Capítulo 3: La doncella de la mansión

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Sus ojos comenzaron a abrirse lentamente, y la suave luz del sol, filtrándose a través de las cortinas, acarició su rostro. Cuando el joven despertó por completo, se encontró en una habitación bastante espaciosa.

Una alfombra circular decoraba el suelo, y una gran cama con sábanas suaves y almohadas ocupaba el centro del cuarto. Las paredes estaban adornadas con cuadros elegantes y estanterías llenas de libros, infundiendo un aire de lujo. La atmósfera general sugería que se encontraba en algún tipo de castillo o mansión lujosa. Confundido, observó detenidamente su entorno, tratando de entender cómo había llegado allí.

Izuku Midoriya, recostado en la gran cama, observó que en el borde descansaba Riolu, cuyo rostro reflejaba preocupación y cansancio. Midoriya se acomodó y extendió su brazo para acariciar la cabeza de su amigo. Mientras lo hacía, la puerta de la habitación se abrió lentamente, revelando la presencia de una elegante sirviente.

La mujer llevaba un uniforme impecable y a su costado se encontraba un Mr. Mine que empujaba un carrito de cocina lleno de bocadillos. Al entrar y ver a Midoriya despierto, la sirvienta se sorprendió, y sus ojos se abrieron con asombro. Sin dudarlo mucho, salió corriendo para avisar que el chico había despertado.

Mientras tanto, Mr. Mime permaneció tranquilo y se acercó con el carrito de cocina hacia Midoriya. Este, aún confundido pero agradecido, aceptó los bocadillos que el Pokémon le entregaba.

Al oler los bocadillos, Riolu comenzó a despertar, y sus ojos se iluminaron de emoción al ver a su entrenador despierto. Saltó a la cama con agilidad para plantarle un fuerte abrazo a su entrenador. La cola de Riolu se movía de un lado a otro, revelando su felicidad al ver a Midoriya sano y consciente. El simple hecho de que su entrenador hubiera despertado parecía ser motivo suficiente de alegría para el pequeño Pokémon luchador.

—¡Riolu, me haces cosquillas...!

—¡Oru! —Riolu siguió abrazando a Midoriya, sus pequeñas patas se movían juguetonas mientras su entrenador reía por las cosquillas que le causaba.

De repente, la puerta se abrió nuevamente, revelando a una joven de cabello lavanda que entró con una sonrisa en el rostro.

—Oh, veo que has despertado — dijo con tono amable, interrumpiendo su entrada para cerrar la puerta tras de sí. —Me alegra ver que te encuentras bien —

—S-Sí, gracias. ¿Y tú eres...? — respondió Midoriya, aun ligeramente desconcertado.

—Soy Saiko Intelli, dueña de esta mansión —dijo orgullosa. — ¿Y tú eres...? —Saiko se inclinó levemente, esperando conocer el nombre de su huésped.

—Ah, s-si. Soy Izuku Midoriya, un gusto... —Midoriya respondió, sintiéndose un tanto abrumado por la majestuosidad del lugar.

—Izuku Midoriya, ¿Eh? —la joven de cabello lavanda analizaba al nervioso chico de pies a cabeza con una expresión intrigante. —Bien, Midoriya, antes de que me agradezcas, déjame decirte que mi ayuda no fue gratis—

—¿Eh...? —Midoriya respondió con una mezcla de sorpresa y curiosidad, sin entender completamente el significado detrás de las palabras de Saiko.

Intelli no mencionó más, yendo directamente hacia el Pokémon luchador que yacía en el regazo del peliverde. El pequeño Pokémon parecía anticipar lo que venía, y, aunque intentó escapar, no pudo lograrlo.

Saiko ahogó al tierno Pokémon con abrazos y caricias, mientras Midoriya presenciaba esta escena con una sonrisa. Decidió levantarse de la cama, sintiendo la curiosidad de explorar la mansión. Izuku preguntó si podría hacerlo, y ella, sin tomarle mucha importancia, afirmó con la cabeza mientras seguía acariciando a Riolu, quien pedía a gritos a su entrenador que lo ayudara a liberarse de los afectuosos brazos de Saiko.

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⏰ Last updated: Jan 01 ⏰

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