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Flashback.

En la camioneta, Charles ya iba casi dormido, recargado en la ventana y admirando el recorrido en carretera, Carlos a su lado, se recargaba en él mientras contaba en voz baja que le parecía que Max había sido talentoso por todos sus traumas de niño. Ricardo ya era una roca, durmiendo en el último asiento.
Sergio y Max, algo apretados dentro de la camioneta, tomaban la mano de Amelia, se encontraban uno a cada lado, y no perdieron tiempo para entrelazar sus manos con las de ella.
Atrás cuidando de Ricardo, Russell que solo miraba con gracia a Carlos; y de copiloto, Fernando.

Una vez en el hotel, Amelia se encargó de despertar a todos, por suerte, los pilotos, creyendo que habría más alcohol, despertaron de inmediato, y aunque caminaban con tropiezos, lograron llegar hasta la habitación de Amelia, menos Ricardo, a quien George guio con paciencia y calma hasta su propio cuarto, dejándolo acostado, y dormido.

Regresó de inmediato con la mexicana, encontrándose una escena graciosa.

Carlos le reclamaba a Max, diciendo que no por sus traumas estaba obligado a ganar, y aunque parecía reclamo, en realidad lo estaba consolando.

—Te lo juro, no debes tener miedo, Max, si alguien te llega a dejar en una gasolinera, Amelia y yo iremos por ti—le dijo abrazándolo.

Max lo miró.

—¿Seguro que Amelia irá por mí? —Carlos asintió—. Ay, es que ella es tan linda.

Comenzó a llorar.

George reía como loco.

Amelia se acercó a abrazar a Max y a darle caricias en la espalda mientras le murmuraba que ganara o perdiera ella iba a estar para él, y que siempre se sentiría orgullosa.

—No, no puede ser, eres tan increíble, perdóname—dijo, aferrado a ella—, yo te hice venir y ver a Evans, discúlpame, Amelia.

Ella acarició el cabello de Max y sonrió.

—Nada de eso, Max. De cualquier modo, me lo hubiera encontrado en otro lado, esto no tiene que ver contigo, tranquilo.

Sergio se sentó junto a Carlos.

Pinche Max, ya suéltala—dijo actuando celoso.

Sergio entendía que Max le estaba tomando cariño a Amelia, pero, le molestaba que estando ebrio fuera tan empalagoso.
Max miró a Checo y asintió.

—Cierto, olvidé que me dijiste que aunque la quiera no debo ser empalagoso porque te pones celo...

No pudo terminar su frase, porque Sergio se abalanzó contra él, y lo tacleó, dejándolo en el suelo. Todos comenzaron a reír, incluyendo a Max.

—Checo, te quiero mucho—dijo abrazándolo—, nunca te quitaría a nadie, eres mi mejor amigo.

Sergio asintió ayudándolo a ponerse de pie, una vez incorporados, le regresó el abrazo.

—También te quiero, también te quiero—respondió, estaba igual de borracho que Max, pero, intentaba actuar lo mejor posible—. Ya lo sé, ya lo sé, somos el uno para el otro.

A Verstappen se le iluminaron los ojos.

—Exacto, somos almas gemelas en pilotos—abrazó con más fuerza a Sergio, Russell les tomó una fotografía rápida, deseaba con toda su alma enseñarles la imagen el día siguiente.

Charles se acercó a Carlos y lo abrazó.

—¿Por qué no podemos ser como ellos? —se quejó y besó ruidosamente la mejilla de Carlos— tenemos que ser mejores, Carlos.

ABOUT LOVE | Checo Pérez.Where stories live. Discover now