12: un evento importante

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—¡Estoy realmente nerviosa! —expresé a Keyla.

Era martes y ya habíamos terminado nuestro horario universitario. Así que estábamos dando una caminata.

—Sé que puedes —alentó ella.

—¿Sabes lo nerviosa que me pone hablar en público, bueno, delante de desconocidos?

—Siempre dices eso y terminas realizando una de las mejores oratorias. Solo confía.

—Tienes razón, sé que puedo —admití un poco dudosa.

Seguimos avanzando.

—Por cierto, ya mi señor padre no vendrá a buscarme —comentó Keyla.

—¿Y eso por qué?

—Le dije que desde ahora agarraría bus. Él llega cansado, así que me gustaría que llegará directo a casa, así tendrá más tiempo de descansar.

—Tu siempre taaaan linda, aunque no lo admitas.

Nos sentamos en una banca.

—Por cierto, no me has contado los detalles de tu cita con Samuel —le recordé.

—Bueno, pues... él me invito a uno de esos restaurantes caros. Me trató súper bien. Eso sí, había chicas que lo quedaban mirando fijamente, casi se lo comían con la mirada. Me preguntó cuál era mi comida favorita y me la pidió. Me contó de su vida, y yo le conté de la mía. Fue un momento lindo, la verdad...

Le brillaban los ojitos con cada detalle que contaba.

—Llegamos a su casa, no había nadie. Subimos a su cuarto y comenzamos a ver una película. Nos quedamos mirando, hasta que su mano reposo en mi mejilla, luego...

—¿Luego? —pregunté, ansiosa.

—¿Quieres detalles de cómo estuvo el sexo?

—Ehh... si, digo, no. Bueno, solo una pregunta.

—Te escucho.

—Me imagino que te cuidaste, ¿no es así? No me imagino si te sales de la universidad solo que porque estas embarazada. ¡Me abandonarías!

—Por supuesto. ¡Eso fue lo más chistoso! Cuando pasamos de los besos a los toqueteos, él me pregunto que, si estaba segura, yo le dije que sí. Después, nos dimos cuenta que nos faltaba el preservativo. Así que él espero un momento a recuperarse y después fue a la farmacia más cercana y lo compró. Cuando entró por esa puerta, es que empezó lo realmente bueno.

—Oh, se oye... interesante —concluí.

—Y lo fue, Liz.

...

—Mamá, ¿y si fallo? —pregunté como por décima vez. Aún no estaba del todo segura.

—Ya Liz, te dije que lo harás bien. Mejor dicho, ves a dormir que después se te hace tarde.

Kirara se montó encima de mí y comenzó a ladrar.

Al día siguiente mis nervios aumentaron. Dios, estaría representando a la universidad. El evento era en la tarde así que debía llegar a la universidad. Y ahí estaba, en clases, con los nervios de punta. No me consideraba una persona introvertida, solo que en eventos así, dudaba un poco de mis capacidades. La campana sonó. La seño Hannah pidió un momento para hablar conmigo, le dije a Keyla que se adelantará.

—Hoy es un evento muy importante, señorita Miller —me dijo—. Espero y no defraude a la universidad. Usted es un poco respondona, pero confió en sus capacidades.

Decidí no rebatir nada. Asentí. Fui a la cafetería, ahí estaba Keyla sentada con Samuel, Wendy y Ron.

—¿Qué me cuentan? —pregunté mientras me sentaba.

Inevitable no mirarteWhere stories live. Discover now