Deseo

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    Metztli regresó a la fiesta intentando seguir el ritmo de su festejo. Le costaba mucho trabajo caminar, las piernas le temblaban como un venado recién dado a luz. Su piel era pálida, y ni contar de lo enrojecido que se encontraba su ojo derecho. Pero, espera, ¿Cómo puedes estar tan normal, sentirte bien, cuando acabas de sentir en carne propia lo que le ocurrió a tu alma gemela?
Veía a su alrededor, suplicando a dios o a cualquier entidad presente en su vida que eso no fuera cierto, y que quizás eran los estragos del vaso de rompope que había tomado. Le llegaba el aroma a crema batida y dulces, y de nuevo tenía ganas de vomitar. Las voces de las personas no eran presentes en su mente, Metztli seguía sin creer lo que acaba de pasar. Por el contrario, su hermana, al ver su estado, se acercó sutilmente.

—¿Estás bien? —su hermana, de nombre Ixchel, abrazó a Metztli, sabiendo que algo le había ocurrido—. Tu ojo está bien rojo, ¿Te pegaste con la puerta o que pasó?

Metztli comenzó a llorar nuevamente, sin poder contenerse, todavía la sensación no daba para digerir lo que había sentido. Sí, ella podía ser bruja, sentir y ver cosas, incluso personas fallecidas, pero, lo que le ocurrió fue lo más impactante y traumático para su persona.
Sus familiares y amigos se asustaron un poco cuando la vieron llorar, pero en cuanto su mejor amigo Shaun cruzaba la sala principal con el pastel de chocolate cantando "las mañanitas" los demás comenzaron a cantar también. Su hermanita no la soltaba, su agarre era fuerte en su hombro, dándole un beso en su frente.

—¿Porqué llora? —pregunta al fin su padre, agarrándola de su hombro y limpiando parte de sus lágrimas.
—¡Creo que está muy emocionada, pa! —responde Ixchel intentando calmar las aguas, pero eso en vez de ayudar, empeoró su llanto.

Metztli se cubría la cara con ambas manos, sin querer ver ni sentir ninguna de las emociones abrumadoras de sus seres queridos, a pesar de que todos hacían su mayor esfuerzo por hacer de ese un momento entrañable, por dentro una furia y coraje atravesaba el corazón de la pobre bruja destrozada.
En cuanto terminaron el cantico, y Metztli vió las veinticinco velas que conformaban su pastel de cumpleaños, solo un deseo estaba en su mente, uno solo. Mientras las voces sonoras del clásico  “Pide tu deseo”.

—Deseo... —sus ojos brillaban, no solo por las lágrimas que salían de su ahora roto corazón, también el reflejo de las velas era demasiado fuerte para su vista.

(No importa que sea algo irreal, es mi última oportunidad. Soy bruja, soy... Magiak. Sé lo que ocurrió, aunque es mi último recurso. No importa que sea mi único deseo de veinticinco años, necesito hacerlo...)

(Deseo...)

(Deseo que puedas tener una segunda oportunidad, seas quien seas. Deseo... Tenerte conmigo, aunque suene irreal y jamás pude conocerte.)

(Solo deseo... Que estés conmigo.)

Su última petición fue la clave para soplar las veinticinco velas, acompañado de los muchos aplausos que la rodearon, felices de estar con ella, con su mejor amiga, hermana, sanadora, protectora e inteligente Metztli...

Ja.
¿Inteligente?
  ¿De verdad fue inteligente lo que hizo?
¿De verdad estuvo bien?

Aunque su deseo se viera inocente, fue una de las mayores anclas que Metztli pudo ejercer a un espíritu que merecía descansar después de todo lo que vivió.

El deseo de Metztli se volvió en una condena para su alma gemela.

Él ahora tiene que cumplir.

  Cueste lo que cueste.

My Only Moonshine (Sunny Day Jack X OC)Where stories live. Discover now