Cap 25 °Uno más°

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Los días transcurrían en un torbellino de incertidumbre en el desván oscuro donde Marilyn me mantenía prisionera. El tiempo se deslizaba lentamente, marcando cada instante con la pesadez de la espera. En la penumbra, su figura se materializó nuevamente, como una sombra que se cierne para atormentar. La sensación de sus ojos escrutadores sobre mí despertó una ansiedad que parecía aumentar con cada segundo que pasaba. "Vamos, debes comer", dijo con una aparente muestra de preocupación mientras sostenía un plato de comida. Mi mirada se desvió, negándome a aceptar cualquier oferta de su parte. La comida, en ese momento, era irrelevante frente a las preguntas que revoloteaban en mi mente.

"No quiero", respondí con desdén, mi voz resonando en el silencio del desván. La interrogante más grande de todas se cernía sobre mí, y decidí enfrentarla. "¿Por qué quieres darme comida? ¿Por qué simplemente no me matas, como a todos?" lancé la pregunta al aire, con la esperanza de obtener alguna respuesta que arrojara luz sobre sus intenciones.

Marilyn, con su sonrisa retorcida, respondió con una calma inquietante. "Porque, querida Amelie, me agradas. Además, puedo usarte. Me sirves más viva que muerta. Puedo encontrar bastantes cuerpos para el ritual, pero tú eres algo más que solo eso". Sus palabras resonaron en la habitación, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Mi mente giraba con la imposibilidad de comprender completamente sus motivaciones. ¿Por qué le agradaba? ¿Para qué quería utilizarme?

"No te entiendo", murmuré con incredulidad mientras observaba las acciones de Marilyn. Su respuesta fue una risa burlona, como si mi falta de comprensión la divirtiera. Dejó el plato de comida a un lado con desinterés, como si la idea de alimentarme fuera ahora insignificante.

"En unos días será la luna roja", comenzó a explicar con una sonrisa que dejaba ver su deleite retorcido, "y debo comenzar con mi ritual. Claro que Tyler es de ayuda, pero creo que necesito un ayudante más..." Las palabras resonaban en el aire, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. No podía creer lo que estaba insinuando, no podía ser cierto. Mi mente se negaba a aceptar la realidad de sus planes y ante la mención de un chico llamado Tayler, un ayudante más, eso quería decir que el llamado Tyler era el Hyde.

Pero antes de que pudiera seguir hablando ella continuó hablando, ajena a la angustia que se apoderaba de mí. "Ho querida, no te asustes. En el fondo, te agradará", dijo con una mirada llena de superioridad mientras se dirigía a un rincón de la habitación. Sacó algunos objetos, y mi mente luchaba por procesar la información. No podía permitirme creer que estaba a punto de convertirme en una parte activa de sus oscuros rituales. La habitación, antes opresiva, se volvía aún más asfixiante. La idea de convertirme en cómplice de sus macabros actos era insoportable. Mis manos temblaban mientras intentaba buscar alguna salida, alguna manera de liberarme de las cadenas que me ataban física y emocionalmente a ese desván sombrío.

Mis ojos se abrieron con horror mientras observaba cómo Marilyn sacaba una jeringa de uno de los bolsos que había traído consigo. El líquido dentro de la jeringa brillaba ominosamente a la tenue luz del desván. "¿Qué haces?... no te atrevas", exclamé, mi voz resonando con desesperación mientras intentaba infructuosamente tirar de las cadenas que me mantenían prisionera. Mi corazón latía con fuerza, la adrenalina recorría mis venas mientras luchaba contra la inminente amenaza que se cernía sobre mí.

Marilyn ignoró mis súplicas y resistencia. La aguja de la jeringa encontró su camino hacia mi brazo, y el pinchazo fue como una mordida de la propia oscuridad. Poco a poco, sentí cómo todo comenzaba a girar a mi alrededor, como si estuviera siendo arrastrada a un remolino de confusión y desorientación. La droga que ahora fluía dentro de mí comenzó a desplegar sus efectos, envolviéndome en una niebla de torpeza y somnolencia. Escuché la voz de Marilyn, una sicofonía insistente que resonaba en mi mente. Sacó un reloj de hipnosis, y sus palabras se convirtieron en un mantra repetitivo. "Ahora eres mía...Solo me harás caso a mí...Harás todo lo que yo quiera", susurraba una y otra vez, las palabras horadando mi conciencia.

Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°Where stories live. Discover now