parte dos

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—Rosé

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—Rosé... Me estas asustando. —susurró nerviosa, quien no pudo reaccionar cuando Rosé dejó caer el pastel, porque justo frente a Jennie se hallaba aquella atractiva barista, observándola ahora con unos ojos completamente brillantes en tonos azules. Aquella que la observaba queriendo devorarla.

No supo en qué momento sucedió, pero cuando pudo percatarse de sus sentidos completamente, un gemido sorprendido provino de sus labios. Porque el fuerte aroma a café parecía envolverla, pero el dulce aroma a galletas, el menta de Lisa y su aroma a caramelo se mezclaban en uno.

—¿Alfa? —preguntó en un tono bajito Lisa, abriendo completamente la puerta al posicionarse junto a Jennie sin perder un centímetro de la alta mujer, que respiraba agitada, remarcando los músculos de sus brazos por cada vez que parecía contenerse o luchar consigo misma.

Jennie estaba sorprendida, nunca habiendo visto a su omega reaccionar así ante un alfa, pero cuando pudo percatarse apenas de la realidad que envolvía a las tres, parpadeo incrédula. Porque el fuerte aroma de aquella alfa había activado su celo y nunca se había sentido tan húmeda con solo una mirada, logrando incluso olfatear en el aire como Lisa se hallaba filtrando exageradamente.

—Alfa... —susurraron al unísono, provocando un fuerte gruñido en la alfa que las hizo gemir a ambas, porque justo ante sus ojos se hallaba la alfa que terminaría por completarlas y había estado a su alcance tanto tiempo.

Jennie vio como Lisa se alzó de puntillas, envolviendo los hombros de Rosé para atraerla en un beso. La neblina de deseo y racionalidad aún luchaban dentro de la mayor, siendo una privilegiada observadora de cómo su omega era devorada por los labios de la alfa, una que no causaba celos en ella y en cómo poseía a Lisa, sino deseo porque la tomase con la misma lujuria a ella.

El corazón de Jennie pareció detenerse cuando, inesperadamente, los labios de la fuerte alfa impactaron con los suyos, envolviéndola entre su brazo y atrayéndola hacia el definido torso. No supo en que momento la puerta fue cerrada, solo era consciente de los carnosos labios recorriendo los suyos, un beso con tanto control que las piernas de Jennie temblaban por el placer, por el deseo lujurioso de ser follada por tan imponente mujer.

Ambas se separaron, observándose con ojos brillantes y lujuriosos, en donde solo se vio interrumpida por el aroma a fresa cerca de ambas, en donde Lisa tomó la nuca de ambas y las atrajo hacia sí misma, besándolas al mismo tiempo.

Jennie nunca había besado a más de una persona a la vez, pero el hecho de que fueran un desastre de saliva, de jadeos y manos ansiosa recorriéndose sin descanso, la tenía temblando ansiosa, apretando sus muslos por la cantidad de fluidos que humedecía sus ropas por la forma en que Rosé parecía un depredador besándolas, recorriendo ambos cuerpos explorando por sobre las prendas que eran simplemente un estorbo.

Las tres se separaron, jadeando excitadas y solo envolviéndose por el calor de los cuerpos en la sala y los aromas que las enloquecía de placer.

—Desvístanse. —gruñó la alfa, sin perder una mirada de ambas omegas. Un gruñido tan profundo que ambas jóvenes gimieron, juntando sus muslos por el cosquilleo placentero que viajaba desde sus vientres hacia sus pelvis, directos a sus coños.

de omegas y alfa ↬ jenlichaengOnde histórias criam vida. Descubra agora