto, porque a pesar de no mirarlo directo, ella sentía todo el peso de aquellos ojos marrones.

Cada vez que giraba y la veía sonreír quería que el mundo se detuviera para siempre en ese momento. Inesperadamente, un sentimiento pesado apareció del lado izquierdo de su pecho: 

El miedo de perderla.

El miedo de no poder escuchar su voz otra vez, de no poder disfrutar de sus bromas o sus enseñanzas. De no poder sentir su piel o la  suavidad de su cabello. Y ahora ella lo miró, de un sobresalto él corrió la vista. Pero cuando volvió a ella, aún lo seguía mirando, con un vaso de whiskey en su mano y la caja de cigarros en la otra le hizo un gesto para que la acompañe a salir del salón. 

El cabello corto la hacía lucir más joven. Fue lo primero que pensó cuando finalmente estuvo a su lado. Llevaba apenas una chaqueta marrón abrochada, él tenía tres capas de ropa ya que últimamente sentía más frío que antes. Se colocó del lado derecho de ella que estaba apoyada en unas chapas.

— Sabes, puedes acercarte a mí públicamente. — Aclaró mientras encendía un fosforo y luego el cigarro en su boca— Nadie más que nosotros sabe nuestra historia.

— No quiero molestar — Joel replicó mientras imitaba la acción con su propio cigarro.

Fumaron entre risas, recordando las 'cagadas' que se mandaba Tommy en Boston. Cuando terminaron, Joel fue a su casa y Carolina entró al comedor otra vez. 

Martin salía del taller, aprovechando la hora de almuerzo decidió tomarse un descanso. Luego de caminar unos metros se encontró con una escena que no le agradó mucho, su esposa riendo con otro hombre. Desvió su camino al bar, donde hace un tiempo se juntaba con aquel mismo hombre al que llamó amigo. Al cual le contó problemas personales y hasta recibió algunos consejos sobre Carolina. 

• Winter Bird • [ Joel Miller ]Where stories live. Discover now