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"Parece que has encontrado a tu esposa, hermano," proclamó George cuando Max se sentó a la mesa del desayuno. "Todos dicen que este nuevo debutante, Patricio Pérez, es el incomparable de esta temporada."

Max hizo una mueca de desconcierto. "Lo lamento, Mick."

"Espero que te ahogues con tu avena, hermano," respondió Mick, causando que George se riera fuertemente.

"No recuerdo a ningún joven Pérez en el baile de anoche," dijo Max. Estaba seguro de que había bailado con todos los omegas elegibles de la temporada, y ciertamente recordaría a un joven tan hermoso y tan talentoso que había sido nombrado el incomparable de la temporada.

"Es protegido de Lady Webber, se fue antes del baile porque su hermano mayor se sentía mal," dijo Christian. "Pero es absolutamente adorable, Max. Creo que deberías pedirle una cita."

"Si ese hermano mayor suyo te lo permite," dijo George, divertido. "Dicen que es toda una fiera, y no en la cama."

"George, por favor no uses ese lenguaje en la mesa," dijo Christian, ante las carcajadas de George. "Estoy seguro de que el hermano del joven Patricio es tan adorable como él."

"Pediré una cita lo antes posible," dijo Max, mientras cortaba su omelette. "Si es el incomparable de la temporada, tiene que ser mi esposa."

Jamás se imaginó que sería tan difícil concertar una cita con Patricio Pérez. O que aquel omega de desordenado cabello y severos ojos era el hermano del incomparable de la temporada.

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Antes de que empezaran a llegar los pretendientes, Lady Webber revisó la lista que Sergio mismo había organizado con el orden por el que pasaría cada uno para conversar con Patricio.

"En esta lista no veo el nombre de Max Verstappen," dijo Lady Webber, mientras Sergio intentaba calmar los nervios de Patricio, arreglándole el cravato, y asegurándose de que no hubiera ni una sola arruga en su camisa o en su chaleco. "¿Un error de su parte, joven Pérez? El Vizconde es un buen partido. Buena familia, fortuna considerable, cuñado de un duque."

Patricio parecía fascinado ante la descripción de Max Verstappen, pues sonaba como sacado de un cuento, pero Sergio sabía que Max Verstappen no era digno ni de posar sus estúpidos ojos verdes en Patricio. Maldito sea, Lady Webber.

"El vizconde Verstappen es alguien que da primeras impresiones falsas," Sergio le sonrió a Pato, antes de tocarle suavemente las mejillas.

"¿Pasó algo con el Vizconde? ¿Qué ha escuchado?" Preguntó Fernando.

Sergió encogió sus hombros. "Escuché claramente cómo decía que no tenía intenciones de casarse por amor. Para él, el matrimonio es simplemente un deber que debe cumplir."

"Ah, querido, en la alta sociedad, los matrimonios son meros arreglos de negocios que han funcionado por años." Patricio, que era un romántico empedernido, miraba con horror a Lady Webber. "Un matrimonio por amor es raro, la excepción a la regla."

"Tú sabes qué es lo que buscas, hermanito," dijo Sergio, antes de que Patricio pudiera hacerse más conjeturas en la cabeza ante las palabras de Lady Webber. "No lo olvides. Lord Albon, el primero en la lista, hará que el Vizconde parezca un tonto."

Y sin embargo, de alguna manera, Max Verstappen encontró la manera de llegar esa mañana a intentar interrumpir la lista de citas de su hermano.

Sergio salió momentáneamente del salón de té en donde su hermano iba a recibir a los pretendientes de esa mañana. Pato y Alexander Albon estaban bastante entretenidos conversando sobre los últimos libros que habían leído. Estaban tan absortos en conversación que, a los cuarenta minutos, un sirviente le informó a Sergio que habían unos cuantos alfas afuera que estaban desesperados por saber cuándo sería su turno de conversar con Pato.

blank space [chestappen]Where stories live. Discover now