- METAMORPHOSIS - Lee Minho, Kim Hyerim.

Capítulo 6: Un juego de...

Hyerim, después de haber compartido los recuerdos de su juventud, se encontraba en una encrucijada emocional. La fotografía antigua, ahora reposando en una mesa de la sala, era un eco constante de una historia que ella solo apenas empezaba a comprender.

La estación primaveral florecía fuera de su hogar, pero dentro, un silencio incómodo llenaba el espacio. Hyerim, cansada y decidida a preservar la paz que había encontrado con Minho, optó por dejar de indagar en los recovecos del pasado. Sin embargo, una sombra persistente se cernía sobre el presente, recordándole que algunos laberintos eran mejores sin explorar.

Una mañana, después de una noche en la que el viento había susurrado secretos olvidados, Hyerim decidió liberar a Minho de las sombras que lo perseguían. Encontrándolo en su estudio, ella tomó una decisión. Entró sin pedir permiso, se acercó a él con seguridad, y lo abrazó por la espalda.

Hyerim:

- Minho, creo que es tiempo de dejar atrás lo que fuimos y centrarnos en lo que somos. El pasado es un laberinto complicado, y no quiero ser una intrusa en tus recuerdos.- Habló suave.- 

Minho, con una expresión agradecida pero cargada de melancolía, asintió. La puerta del pasado se cerraba lentamente, y con cada paso, Hyerim sentía que el presente podía construirse sobre cimientos más sólidos. Mientras el, sentía una sensación de calma que hace años no tenía.

Mientras ella decidía apartarse de los recuerdos, Minho se sumergía en un laberinto diferente. Las sombras de su juventud, una vez mantenidas a raya, ahora emergían con fuerza. Aquel adolescente de la fotografía que tenía la cara cubierta con bolígrafo, era una figura del pasado llamada Kim Joon-Ho,  persona que atormentaba a Minho años atrás y una vez creyó que se había terminado, apenas llegaron a su nuevo apartamento, otra carta fue recibida por Lee Minho. Era él, Joon-Ho, él sabía que estaba pronto a casarse, y regresaba a arruinar su vida nuevamente.

Luego de compartir unas horas llenas de amor con su pareja, Minho con una determinación silenciosa, salió del apartamento hacia el bullicio de los barrios bajos de Seúl. Las calles vibraban con la energía de una ciudad que nunca dormía, pero sus pasos eran medidos, como si cada uno estuviera marcando el ritmo de una danza secreta.

Negocios pendientes y fuertes deseos llamaban a Minho, una deuda con el pasado que no podía eludir. Se adentró en el mundo de tratos oscuros y alianzas inciertas, donde los susurros de Joon-Ho se entrelazaban con los ecos de días pasados, tiempo donde Minho deseaba morir.

Las conversaciones en callejones sombríos y los acuerdos sellados en la penumbra del submundo tejían una red compleja. Minho, como un jugador astuto, se movía entre las sombras con la gracia de quien ha bailado esta danza antes. Sabía como jugar este juego, y aunque Joon-Ho tenga toda la mafia japonesa respaldandolo, Minho era un prodigio en el arte de moverse como una brisa silenciosa.

Joon-Ho, una presencia omnipresente pero esquiva, emergía como un enemigo astuto. Las negociaciones, en apariencia rutinarias, ocultaban capas de intrigas que solo aquellos pocos familiarizados con los secretos del pasado podrían descifrar.

Mientras Minho avanzaba por los callejos, Hyerim, en el apartamento ahora impregnado de la serenidad que ella misma había traído, se encontraba sin saberlo entre dos mundos. La paz recién hallada y la intriga de lo desconocido la envolvían, como si la línea que separaba su presente del pasado fuera más tenue de lo que imaginaba.

...

La red de conexiones de Minho se extendía como hilos invisibles, tejidos con habilidad entre las sombras del poder. Su paso por los círculos más oscuros de la ciudad le otorgó aliados inesperados y enemigos ocultos. Mientras la ciudad palpitaba, Minho disfrutaba de bailar en el filo de la ilegalidad.