RUPTURA

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Una nueva explosión se hizo presente junto con una humareda de polvo que obligó a los estudiantes a taparse la cara ante la onda expansiva.

Todos contuvieron el aliento mientras el polvo se asentaba ¿Qué había pasado?

La nube de polvo se asentó, mostrando a ambos lados del campo con todavía los Pokémon en pie.

Hydrapple e Incineroar por un lado, pertenecientes al campeón de la academia, por otro lado, Gardevoir y Meowscarada, por el lado de la conocida campeona de Paldea.

Ambos entrenadores habían mantenido una batalla encarnizada prácticamente desde el principio del combate. 

Juliana entrecerró los ojos en una expresión de concentración. Las cosas no estaban yendo nada bien, y sabía que esto estaba empezando a salirse de control desde el momento en que vio la expresión de Cass pudrirse en cuando sacó a Ogerpon a pelear. Lo había hecho en un intento desesperado porque Cass recordara los buenos ratos que pasaron juntos hablando sobre la dulce ogro y ayudándola a volver a tener el afecto de los habitantes de Villa Versui. Tal vez no haya sido la mejor de sus ideas, no luego de haber comprobado durante toda su estancia en la Academia Arándano lo mucho que Cass.

Ver a Ogerpon en la arena de combate enloqueció a Cass de una manera en que a Juliana le pareció antinatural. Y a partir de ahí, cualquier atisbo de piedad o consideración que pudiera tener el chico se desvanecieron.

¿Dónde estaba ese niño que fue su compañero en la tarea del campamento? ¿Dónde estaba aquel niño al que la seguía a todos lados con aquella curiosidad desmedida? ¿Cómo pudo haberse salido todo tan de control cuando parecía que ambos se entendían tan bien?

No lo sabía, intentó por todos los medios volver a conectar con él, seguir el consejo de Levi de abrirle los ojos a Cass, hacerle entender que el camino que había elegido no era bueno para él como entrenador ni como persona. 

Juliana se congeló en el sitio en cuanto escuchó un nuevo estruendo, y a los segundos sintió que el cuerpo de su Gardevoir pasaba a toda velocidad por su lado hasta estamparse contra el muro que había a su espalda.

Se giró, viendo a su pobre amigo destrozado con una expresión de dolor y emitiendo quejidos.

-Jabari...-susurró el nombre de su Gardevoir, viendo que definitivamente no podía continuar peleando.

Volvió a dirigir su atención al campo de combate, pudo ver al Incineroar de Cass todavía en posición de haber empleado lo que Juliana pudo identificar como Lariat Oscuro. Justo detrás de él podía ver a Cass, con aquella sonrisa desquiciada que parecía ensanchándose con cada golpe a que sus Pokémon propinaban a los suyos, su postura incluso era altanera y arrogante.

Juliana miró a su último Pokemon, Askari, el pobre Meowscarada había soportado cada golpe desde el inicio del combate y había llegado a ser el último que quedaba en pie. Se sostenía el brazo derecho con su pata izquierda, el cuerpo lleno de heridas y polvo por todas las veces que fue mandado al suelo y golpeado, incluso mantenía visible su aura verde por la activación de su habilidad.

La manifestación de la habilidad era un indicativo en si mismo cómo su pobre amigo estaba a punto de colapsar. Y ahora que Jabari estaba fuera de combate, Askari se había quedado solo frente a dos Pokémon que, en comparación, aun tenían fuerzas mas que suficientes para continuar con la lucha.

¿Qué podía hacer...?

Cass, por su lado, la vida no podía ser mas dulce en el momento en que pudo ver la victoria al alcance de sus dedos. Un estremecimiento le recorrió en cuanto Incineroar dejó fuera de combate al Gardevoir, y ahora solo quedaba en pie ese desastre de Meowscarada. Cass lo reconocía, ése gato había conseguido darle mas problemas durante todo el combate hasta el punto de frustrarle por no poder acabar con él. Era como una piedra dentro del zapato.

Tu dices Blanco, Yo digo Negro.Where stories live. Discover now