🍿 Capítulo 9 : Negro

209 36 90
                                    

• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

• • ┈┈┈┈ ┈┈┈┈ • •

En la casa todos corrían como locos. Mi madre ordenaba guardar todos los muebles que nos quedaban, (los más pesados que los ladrones no pudieron llevarse) en una rejilla por las afueras de nuestro jardín a un sótano que teníamos bajo el invernadero de madera. Estaba obsesionada con esconder lo poco que nos quedaba y no iba a descansar hasta que le dijeran que tenían preso a esos malagradecidos, dijo.

—Ya se le pasará.—me decía mi padre. Pero yo dudaba mucho de que mi madre se relaje con eso.— Por ahora, ¿Cómo te va con tu trato de las palomitas? —él se había volteado a mirarme mientras un sirviente pasaba cargando solo con una pequeña mesita de noche.

Mierda. Las palomitas. ¿Ahora cómo le decía a mi padre que estaba haciendo ese negocio de gratis?

—Ah, eso... Ja. Bien, papá.

Mi padre me observó de reojo.

—¿Te están pagando bien en el palacio?

—Sí...

Asintió con la cabeza dos veces mientras observaba el suelo.

—Bien. Bien. —me posó su mano sobre el hombro.— No te lo digo muy seguido hija. Pero estoy siempre muy orgulloso de ti.

Ah, cómo me quiero matar.

Me acarició la cabeza he hizo un ademán de que tenía que salir afuera. Lo miré sonriente hasta que se fue y puse cara de horror. ¿Me pagaban bien? ¡Ni un carajo!

Hace varios días atrás había regresado a mi casa con la orden de que se hicieran siete cajas de palomitas de maíz para el palacio real. Le conté brevemente el trato a mi padre que pareció atónito cuando le dije que había hablado con el príncipe heredero y no objetó al respecto cuando vio cómo las cajas forradas por dentro de tela emanaban un delicioso aroma a maíz recién calentado. Decidí poner a prueba nuestra receta de palomitas y agregué ingredientes a las ollas de metal anti-oxidable. De distintos sabores cada una. Nunca habíamos intentado los distintos sabores, pero por la paga, me daba igual que el experimento saliera fallido, de todas formas se lo enviaría gratis al emperador.

Sin embargo, las palomitas salieron muy ricas. Maldición.

Tuve que enviárselo a regañadientes, todo para esperar pacientemente a una respuesta por carta con la noticia de si es que habían dado con los hombres cuervo y el paradero de las doncellas. Era mi precio más alto a pagar por el favor del príncipe gracias a la protagonista.

La ruta del PríncipeWhere stories live. Discover now