Extra 2: Citas Flasas para Divertirse Fugazmente

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En medio del mercado de la capital había una pastelería de excelente reputación. El negocio iba viento en popa, pero para entrar en el local los clientes debían cumplir ciertas condiciones. Al parecer, la tienda sólo aceptaba parejas como clientes. Rishe lo había descubierto en su segunda salida clandestina con Arnold, cuando volvían de dar las gracias al dueño de la joyería por su anillo.

"Al menos eso es lo que he oído. Mientras esperamos en esta fila, por favor, ¡finge que somos una pareja!"

A su lado, Arnold se llevó una mano a la frente y suspiró. "No puedo creerlo."

La cola fuera de la tienda era larga. Seguramente era un terreno desconocido para Arnold, pero el motivo de su mirada hosca parecía ser que Rishe le había propuesto fingir que eran pareja.

"No veo por qué tenemos que fingir. Estamos comprometidos. ¿No es suficiente?"

"Bueno, aparentemente, no te dejan entrar sólo porque estés casado. Su argumento de venta es el ambiente exclusivo para parejas. Si relajaran las restricciones, su reputación se resentiría. Creo que nos rechazarían si estuviéramos formalmente comprometidos."



En la mente de Rishe, ser "pareja" y ser "novios" eran dos cosas claramente separadas. Arnold pareció entenderlo y cedió al fin. Rishe se encontró haciendo cola preparada para interpretar el papel de novia de Arnold y, tal como esperaba, le costó relajarse.

"Siento que el empleado que vigila la cola nos mira mal."

Despreocupado, Arnold dijo: "Es sólo un ciudadano normal. Estás paranoica."

"No se puede subestimar la capacidad de observación de un comerciante. Practican todos los días para detectar moneda falsa y gente que se irá sin pagar."

"Parecen ofensas bastante específicas, pero..."

Rishe observó su entorno con gran cautela. Debemos ser minuciosos con nuestro acto. Tal vez imitar lo que hacen los demás.

Haciendo pleno uso de los sentidos que había perfeccionado en su vida de caballero, Rishe se dio cuenta de algo. Una vez superada la sorpresa, miró a Arnold. Haciendo acopio de su voluntad, se acercó a él, sólo para que la mirara con una mueca.

"¿Qué pasa ahora?"

"Mira a la gente que nos rodea." Rishe tiró de Arnold por la manga y le susurró: "Las parejas reales están una al lado de la otra. Pero teníamos espacio suficiente para una persona entre nosotros, ¿verdad?"

"..."



Todavía tengo el hábito de mi vida anterior de mantener el espacio para desenvainar mi espada. Y supongo que el Príncipe Arnold es igual.

Imitó a las otras parejas y se acercó, rozando casi con el hombro el brazo de Arnold.

"Ahora que lo pienso, una parece íntima con un caballero si se acurruca un poco a su lado. Lo aprendí hace mucho tiempo, durante mis clases de princesa heredera en mi país."

"¿Oh?" La voz de Arnold era más baja de lo habitual. Rishe le miró, preguntándose por qué. Sus ojos verdes se encontraron con los azules. Su brillo también era ligeramente más oscuro de lo habitual. "¿Serían lecciones que tomaste para ser la reina de otro hombre?"

"¿Eh?" Antes de que Rishe pudiera reaccionar a la inesperada pregunta, Arnold le rodeó la cintura con el brazo resoplando.

"Bien. Si tanto insistes, te seguiré el juego y fingiré." "¿Q-Qué? ¡Espera, Príncipe—eep!"

¡La villana disfruta de una vida sin preocupaciones casada con su peor enemigo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora