Cap 18 °Besos y Preguntas°

312 36 7
                                    

El suave resplandor de la lámpara de noche bañaba la habitación en una luz tenue, creando un ambiente cálido y acogedor. Después de la intensidad compartida, Larissa y yo nos acomodamos en la cama, sumidas en la quietud que seguía después de todo el ajetreo de emociones. Mi cabeza descansaba sobre el estómago desnudo de Larissa, y mis manos se deslizaban con suavidad por su piel, trazando círculos en un acto inconsciente de cariño. "Me encantaría quedarme así para siempre", susurré, dejando que mis palabras fluyeran con la sinceridad de mis emociones.

Debajo de mi cabeza, sentí el estómago de Larissa estremecerse, seguido de una risita juguetona que escapó de sus labios. "A mí también me encantaría", respondió con una dulzura que hizo que mi corazón latiera más rápido.

Me levanté ligeramente, permitiéndome mirar a Larissa con una mezcla de ternura y deseo. La habitación estaba impregnada de la esencia de nuestro encuentro, y la pregunta que flotaba en el aire estaba cargada de posibilidades. "Entonces, ¿te gustaría que pasara la noche contigo?" pregunté, un ligero rubor coloreando mis mejillas.

Larissa se acercó con gracia, su rostro acercándose al mío, y selló mi pregunta con un beso lleno de ternura. "Creo que prácticamente ya lo has hecho", murmuró, y el suave roce de sus labios contra los míos selló nuestra conexión íntima.

El suave murmullo del reloj marcó las 4 de la mañana, y una sensación de asombro se reflejó en mi rostro al darme cuenta de que el tiempo había volado. Las horas con Larissa se deslizaban tan rápidamente que desearía tenerla por más tiempo "No me había dado cuenta de la hora", confesé con un ligero rubor en mis mejillas, mientras me recostaba a su lado y una manta ligera nos cubría.

Larissa respondió con una sonrisita juguetona mientras me abrazaba, compartiendo el calor de su cuerpo. "Es que estabas pendiente de otras cosas", dijo con complicidad, sus palabras resonando con un tono que me hacía sonrojar con tan solo escucharla.

Con ello apagué la lámpara, sumiendo la habitación en una semipenumbra suave que solo destacaba la intimidad compartida. Nos abrazamos con ternura, dejando que el susurro del tiempo marcara el compás de nuestro encuentro. Así, con sonrisas juguetonas y la comodidad de la complicidad, la noche se desvaneció, entregándonos a lo que quedaba de noche para nosotras.

El suave murmullo de la alarma de Larissa resonó en la habitación, como un recordatorio del mundo exterior que aguardaba más allá de las cálidas paredes de la habitación de Larissa. Cansada, escuché cómo apagaba la alarma con un susurro, pero yo, aferrándome a la comodidad del momento compartido, no quería abrir los ojos ante la inminente llegada del día. "Vamos, despierta, angelito", susurró Larissa con tono suave, depositando un tierno beso en mi mejilla. Mis párpados se mantenían firmemente cerrados, y mi respuesta fue un murmullo perezoso. "No quiero... quiero dormir", expresé mientras me escondía de la luz del día debajo de su cálido cuerpo mientras mis manos se aferraban a ella con la necesidad de sentirla cerca y que no se fuera a ningún lado sin mí.

Una sonrisa juguetona curvó los labios de Larissa, y sentí sus dedos acariciar suavemente mi cintura. "Vamos, querida, no podemos quedarnos aquí", declaró con determinación mientras sus manos comenzaban a moverse, haciéndome cosquillas y rompiendo mi resistencia. "Es un día largo, y aunque me encantaría quedarme aquí, no podemos", agregó mientras se sentaba sobre mí, continuando con las cosquillas que provocaron risas que llenaron la habitación. La risa se apoderó de mí, incapaz de contenerme ante la cómica tortura de las cosquillas de Larissa mientras mis manos que se habían aferrado a ella ahora intentaban detener sus manos que subían y bajaban por el costado de mi cuerpo haciendo que risas y movimientos bruscos me acompañaran.

Entre risas incontrolables, sentí cómo sus manos se detenían, permitiéndome recuperar el aliento. "¿Lo entendiste?", preguntó en un tono autoritario, y entre risas aún presentes, respondí desde debajo de ella, "Sí, mi señora", aceptando con una mezcla de rendición y complicidad en el aire que no podríamos quedarnos juntas, no hoy por lo menos.

Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°Where stories live. Discover now