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Cadenas...
Estaban en tus brazos y piernas, una en tu abdomen y otra en tu cuello con una cerradura, era imposible que pudieras moverte de ese lugar
Aún que... tampoco tenías alguna razón para querer escapar
Luego de mutar, ya no podías volver a vivir de una manera normal... No desde que ese mosquito te pico y el clan del pie de rapto para usarte para su propio beneficio..
No podrías ver a sus padres
A tu hermanito pequeño
A tus amigos
A la vista de todos tus seres queridos, serías un monstruo...
No te reconocerían.
y aún que les gritaras quien eras, ¿Que posibilidad había de que llegaran a creerte?
Así que.. hay estabas, entrenando cuando te lo decían, teniéndote como una esclava, maltratando tu pobre cuerpo hasta que no diera más, dejandote días sin comer para que al recordar que también necesitabas comer te dieran la cantidad más mínima y repulsiva que pudieran. Era como si fueras su pequeño juguete y ellos disfrutarán cada día de maltratarte y destrozarte... física, mental y emocionalmente.
Y ahora también debías de participar en una pelea, dónde estás amarrada aún a una cadena siendo sujetaba por algunos miembros de el Clan del pie.
¿Por qué debías luchar?
No lo comprendias, nunca te había gustado la idea de dañar a las personas.. y eso era lo que te obligaban a hacer
Ella estaba sentada en el suelo, mirando la pelea de El clan contra unos sujetos verdes...
La antes humana, ahora una mutante que parecía una felina de pelaje gris, estaba dando varias señales de incomodidad... Tus pupilas estaban contraídas, tus orejas estaban echadas para atrás y sus dos colas estaban pegadas a tu cuerpo...
No te gustaba está situación, no te gustaba ni un poco, pero... No querías morir en manos de el Clan... ¿Que otra opción tenías?
Te colocaron un collar y soltaron las cadenas, aún tendrias que lidiar con el peso de estas.. pero era mejor a pelear estando sujetada y sin poder usar bien tu fuerza y velocidad.
Atacabas a uno de ellos, que traía un Bō de alta tecnología, tratabas de herirlo y cuando lograste arrinconarlo en el suelo.. estando a punto de arañarlo con tus enormes garras, susurraste algo en dónde deberían estar sus orejas
- Lo siento.. - dijo, pues no era tu intención lastimarlo, pero... Ya que, no era como si tuvieras opción alguna
Levantaste tus garras, y cuando estuviste a punto a punto de dañarlo directo en el plastron, algo se enredó en tu muñeca y te tiró lejos de el.
