Una cena no deliciosa

150 14 3
                                    

Ahora qué tengo tiempo de sobra, quisiera entender varias cosas sobre la vida. Pensar en si de verdad alguna vez estuve solo, es curioso pensarlo porque conocí a tantas ratas que no me acuerdo muy bien de ellas. No tenían nombre, pero había veces que hablaba con ellas y hablaban sobre la vida y la comida, eran como dos cosas que nunca se podían separar: Vida y comida.

Es una realidad que todos necesitamos comida para sobrevivir, todo el tiempo vamos a necesitar comer para que todo nuestro sistema funcione, es sólo que quería pensar más allá y ver más allá pero todo el tiempo necesitaba comida.

Alguna vez llegue a conocer a una "rata de casa" (ella se hacía llamar así) y hablaba de tantas cosas tan raras que no entendía, era extraña, era una rata limpia, una rata sin heridas o dolores, llegué a pensar que tal vez sabía cocinar o tenía un cajón con ropa y hablaba con humanos para navidad. Era una rata torpe, le hablaba sobre las grandes ciudades y el mundo en general, y ella sólo balbuceaba idioteces "¿Ya será hora de comer?" "Tengo hambre" "Hermoso" "Cariño" "Precioso ratón" "Jaime me llamo".

Quise entender porque un idiota tenía tanta suerte para vivir en esas condiciones, no lo entendía sinceramente...

Todo el tiempo lo único que quería era dejar de descender, dejar de estar cayendo cada vez más, ser algo más que una rata, dar comida a las demás ratas, poder tener un lugar seguro o algo que poder ser. Sólo que no entendí que hice mal y un día pasó una tragedia. El mundo de los humanos se paró, no había comida, no había nada, todo estaba vacío, parecía que todos estaban dentro de sus casas y quise saber la razón, sólo que no sabía el porqué. Las pláticas sobre alimento se disminuyeron porque cada que hablábamos de eso nos dolía el estómago y... pasó la tragedia, murió uno de nuestros amigos y ninguno de nosotros lo pensó, alguien dijo: "Ya está lista la cena..."

Nadie nunca razonó, ese pequeño ya estaba en huesos a los pocos segundos. Quise entenderlo (como todo en esta vida), solo que no hubo, no había y no hay una explicación para muchas cosas en la vida. Su mirada perdida parecía pedir a gritos ir a un lugar mejor, sólo que nadie de nosotros sabía que lugar era este, si el bueno o el malo y realmente nadie se lo preguntaba.

Cada día íbamos en descenso, nuestras vidas no eran más que vidas olvidadas. Nada más imagina rodear tu hocico de sangre de un camarada y ver que su mirada únicamente pedía irse... realmente no quería estar aquí, sólo que tampoco quería morir tan fácil. Pensé en aquel ratón de casa y dije "Ojalá te toque una vida parecida"

Crónicas de una rata muertaWhere stories live. Discover now