Prólogo.

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Los veranos de Japón eran ardientes, el sol iluminaba durante la mayor parte del día y cubría con sus fuertes llamas a todas las personas. En la ciudad de Sabaody el verano era igual de caluroso que en el resto del país, pero sus habitantes contaban con sus playas y bahías para refrescarse.

En esta época del año era difícil para muchos levantarse por las mañanas y comenzar con sus actividades diarias, era especialmente difícil para los estudiantes que hoy, 1 de abril, comenzaban un nuevo año escolar. Muchos de estos jóvenes tenían problemas para levantarse y salir de la cama, algunos de ellos recibían ayuda, como era el caso de un chico cuya puerta llevaba 30 minutos siendo golpeada.

— ¡Luffy! ¡Levántate ahora o se te hará tarde! — Decía una voz mientras golpeaba la puerta.

La respuesta que recibió fue un ronquido.

— ¡Ya es suficiente! —.

Tras aquel grito, la puerta fue abierta de forma violenta por un joven de cabellos negros y pecas en el rostro. El mencionado ingresó y se dirigió directamente a la cama donde el chico de cabello negro seguía dormitando.

— ¡Luffy! ¡Ya levantate! — Gritó jalando la almohada donde reposaba la cabeza del otro y golpeándole con esta. — ¡Tienes 30 minutos para llegar a tiempo! —.

El chico, quien era notablemente más joven, ignoró por completo sus protestas y continuó con su sueño, cosa que irritó aún más al chico de las pecas.

— ¡Zoro y Shanks se terminarán el desayuno! —.

Y como si aquella fuese la alarma más efectiva del mundo, el chico de nombre Luffy abrió los ojos de inmediato y se levantó de un salto.

— ¡Desayuno! — Exclamó estirando los brazos. Ya se disponía a salir corriendo por la puerta, pero el mayor le detuvo sujetandole de los hombros. — ¡Ace! ¡Desayuno! —.

— ¡Primero lavate la cara! ¡Y ponte el uniforme! — Ordenó lanzándolo de vuelta a la cama.

El menor no se quejó ante el trato, por el contrario hizo lo que le dijo y fue a su baño personal a lavarse.

— Demonios, Luffy, no podemos seguir esta rutina del primer día para siempre — El mayor, Ace, dejó salir un suspiro mientras despeinaba su cabello en señal de frustración y cansancio. — Date prisa, Sabo ya sirvió tu desayuno —.

— ¡Sí! —.

Así sin nada más que decir, Ace abandonó la habitación de su hermano menor y bajó las escaleras al primer piso y se dirigió al comedor. La mesa era bastante grande, tenía que serlo para albergar a todos los habitantes de la propiedad, quienes se encontraban ahora mismo tomando su desayuno o al menos la mayoría de ellos.

— ¿Y Luffy? — La pregunta la hizo un joven de cabellos rubios y un poco largos, en esos momentos llevaba puesto un delantal de cocina y tenía un sartén y una cuchara de madera en las manos.

— Se está cambiando — Respondió el pecoso sentándose en una de las sillas vacías.

— Pero solo tiene 30 minutos... —.

— ¡Lo sé! — Exclamó con molestia, bebiendo un poco de jugo de un vaso frente a él.

— No le dará tiempo de desayunar bien — Comentó el rubio con notable preocupación.

— No deberías preocuparte tanto por él, Sabo-niisan, ya no es un niño, debería poder levantarse temprano por su cuenta — Dijo con fastidio una chica de largo cabello rosado peinado en dos coletas.

Coming To You - One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora