Capítulo 5: Laberinto.

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Semanas después, luego de mantener la calma entre ellos durante todo ese tiempo, la primavera había desplegado su paleta de colores frente a los ventanales de aquel apartamento lujoso en Seúl. Las cortinas color crema ondeaban ligeramente con la brisa fresca y cálida que acariciaba la ciudad. Hyerim, inmersa en la rutina diaria, había logrado encontrar una extraña calma en su vida junto a Minho. Las sombras que en un momento le inquietaban ahora se diluían en la cotidianidad.

Comenzaba el fin de semana y el día transcurría como una melodía apacible, con los rayos del sol filtrándose entre las cortinas mientras Hyerim se dedicaba a adornar el hogar con pequeños detalles. A lo largo de las semanas, las dudas que una vez nublaron su mente se desvanecieron, dejando lugar a la ilusión de una vida perfecta.

Minho, por su lado, se movía con una gracia calculada entre las sombras de su propia existencia. En los pliegues de la noche, cuando solo las estrellas eran testigos, se enfrentaba a su pasado. Viejos recuerdos emergían como fantasmas sin piedad, persiguiéndolo con susurros de culpas sepultadas. Aun así, cada pieza de su historia permanecía resguardada dentro de una caja de madera.

En una tarde serena de Sábado, Hyerim encontró a Minho absorto en pensamientos frente al ventanal de la sala de estar. Llevaba una hora entera en el sofá con un café, probablemente ya frío. Su mirada perdida en la lejanía sugería un universo propio, desconocido para ella.

Hyerim:

- Minho, ¿en qué piensas? - Preguntó Hyerim, rompiendo la quietud con un tono suave.-

Minho desvió su mirada hacia ella, sus ojos reluciendo con esa chispa de misterio que tanto le caracterizaba. Palmeó el lado izquierdo del sofá, esperando que se sentara con él. En cuanto lo hizo, respondió.

Minho:

- En el pasado, Hyerim. A veces, se asoma como un espectro, ¿sabes? - Respondió con una sonrisa enigmática.-

Esa respuesta evasiva no hizo sino profundizar el misterio que rodeaba a Minho. La intriga burbujeaba en el corazón de Hyerim, pero una extraña necesidad de preservar la paz que creía haber encontrado la frenaba de indagar más a fondo.

Los días se volvían una sucesión de escenas, entre cenas cuidadosamente preparadas por Hyerim y noches en las que Minho parecía perderse en los recovecos de su propia mente. Sin embargo, en la superficie, todo permanecía inalterado, como si la realidad y la ficción bailaran en una danza armoniosa.

Al día siguiente, mientras se encontraba limpiando la sala, Hyerim descubrió una antigua fotografía caída bajo el sofá en el que estaba Minho el día antes, tan pensativo. En ella, un adolescente sonreía tímidamente frente a la cámara, junto a un hombre, una mujer, y otro muchacho que tenía la cara rayada con bolígrafo. Intrigada, quiso conocer más, pero él llegó.

Minho entró, su expresión inmutable como siempre, pero Hyerim pudo percibir una sombra en sus ojos fijados en las manos de la jóven que sostenían la fotografía, como si el pasado hubiera susurrado algo que solo él podía entender.

Hyerim:

- ¿Qué es esto? - Preguntó ella cuidadosamente, mostrándole la fotografía. No quería perturbar la paz que tenían.-

Minho la observó con una intensidad que le resultó desconcertante. Luego, con un suspiro apenas audible, tomó la fotografía.

Minho:

- Solo un recuerdo, cariño. Uno del que no hay mucho que contar.-

La respuesta no dejó satisfecha a Hyerim, pero algo en la manera en que Minho evitó su mirada le hizo decidir no presionar más. Aun así, la semilla de la duda quedó sembrada en su mente.

- METAMORPHOSIS - Lee Minho, Kim Hyerim.Where stories live. Discover now