Capítulo 4: Una rosa en Invierno

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—Pero tía

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—Pero tía...yo amo al capitán Brown con todo mi corazón. No puedes prohibirme que le vea, no tienes ningún derecho. No es tu vida de lo que estamos hablando. Es de mi vida y yo elegiré el hombre con quien compartir la mía.-Dijo Rose con firmeza apretando los puños e intentando contener sus intensas emociones.

Los ojos esmeraldas de la joven brillaban con determinación. Se sentía incomprendida, no podía creer que la hermana de su padre, la persona que había estado velando por el bienestar de la familia, la que protegía a su hermano desde la sombra fuera tan inflexible. Rose creía en el amor y estaba segura de que las intenciones del capitán eran honorables. Sabía que iba a tener la oposición de Elroy pero no esperaba que se mantuviera firme, que se negara a escuchar su punto de vista y que objetara razones de clase para justificar sus argumentos. Aquello había acabado por soliviantar su ánimo, encendiendo aquel fuego en su interior. Una emoción intensa, temperamental que animaba su espíritu luchador y fuerte. Un espíritu indómito del que le había hablado Vincent y que le había hecho enamorarse perdidamente de ella. Rose no estaba dispuesta a dejarse manipular por su tía.

No cuando su felicidad estaba en juego.

—Eres joven, querida. No sabes lo que quieres...—Alegó Elroy condescendiente.

Rose torció el gesto con desagrado al oírla. Pero no dijo nada, intentando recuperar la calma y la claridad mental necesaria para poder enfrentarla. Así que esperó a que su tía bajara la guardia.

Elroy continuó exponiendo su anticuado y conservador punto de vista intentando disuadir a su sobrina de continuar la relación con el joven capitán mercante. Era escandaloso. Había llegado a sus oídos que incluso tenían planeado casarse. Y ella no lo podía consentir. No iba a permitir que ningún Ardlay bajo su protección cayera tan bajo.

—Es ridículo que te hayas dejado convencer para cometer semejante locura, Rosemary. Ese capitán Brown no puede pasar a formar parte de la familia. Es un hombre sin clase ni categoría social: un trabajador, un don nadie, un pobre hombre que seguro que va tras el dinero y el prestigio de nuestra familia.

—¡Oh... qué barbaridad ! No...no en absoluto. Te equivocas, tía. Como todos en esta casa. —La condescendencia y los prejuicios de clase de la tía abuela eran demasiado irritantes para la paciencia de Rosemary que estaba dispuesta a todo por el hombre que amaba. Sin embargo, no quería que por culpa de su decisión hubiese una fractura en la familia.

Y sobre todo, no quería separarse de su hermano pequeño por no saber dominar su temperamento.

—Mi padre habría querido que yo fuera feliz.—Objetó Rosemary tratando de ablandar el corazón de su tía. Ella iba a añadir algo pero su hija Sara le salió al paso.

Tenía una extraña sonrisa en el rostro. Se diría que estaba disfrutando con la confrontación que había surgido en aquella aparente anodina tarde de té y pastas de mantequilla.

Amor CautivoWhere stories live. Discover now