Aún te espero llegar

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Después de aquel incidente donde Yoongi casi había  perdido la vida, Hoseok no había visitado al alfa. Ji-Ho le suministraba los medicamentos, lo cual tenía molesto al alfa líder de la manada. Hoseok se encargaba de ir a cazar con su padre y de ayudar a las personas enfermas de la aldea. Sin embargo, ese día Hoseok revisó el cuerpo de Yoongi con ayuda de Ji-Ho, había sanado completamente y eso le causó satisfacción. Yoongi estaba ido en aquellos ojos que recorrían su cuerpo y justo cuando iba a hablar con Hoseok, este se retiró sin decir nada más. Ji-Ho rio al ver la mirada indignada de su líder.

─ ¿Lo has visto? 

─ ¿Cómo se atreve ese Omega?

─ Es un Omega que no se dejará pisotear, no más... Creo que ya perdió el amor que sentía por ti, porque si no fuera así estaría aquí aguantando tu carácter de perro. 

─Debo lograr que me ame o el cachorro me odiará. 

─ ¿Solo por eso?─ Le preguntó Ji-Ho, este no sabía que Hoseok estaba escuchando la conversación. ─ ¿No te importa un poquito el Omega? 

─ Lo más importante es mi hijo, su embarazo debe ser el mejor y la conexión con el Alfa es imprescindible. 

─  Estás muy equivocado con él.

Hoseok se retiró, no quería saber nada más de aquel hombre, no deseaba volver a sentir aquellas emociones por él y menos aquel sentimiento que lo destruía. Se fue a la enfermería de la aldea para saber que medicamento se necesitaban, allí se encontró con Jungkook quien también conocía de  ciertas artes médicas como la fisioterapia. ─ ¡Hola, cuñado!

─ ¡Jeon, qué bueno verte! ¿Cómo está mi insoportable hermano?

─ Está en casa tratando de hacer un buen caldo de res. 

─ ¡Jajaja! ─ Reía Hoseok causando que Jungkook riera con él, además algunos alfas le veían totalmente embelesados por aquella risa y aquel rostro hermoso. ─ Solo quedará en una ensalada. Pero Jimin se esfuerza. 

─ ¿Hacia dónde te diriges?

─ Bueno, necesitan medicamento y papá puede hacerlo, pero necesita de unas hierbas que solo se encuentra en el bosque y debo recolectarlas. 

─ ¿Lo harás solo?

─ Sí, no hay problemas. ─ Hoseok se despidió y salió de la sala de enfermería de la manada, Jungkook quiso haberle acompañado, pero debía entregar una carta a Yoongi. Mientras tanto Hoseok siguió su camino, siempre había sido un poco ignorado en la aldea por su falta de aroma, además que había mantenido un perfil bajo al ser quien ayudaba a su padre en muchas actividades.

─ ¡Cielos!  Por fin pude encontrar esta hierba. ─ dijo guardándola en su bolso, luego caminó hasta la zona más húmeda y fue recolectando las hierbas que su padre necesitaba para realizar otros medicamentos. Sus padres no solo eran buenos guerreros, su manada se caracterizaba por tener el don de la medicina. ─ Descansaré un momento por aquí, luego continuaré y sí, estoy hablando solo, porque nadie gusta de hablar conmigo como lo hace mi familia, así que soporten. 

Hoseok seguía hablando hasta que un leve movimiento en su vientre le hizo sonreír. Aquel gesto de su cachorro le hizo sentir que jamás estaría solo, este era fuerte y tenía un aroma que lo hacía sentir bien. ─ Lo sé, tú eres una gran compañía para mi. No te preocupes que tu padre no me lastimará más. 

─ ¿Será verdad eso que dices? ─ Hoseok sacó la espada y se levantó con rapidez apuntando al hombre que le había hablado. No le conocía, pero su mirada le recordaba a la de su Alfa. ─ No te asustes, Omega. Solo deseo comprobar algo muy importante, quiero saber si mi hermano es capaz de elegir entre su Omega actual o la de antes. 

La Chispa adecuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora