Choso

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Se sentía nerviosa bajo su mirada, hacía ya tiempo que pasaban las tardes juntos mientras la fémina estudiaba aún así no lograba acostumbrarse a la mirada atenta del chico.

—Me pones nerviosa.—Se sincera cuando la mina de su lápiz se rompió por segunda vez a causa del temblor en sus manos.

—¿Por qué?—Realmente no parecía saber el porqué, ella solo sacudió la cabeza mientras sonreía.—¿Quieres que me vaya?

—¡No!—Su voz salió en un tono ligeramente alto ganándose algunas miradas de las personas que se encontraban en la cafetería.—Es solo la forma en la que me miras con tanta insistencia.

El chico se limitó a sonrojarse provocando una risa por parte de la chica que intentaba taparse la boca para no volver a molestar al resto de clientes.

—Me gusta mirarte, todo lo haces bien.—Las sinceras palabras de Choso habían provocado que la chica se atragantase con su propia saliva.—¿Estás bien?

En un pestañeo se encontraba al lado suya ofreciéndole el resto de su taza de té, a la vez que le daba uno ligeros golpecitos en la espalda.

—Estoy bien.—No pudo retener la sonrisa al ver los ojos preocupados del castaño puestos en ella.—Eres demasiado dulce, Choso.

Realmente lo era, por eso estaba tan locamente enamorada de él pero lo suyo era imposible en unos meses Mieko abandonaría Japón y ella nunca había creído en las relaciones a distancia. Aunque el aún no conocía toda esa información, tal vez por eso se encontraba más nerviosa que de costumbre, hoy debía decírselo.

—Has vuelto a romper la punta de tu lápiz, Mieko-san.

Sus ojos bajaron hasta su hoja donde se encontraba de nuevo la punta de su lápiz rosa, se mordió la lengua con nerviosismo mientras daba algunos golpecitos con las uñas en su cuaderno.

—Me voy a ir.—Las palabras habían salido increíblemente rápido de sus labios, casi como si hubiesen estado luchando por salir de sus adentros.

—Acabamos de llegar.—En otras circunstancias se hubiese reído bastante pero se encontraba demasiado triste como para si quiera dedicarle una sonrisa.

—De Japón.—Hizo una pequeña pausa al ver los ojos tristes del chico, no quería decirlo así.—En dos meses me iré a Paris.

—Pero vas a volver.

No era una pregunta pero tampoco una imposición, sonaba casi como una súplica causando que su corazón se encogiese un poco.

—En una año pueden pasar muchas cosas, Choso.

Era la frase que más se había repetido desde que recibió la carta de aceptación hace un mes, para ella el miedo era mucho mayor que cualquier amor, no hay forma de hacerle frente a un corazón roto, lo había visto en su madre

El silencio se prolongó durante unos largos diez minutos, no se sentía capaz de decir nada, no había palabras que fuesen a mejorar la situación ante lo que prácticamente era una ruptura de algo que ni si quiera había comenzado.

Sus movimientos se limitaron a hacer pequeños círculos en la esquina de su cuaderno con la esperanza de evitar la mirada más intensa que le había ofrecido Choso desde que se había conocido un año atrás.

—No va a cambiar lo que siento por ti.—Agarró sus manos haciéndola soltar el bolígrafo que se encontraba entre sus dedos.

Su corazón latía con tanta fuerza que temía que alguien más pudiera escuchar su más profundo nerviosismo. Deseaba tener la fuerza de voluntad para contrariarle pero aunque su boca se abrió ligeramente las palabras no pasaron más lejos de su subconsciente.

—No.—Pensó en sus padres y consiguió recobrar el poco sentido común que le quedaba.—Lo vi en mis padres, la distancia lo rompe todo, no podemos hacernos eso.—Guardo rápidamente todas sus cosas en su bolso antes de levantarse y abandonar la cafetería lo más rápido que sus piernas se lo permitieron.

La mano de Choso le había frenado el paso nada mas cruzar la puerta aunque tampoco pensó que llegaría mucho más lejos, solo necesitaba tomar el aire, despejar la mente y el frío viento de Tokio parecía estar a su favor.

—Para.—Su voz era firme, la obligó a dar la vuelta y encararle, mantuvo la mirada.—Te quiero, Mieko, desde que cruzaste esa puerta con Itadori.

¿Por qué tenía que complicar tanto las cosas?

—No quiero romperte el corazón.

—Lo harás si te vas sin aceptar ser mi novia.—De nuevo en volvió sus manos, transmitiendo toda la calidez que podía.—Me iré contigo.

Su corazón oficialmente había dejado de latir, no conseguía procesar las palabras del chico, ahora se encontraban echas un revuelo en su cabeza.

—Solo tienes que decirme que si y seré todo tuyo.

—No puedes dejarlo todo por mi.—Negó rápidamente con la cabeza, quiso moverse pero su corazón parecía no estar de acuerdo con su cerebro.

Sus ojos la miran impacientes, cierra los ojos deseando poder auto converse de que no va a funcionar, que todo se va arruinar pero no encuentra nada que desequilibre las cosas maravillosas que pueden salir de ellos juntos.

Por primera vez desde que se conocieron hace cosa de un año se atreve a tomar la iniciativa, le besa, permitiéndose pasar las manos por su pelo hasta bajar a su nuca presionando levemente para profundizar el beso hasta que el oxígeno empieza de nuevo a ser necesario.

—Espero que te sirva como respuesta.

jujutsu kaisen || one shootsOù les histoires vivent. Découvrez maintenant