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En un rincón del tiempo, escarchado y sombrío,
donde el silencio canta melodías de antaño,
habita un joven pálido con el corazón frío,
que guarda en sus ojos un dulce desengaño.

El amor de su vida, estrella en lo lejano,
brilla con la luz que ya no puede tocar,
una princesa de tierras de verano,
que él, desde su invierno, no deja de anhelar.

"¡Oh musa de mis sueños, mi secreta quimera!",
exclama el joven bajo el manto estelar,
"Este amor que me condena y que me desespera,
es la cruz que elegí y elijo cargar".

Con la pluma del destino escribe su promesa,
en las páginas del viento que no puede volar:
"Haré puentes con estrofas, y escaleras con versos,
para alcanzar el cielo donde tú vas a estar."

Porque él sabe que el amor, aunque a veces imposible,
no se rinde a la lógica, no sabe de final,
es un fuego eterno que arde invisible,
y en la distancia encuentra su forma más brutal.

Alma errante en la penumbra, vagando entre espinas,
guarda en su pecho una esperanza fervorosa,
que florecerá en el campo de las ruinas,
con la fuerza de una rosa indomable y hermosa.

"Te esperaré", susurra a la luna llena,
que baña su semblante con su luz plateada,
en cada suspiro su amor se encadena
a la dulce ilusión de una madrugada.

Noche a noche en su ventana, el joven vela,
un faro en la tempestad, firme y sereno,
sabiendo que el amor, como una estrella,
guía su destino hacia el dulce veneno.

Cree en un mañana donde los mares se besen,
donde las murallas caigan sólo con mirar,
donde aquel "imposible" se desvanezca y cese,
y su amada en sus brazos, por fin pueda hallar.

Así, con la fortaleza de un amor incansable,
él tejerá los sueños con hilos de amanecer,
y en el telar del tiempo, fértil e inagotable,
esperará por siempre hasta su amor renacer.

Poemas De Diciembre 💔Where stories live. Discover now