𝗧𝗛𝗘 𝗧𝗥𝗨𝗧𝗛 𝗨𝗡𝗧𝗢𝗟𝗗

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song ; the truth untold
by ; bts
ship ; irene + blackpink' Jennie, jenrene
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song ; the truth untoldby ; btsship ; irene + blackpink' Jennie, jenrene0:14 ━●───────────── 08:01◀︎◀︎ ❚❚ ▶︎ ▶︎

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Las noches cada vez eran más y más frías y el pequeño cuerpo de la pálida chica ya no podía resistirlo. Pero no se trataba del frío que había estado congelando las ramas de ese viejo sauce que se encontraba en la entrada de su castillo, se trataba de ese temible, y algunas veces mortal, frío del corazón.

Poco a poco se iba quedando sin una razón ajena por la cual latir, los recuerdos de vidas pasadas se habían estado borrando de su memoria dejando fantasmas de sentimientos. La profundidad de un hoyuelo era suficiente para ahogarla en su vacío.

Habían pasado ya siglos desde que Irene se adentró en el bosque buscando una vida, una vida que le fue arrebatada en una noche como esa.

Si, siglos.

Lo que consiguió fue un enorme y desolado castillo, y aunque se notaba que llevaba algo de tiempo abandonado, tenía todas las comodidades que la pequeña pelinegra podría necesitar. Pero no había lujo alguno dentro de ese castillo que acomodara a su corazón.

Entre sus altos muros escondió ese bradi latente corazón y su existencia completa. No quería volver con los de su clase, ni tener que ver cómo ese camino de gardenias ya no tendrían quien las cuidara.

Justo por eso se dedicó a aquello que su amada solía hacer con la misma cantidad de amor que le tenía a Irene.

De esta forma el jardín externo del castillo tomó toda la vida que su habitante había dejado ir. Gardenias, amapolas, margaritas y hasta lirios de agua; toda flor que Irene conseguía en sus muy raros paseos por el sendero, ella arrancaba un pequeño ejemplar para poderlo hacer crecer en su propio jardín.

Cada nueva flor que crecía era una lágrima para la solitaria mujer.

Su eterna soledad solo parecía envejecer su dolor y su furia ante las vueltas que dió su propia vida. Cada noche fría recordaba como solo sostener la mano de aquella otra mujer podía hacer que ese invierno cambiará a un fresco verano.

Las cuatro estaciones se podían encontrar en esa antigua amante. El calor del verano en su cuerpo, el dulce aroma de la primavera en su piel, la acertante familiaridad del otoño en su pensar, el calante frío del invierno en su manera de defender a la mayor de cualquiera que se atreviera a lastimarla.

Los siglos solo eran horas y los años minutos para Irene.

Sin embargo... Todo cambió sin previo aviso, el cual le hubiese gustado a la pelinegra tener para estar lista a lo que le esperaba.

En un absoluto silencio en ese florecido jardín, unas manos expertas comenzaron a cortar las flores. Solo se podía escuchar la brisa moviendo las hojas de los grandes árboles y el distintivo sonido de unas tijeras.

❝𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝐏𝐓. 𝐈𝐈❞ - red velvetWhere stories live. Discover now